Solo una grada adorna los alrededores del lugar. Autor: Heidi Calderón Publicado: 26/11/2022 | 08:15 pm
BARAJAGUA, Holguín.—La pelota, inalcanzable para el cácher, atraviesa el backstop bajo el árbol de salvadera y va a la maleza exterior. Allá la buscan varios aficionados, entusiastas como los otrora integrantes del Ferguson, equipo que los fines de semana le daba uso al terreno de béisbol.
Ubicado a un costado de la carretera al este holguinero, al estadio Tomás Rodríguez las divisiones político-administrativas lo asentaron en una especie de «triple frontera», dado que ocupa metros cuadrados de los municipios holguineros de Cueto, Báguano y Urbano Noris.
Lo colindante lo convierte en un sitio peculiar, junto a su estado de conservación en la grama y el diamante, que tal parece nunca se descuidan.
Algunos precisan sus orígenes en la década del 30 del siglo pasado y afirman que por allí pasaron (y jugaron) los Mulos de Nicaro, los Salineros de Agustín Lescaille, una selección del Cauto, veteranos de Artemisa y Mayabeque, el desaparecido de forma prematura Ricardo Bent Williams y el curveador Rigoberto Betancourt como mánager de una novena moense.
A la sombra, en la única grada, perpendicular a la valla que recibe a los viajeros en territorio de Cueto, Milvio Rosas, profesor de un combinado deportivo de la zona, asegura que Tomás Rodríguez, el padre del reconocido caricaturista Tomy, se encargó por muchos años del mantenimiento del lugar, que siempre estaba pulido.
«El home pertenece a Cueto, el rightfield y el center se ubican en Báguano, y por el left se anda por Urbano Noris, de ahí que muchos digan que es el terreno más «extenso» de Cuba. Mide 315 pies por las bandas y 400 hasta el final del jardín central. De lunes a viernes, trabajamos aquí con un grupo de más de 20 niños, a partir de las 4:00 p.m.».
Con una foto beisbolera de principios de los 50, cuando el Ferguson se batía, llega su hermano Juan Rosas, coordinador general del templo de Barajagua, quien habla de la lengua arahuaca y el cacique local, Baraxagua. Y se refiere a 1513 y la mención de Diego Velázquez, en carta al rey Fernando II de España, del cacicazgo conquistado, así como a la primera ermita construida allí de tablas de palma y guano, cuya existencia inició la devoción cubana a la Virgen de la Caridad del Cobre, en el siglo XVII.
Una zanja que drenó por el área del campo corto ha provocado un badén y la hierba, la llamada pelo de burro, le dan poca tregua a Raúl Pérez, «Lulo», actual responsable de mantenimiento: «Lo más complicado es chapearlo manualmente a diario, porque en época de lluvias hay muchas espigas. Rellenar con arena la superficie entre tercera base y el short stop es ahora otro asunto por resolver.
«Aunque el drenaje del terreno no es malo. Me sé las dimensiones y marco respetando las oficiales, lo que se me facilita, ya que soy graduado de técnico medio en Geodesia y Cartografía, y por 15 años ejercí esa profesión. También sembré y mantengo las matas de cardona que lo circundan, en forma de cerca perimetral».
A jugar y divertirse
Difícil de llevar al banco como jugador o entrenador, Víctor «Todoterreno» Ramos, técnico en el combinado deportivo Dos, de Urbano Noris, destaca que de acá salen peloteritos que participan en los Juegos de Montaña o distintos eventos provinciales. Y añade que en Barajagua se da otra curiosidad: entrenan a niños de Cueto y Urbano Noris, e incluso de Báguano.
«Se labora con tres categorías, 9-10, 11-12 y sub-15 años. Ahora preparamos al conjunto de nuestra cooperativa, que estará en el campeonato holguinero de la ANAP. Los fines de semana, el grupo de jugadores de la zona enfrenta a elencos de otros consejos populares, algunos son, incluso, de la provincia de Santiago de Cuba», asevera.
El exlanzador de series nacionales Elvis Díaz, mentor en nueve temporadas con los Ferroviarios de Cueto en series provinciales, opina que los principales terrenos del municipio no exhiben buenas condiciones, pero reconoce que el de Barajagua es de calidad.
Señala como sus principales limitantes la cerca de cardona y la falta de arcilla en el diamante: «Pero se puede jugar y divertirse. En este consejo popular gusta mucho la pelota y queremos la práctica de esta para fomentar la masividad».
Como este hecho curioso, hay más en Cuba y el mundo.El demolidoThree Rivers Stadium, de Pittsburgh, en Estados Unidos, se erigió en la confluencia de los ríos Monongahela y Allegheny, desde el caudal del Ohio.
En Japón, en el Koshien Stadium todas las gradas de los jardines son de sol, no cuenta con diamante y la arena de la media luna es arcilla negra.
Por otra parte, el Stan Galle Field estadounidense, situado en el Spring Hill College de Mobile, Alabama, desde finales del siglo XIX acoge competiciones interuniversitarias, mientras que en Cuba conservamos el estadio activo más antiguo a nivel global, el Palmar de Junco, donde se efectuó el que para muchos es el primer juego oficial de nuestro pasatiempo nacional el 27 de diciembre de 1874.
A la dicha de aparecer en esa lista el parque matancero ha de agregársele un espacio como el de la «triple frontera» holguinera.
Entendidos cubanos y foráneos se muestran sorprendidos cuando se les revela la particularidad en Barajagua, donde pervive lo bucólico con el presente beisbolero, y los metros cuadrados tocan bola, estafan la intermedia y doblan por tercera base desde la centuria pasada. Al patrimonio cultural de la nación el Tomás Rodríguez le entrega su coincidencia geográfica y la ruralidad como atributos.
De lunes a viernes el terreno recibe a un grupo de más de 20 niños.Foto: Nelson Rodríguez Roque.
En Barajagua pervive lo bucólico con el presente beisbolero. Foto: Cortesía de los entrevistados.