Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

En los zapatos de la gente

La fórmula de Pedro Lizardo es la gobernanza con y desde la gente. Nada humano y doloroso le es ajeno, con su estilo problémico y resolutorio. No le ha sido fácil la batalla contra la desidia burocrática

Autor:

José Alejandro Rodríguez

 

Pedro Lizardo Garcés Escalona, presidente del Consejo Popular La Rampa, en el municipio capitalino de Plaza de la Revolución y delegado de la circunscripción 6, está promoviendo una gobernanza con y desde la gente que ya da de qué hablar. Es un laboratorio democrático y sudoroso calle arriba y calle abajo, con el principio de que nada humano y doloroso le es ajeno a quien representa a los de a pie, y pretende implicarlos en el control de sus propios asuntos. Un mentís al formalismo, las rutinas y el esclerosamiento en nombre de dos palabras que no pueden perder su filo: Poder Popular.  

Es un adelantado este guerrero de estilo problémico y resolutorio. Va a la vanguardia de quienes sueñan y luchan, no sin laceraciones, por un socialismo mucho más democrático y pleno en tiempos tan duros, cuando de tanta escasez, se llegan a extraviar también muchos empeños vigorizantes y propositivos a la sombra de las cruentas carencias.

Servidor consecuente del soberano, no le ha sido fácil la batalla contra la desidia, las trampas de los bandidos y de los burócratas que no ven ni oyen con cerril dogmatismo. Todo el mundo cabe en su agenda de urgencias, sin distinciones ni esquinamientos o etiquetas. Y de vez en cuando estalla ante la incomprensión y dejadez de quienes, lejos de solucionar, promueven más problemas y obstáculos. 

Batallar donde otros se cansan

Pedro Lizardo ha logrado un liderazgo a base de probar fuerzas y de crear e ingeniar donde otros se adormilan plácidamente. Aprovecha la omnipresencia de las redes para recoger cada noche el aluvión de quejas, insatisfacciones y alertas ciudadanos en su sitio Gente de Barrio, donde cabe todo, o casi todo. 

Y al día siguiente ese es su orden o desorden del día: Va a cada asunto de frente y luchando, con valentía y el machete moral en la mano. «A formar lío», como le gusta decir. A darle la cara al problema, en una sabia complementación del registro virtual con el cara a cara, sea quien fuere el responsable de tanto desastre.

Pedro Lizardo asegura que cuenta con un grupo valioso de voluntarios que le secundan en las noblezas y también en los tajantes enfrentamientos a los desparpajos. FOTOS: Jorge Cruz Fraga

Uno de sus fuertes es la solidaridad con los que más sufren las carencias: los vulnerables, embarazadas y niños de bajo peso; los ancianos, sobre todo los solitarios. Al propio tiempo ha logrado nuclear y sensibilizar a los emprendedores privados del consejo popular en ese empeño.

Aclara que tiene un grupo valioso de voluntarios que le secundan en las noblezas y también en los tajantes enfrentamientos a los desparpajos y excesos de siempre, y en un arranque de triunfalismo nombró a su destacamento como La Victoria.

Fue noticia hace unos días la inauguración del Sistema de Atención a la Familia (SAF) El Rampeño, en la calle J entre 15 y Línea, con la presencia del Primer Secretario del Comité Central del Partido y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez. Nada tuvo que financiar el Estado.
La belleza y el primor de ese sitio tan elegante y confortable para los humildes comensales se levantó con la generosidad de los negocios privados del Consejo Rampa: aire acondicionado, muebles, vajillas, pintura, decoración y tantas finezas.

Ganancias y corazón generoso

No es aislado tal desprendimiento. Pedro cuenta sistemáticamente con esos emprendedores, porque cree que el lado bueno del corazón puede coexistir con las ganancias y servirse de ellas; porque, como dice el poeta, «tener no es signo de malvado, y no tener tampoco es prueba de que acompañe la virtud». Y porque Cuba necesita de esos privados, de su participación en la obra común, sin reservas ni prejuicios estigmatizantes.

Muchos representantes del sector no estatal, como los de La Carreta y Vita Nuova, donan gratuitamente las cenas de los humildes, especialmente las de los 24 y 31 de diciembre, los días del Educador y del Trabajador de la Salud. Reparten juguetes a los niños pacientes del Oncológico. Y los de La Carreta, cuando recuperaron el tradicional restaurante habanero de las ruinas para su flamante negocio, remozaron con sus bolsillos los apartamentos de los vecinos de ese edificio.

Pedro tuvo una vez la ecuménica iniciativa de crear encuentros con los emprendedores privados, que ya hoy se celebran mensualmente, con la asistencia de los inspectores, el Intendente, el Partido en el municipio y el Consejo de la Administración. Las primeras citas eran bastante calenturientas y controversiales, pero hoy priman el diálogo, la puesta de acuerdo y la concertación para las iniciativas.

Gracias al esfuerzo y dedicación de muchas manos (actores estatales y no estatales), el pasado 1ro. de octubre, Día Internacional del Adulto Mayor, se celebró en El Rampeño un almuerzo diferente. FOTOS: Jorge Cruz Fraga

Y el parque de Línea y L es escenario de ferias comerciales  cuyo único requisito para los potenciales ofertantes es rebajar los precios. Allí también se suman la representación artística para niños y adultos, la práctica del deporte y actividades recreativas y hasta ferias de empleo. Todo lo que acerque e ilusione.  

Este 1ro. de octubre, Día Internacional del Adulto Mayor, se celebró en El Rampeño con un suculento almuerzo donado por La Carreta, los postres de la dulcería Chantilly y el helado, una donación hecha por la estatal heladería Coppelia, entre otros. 

Previo, Pedro Lizardo había convocado a un maratón de donaciones para los veteranos: ropa, y hasta collares, aretes y pulsos para las ancianas. Música del recuerdo, bolerones nostálgicos y guarachitas. De regreso a sus casas, los ancianos sentían algo distinto que atenuaba los dolores articulares y los achaques de haber vivido tanto, y no siempre bien.

El aire acondicionado de El Rampeño corrió a cargo del trabajador por cuenta propia, Yasiel René Hernández Román. FOTOS: Jorge Cruz Fraga

Al final, acompañé a Pedro Lizardo hacia el humilde hogar que comparte con su esposa y sus tres hijos. Un hombre que ayuda tanto al mejoramiento del prójimo, vive con estrechez, y humildad. En la pequeña sala, un obsoleto y renqueante ventilador que apenas alivia la canícula. Muebles improvisados, y un refrigerador «entizado» con unas medias panties de su esposa para que no se le escape el «frío», porque la puerta no le cierra bien. Qué paradoja, en nombre del servicio público. Cuánta autoridad moral de quien piensa y obra en plural. ¡Qué falta haría, ante tantos problemas que nos acechan, multiplicar «pedroslizardos» en este país!

Comparte esta noticia

Enviar por E-mail

  • Los comentarios deben basarse en el respeto a los criterios.
  • No se admitirán ofensas, frases vulgares, ni palabras obscenas.
  • Nos reservamos el derecho de no publicar los que incumplan con las normas de este sitio.