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Ante los problemas de La Habana, sacudirnos de toda pasividad

Este sábado la dirección del país sostuvo un encuentro con dirigentes de las organizaciones, instituciones y entidades a quienes concierne dar solución a los principales problemas que hoy tiene La Habana. La jornada fue encabezada por el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista y Presidente de la República de Cuba, Miguel Díaz-Canel Bermúdez

 

Autor:

Alina Perera Robbio

 

Por segunda ocasión —la primera tuvo lugar el viernes en la tarde—, este sábado la dirección del país sostuvo un encuentro con dirigentes de todas las organizaciones, instituciones y entidades a quienes concierne dar solución a los principales problemas que hoy tiene La Habana.

Dirigido por el Primer Secretario del Comité Central del Partido y Presidente de la República de Cuba, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, el capitalino Palacio de las Convenciones fue el escenario de un ejercicio que se ha propuesto la atención rápida, intensa y con el mayor orden posible, a una ciudad en la cual se han ido acumulando desafíos pendientes de solucionar, y donde actualmente hay tres asuntos que exigen la coordinación de múltiples fuerzas: la distribución de la energía eléctrica, el abasto de agua, y la recogida de los desechos sólidos.

Desde que el viernes se rompió la inercia, una de las principales lecciones que se han derivado de cuanto se está haciendo es que, en poco tiempo, ha habido capacidad para organizar el trabajo. Así reflexionó el Jefe de Estado, quien también habló de otros aprendizajes: Primeramente, dijo, tener conciencia de que es grande la envergadura de una meta cuya esencia es ordenar y limpiar la ciudad, lo cual demandará —como razonó el mandatario— mantener los ritmos del esfuerzo.

El otro aprendizaje tiene que ver —y así lo expresó Díaz-Canel— con identificar al detalle «problemas cotidianos que se han estado acumulando». En ese punto de su intervención hizo referencia a un tema como la distribución del combustible, frente donde se han estado dando múltiples irregularidades relacionadas con los puntos en los cuales pipas, camiones y otros equipos deben alimentarse, y donde la práctica ha dejado en claro la necesidad de un control estricto.

La vida nos está diciendo que estas horas dejarán como fruto una mayor capacidad para ordenar los modos en que se funciona, reflexionó el mandatario, quien invitó a «sacar las mejores experiencias de este ejercicio».

Sobre el tema de la energía eléctrica y su distribución, el Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba hizo énfasis en la importancia de respetar cada programación que se diseñe. Y a propósito del momento tan complejo que vive el país en lo referido a su Sistema Electroenergético Nacional, habló sobre el valor del ahorro y que todos los actores económicos consuman lo establecido. El que se exceda, aunque pueda pagar el gasto, tendrá que parar, razonó el dignatario, a propósito, en un contexto donde las restricciones deben ser uniformes.

En cuanto al servicio del agua, Díaz-Canel recalcó que la prioridad del vital servicio debe darse, en estos momentos y en la medida en que se advierta una recuperación, a quienes sufren mayores atrasos con el consumo. Igualmente, indicó montar sistemas de control estrictos en los puntos de carga de agua.

Al referirse a los reclamos a los que la población tiene derecho y que muchas veces son por inconformidad ante la ausencia prolongada de algún servicio, el Presidente recalcó que estos deben hacerse en los espacios pertinentes: del Partido, del Gobierno, de las instituciones
responsables; pero no cerrando calles u otros espacios que son de todos: «Hay que hacerlo de manera decente, civilizada, sin importunar».

De otras indicaciones habló el mandatario: todos los centros tienen que irradiar acciones de limpieza y orden a sus respectivos entornos; hay que vincular a la población, incorporarla a todo lo que se haga, apoyarse en ella para el control; y sobre la distribución del combustible, hay que organizarla muy bien en cada servicentro, en cada lugar.

«Vamos a ganar la pelea», afirmó el dignatario, quien convocó a «sacudirnos de tanta pasividad». Hacia el final de sus reflexiones, que apuntaron a la necesidad de tener una capital más limpia, ordenada y funcional, Díaz-Canel resaltó: «Todo lo que podamos resolver tenemos que resolverlo», incluso —dijo— aquello que parece imposible.

El de este sábado fue un encuentro sin medias tintas, muy expedito, donde también estaban el Primer Ministro, Manuel Marrero Cruz; y el secretario de Organización del Comité Central del Partido Comunista, Roberto Morales Ojeda —ambos, miembros del Buró Político. También se encontraban otros altos dirigentes del Partido y del Gobierno, así como de las organizaciones políticas y de masas. 

A través de la conducción de la vice primera ministra Inés María Chapman Waugh, se fue pasando revista a la situación de los municipios. En cada uno de esos pequeños escenarios se ha implicado un ministerio; y en territorios como Centro Habana, donde la densidad poblacional y la envergadura de los desafíos son mayores, se cuenta con la ayuda de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR).

En voz de varios dirigentes fueron escuchados conceptos clave para estas horas: Si no hay sistematicidad, el trabajo no se podrá notar; todavía falta mucho por hacer, y todavía falta mucha convocatoria por desplegar; hay que informar, informar, e informar.

El Primer Ministro hizo referencia a la necesidad de controlar los escasos medios con que se cuenta. Lo dijo en alusión, por ejemplo, al transporte de carga, y al combustible. Expresó, además, que los jefes de las instituciones deben tener muy claras las prioridades de labor del día siguiente; y que las reuniones hay que dosificarlas, pues de lo que se trata es de estar más en el terreno.

«Hace falta mucha gente haciendo, transformando las situaciones», definió Morales Ojeda, quien resaltó la importancia del trabajo persona a persona, casa a casa; al tiempo de resaltar que, si se articulan todas las fuerzas revolucionarias, es mucho lo que se puede hacer.

El miembro del Secretariado del Comité Central del Partido Comunista y jefe de su Departamento Agroalimentario, José Ramón Monteagudo Ruiz, razonó que «aquí lo que se requiere es resolver el problema». Él no pasó por alto que «hay mucha basura en La Habana, hay muchos escombros, y que para recogerlos hay que estar bien organizados»; que se cuenta con 474 equipos, pero que el éxito dependerá de la exigencia, del control, del acompañamiento a los protagonistas, y de convocar a todos.

Como se dijo en el encuentro, no será esta una reunión más sino un paso importante en un camino largo, difícil pero no imposible, de levantar a La Habana que tanto se lo merece.

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