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Nadar en dos aguas

Vladimir Alejandro Hernández Mojarrieta es miembro de la selección nacional cubana de natación y además cursa el tercer año de Licenciatura en Contabilidad y Finanzas en la Universidad de La Habana

Autor:

Javier Rodríguez Perera

 

A quien dude sobre la posibilidad de llevar al unísono una trayectoria deportiva en el alto rendimiento y una carrera universitaria exigente, le pongo el ejemplo de Vladimir Alejandro Hernández Mojarrieta. Tiene 21 almanaques, es miembro de la selección nacional cubana de natación y cursa el tercer año de Licenciatura en Contabilidad y Finanzas en la Universidad de La Habana. 

«Es un reto demasiado grande. En una parte del primer año, solo podía entrenar una vez al día, ya después tuve seis meses sin competencias y aproveché para terminar bien el curso. Mi segundo año de universidad coincidió con mi participación en el Mundial de Budapest. Me levantaba a las seis de la mañana para entrenar y cuando concluía, me dirigía directo a mi Facultad. Al terminar mis clases, iba de nuevo a prepararme y a hacer ejercicios en el gimnasio.

«Apenas disponía de dos horas para estudiar, porque debía acostarme a las diez de la noche. Ese fue un curso muy desgastante, porque coincidieron tres eventos internacionales con los estudios, con las pruebas. Por suerte finalicé limpio y eso, en gran medida, es gracias a mi familia que siempre me ha impulsado y me ha ayudado a no pedir nunca una licencia. Hace pocos días comencé el tercer año. Estoy dispuesto a continuar con este sacrificio, me encanta la natación y mi carrera universitaria», dice el habanero a Juventud Rebelde.

Vladimir, sobrino de Luisa María Mojarrieta, entrenadora por varios años del conjunto antillano, conoce de sobra el concepto de sacrificio desde mucho antes de empezar en la universidad. Cuenta que desde pequeño ha sufrido bastante en la natación y a veces ha pensado que la vida insiste en separarlo de esta bella disciplina deportiva. No obstante, al decir de sus palabras, es un joven caprichoso y eso lo ha mantenido en el camino deseado. 

Cuando era niño, asegura, no lo aceptaron en la Escuela Nacional, de ahí que permaneció un año entrenando fuera con la profesora Mirta. Posteriormente implantó un récord juvenil, subió al equipo nacional y, como la gran mayoría de los deportistas, sufrió las consecuencias de la pandemia, al estar alrededor de 24 meses sin competir y preparándose en el mar durante un tiempo considerable. 

Después de intervenir en los primeros Juegos Panamericanos Júnior, en 2021, se alejó de la natación por dos años debido a problemas personales. Nuevamente su familia tuvo un peso fundamental en su trayectoria y lo respaldó para que retornara. No obstante, el regreso no sucedió de la manera pensada, pues sufrió una apendicitis que complejizó el proceso. 

«Apenas tuve un mes de recuperación y siete semanas de preparación para el Mundial de Budapest, Hungría, en diciembre de 2024. Entrené con mucho dolor y allí me fue bien. Ya en 2025 competí en el Open de Santo Domingo, República Dominicana, el Campeonato Mundial de Singapur y en agosto asistí a mis segundos Juegos Panamericanos Júnior. Todos esos certámenes han contribuido a mi formación deportiva. Mi siguiente objetivo es clasificar para los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Santo Domingo 2026», sentenció.

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