Juan Columbié. Autor: Tomada del perfil de Facebook de Juan Columbié (izquierda) Publicado: 24/07/2018 | 10:22 pm
BARRANQUILLA.— Sentarme frente a un auditorio a contemplar una competencia de levantamiento de pesas, una semana atrás, era más bien una práctica tediosa para mí. Pero, entre tantas cosas que tengo que agradecer en mi primera semana de cobertura de un evento multideportivo como estos Juegos Centroamericanos y del Caribe, está el descubrimiento de que la halterofilia poco tiene de aburrida. Ver a un atleta forrado de puro músculo batallando contra la resistencia de los hierros es un bello ejercicio que toca al espíritu olímpico.
En el Coliseo Universidad del Atlántico se desarrolló el torneo de levantamiento de pesas y ayer subió a la plataforma el holguinero de 22 años Juan Columbié, carta cubana en los 105 kilogramos. Después de fallar su intento inicial de 163 kilogramos en el arranque, lo aseguró en su segunda oportunidad, mientras que en la restante se vio al fornido mulato sosteniendo con sus brazos extendidos 173 kg, plantándole cara a la debilidad y escuchando vaya a saber cuántas veces voces conocidas indicándole «tú puedes, tú eres el más fuerte».
El esfuerzo de su acción era una calcomanía en su cara. En su frente unas venas inmensas relucían y sus ojos parecía que saldrían rodando. Por detalles como esos, que a decir verdad para un pesista no son detalles, es que este deporte es mucho más que levantar un peso deseado. Detrás de cada ejecución están dos presiones: la del público que exige y la presión interna porque los hierros no caigan al suelo antes de lo reglamentado. Esa es la dinámica minimalista de quien se dedica a esta disciplina.
Aunque el cubano pudo con sus 173 kg, lo doloroso es que todo el arrojo en su faena lo dejó con la medalla de plata, separado a un solo kilogramo del campeón venezolano Jesús González, principal figura del equipo morocho de halterofilia, quien observó cómo el guatemalteco Gilberto Antonio Lemus terminó con la medalla de bronce con 159 kg.
Lo visto en el envión sí fue muy distinto a lo acontecido en el arranque, pues González sembró su poderío con 210 kg, diez más que lo alcanzado por el antillano, quien no capitalizó sus dos últimas oportunidades. De esa forma terminó también con la presea de plata en una competición en la que los dos mejores exponentes, por mucho, fueron él y González.
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