Filiberto Azcuy,campeón olímpico en Atlanta-1996 y Sydney-2000. Autor: ACN Publicado: 21/09/2017 | 04:57 pm
El ex luchador cubano Filiberto Azcuy, campeón olímpico en Atlanta-1996 y Sydney-2000, manifestó su satisfacción por los éxitos en su carrera deportiva.
Estoy satisfecho y sumamente feliz por haber podido darle a mi país y a mi natal Camagüey tantos triunfos durante mi carrera deportiva, dijo.
En entrevista con Prensa Latina, el mejor luchador cubano de todos los tiempos se consideró un hombre afortunado, al que le ha llegado el momento de compartir sus conocimientos como luchador.
Por eso, su reciente retiro del deporte activo anunciado en la ciudad de Camagüey -subsede de la V Olimpiada del Deporte Cubano- no solo significa para él una etapa final en su carrera, sino también el principio de la otra como profesor, aunque en los últimos años ya ha estado fungiendo como tal.
Es triste llegado el momento, dijo, pero también es bonito y emocionante sentir el cariño de todo tu pueblo.
Añadió que ahora trasmite a los jóvenes luchadores de la isla «ese mismo deseo de ganar, de vencer, todas las cosas buenas que aprendí y me permitieron lograr muchas victorias».
Azcuy posee la asombrosa cifra de ocho medallas de oro en campeonatos panamericanos, así como más de 30 en torneos Gran Prix y Clase A de la Federación Internacional de Lucha Asociadas (FILA), recuerda aún los Juegos Panamericanos de Winnipeg-1999 como el momento más difícil en toda su carrera.
«Fue un año que me marcó mucho porque no pude clasificar en la división para los Juegos Olímpicos, pero me obligó a esforzarme muchísimo y, me dije, tengo que hacerlo tres veces mejor y lo logré: pasé un ciclo olímpico obteniendo medallas todos los años».
Al contestar qué representa ser el único deportista cubano exaltado al Salón de la Fama de la FILA, en el 2006, enfatizó: «siempre digo que es bueno e importante, ser primero en algo merece un reconocimiento especial».
No obstante este deportista siente que no son motivos para vanagloriarse, pues se considera una persona sencilla.
Así ha andado por los colchones de Cuba y el mundo, buscando siempre la manera de demostrar lo que bien aprendió de sus entrenadores, y que hoy trata de enseñar lo mejor posible en la selección nacional de este deporte, aseveró.
De cuánto tuvo que ver la personalidad enérgica e inquieta del niño Azcuy en su desarrollo deportivo este aseguró: los atletas de deportes de combate tienen esa particularidad, hay que ser agresivo, de carácter fuerte, pero solo soy así para practicar, fuera de combate soy una persona bastante flexible.
Finalmente reconoció la tremendísima calidad de los más jóvenes gladiadores grecorromanos de la isla, quienes aportaron este año tres medallas mundiales, por lo que -vaticinó- hay que seguir cotando con la lucha cubana.