Si pierde Santiago se quedará fuera de los play off uno de los grandes de la pelota cubana. Autor: Franklin Reyes Publicado: 21/09/2017 | 04:53 pm
El astro Norge Luis Vera se presentó intransitable anoche y le regaló a Santiago otro amanecer en la temporada beisbolera. Así, hoy las avispas pelearán a muerte contra Las Tunas, porque el perdedor regresará a casa con las manos vacías.
Nada nuevo trajo la reanudación del partido sellado, pues ninguno de los dos equipos logró marcar otra carrera. La novena local amagó en el octavo capítulo con dos hits consecutivos, pero Maikel Castellanos atrapó un cohete de Pedroso y Vera logró salir del trance.
Esta noche el alto mando indómito puede optar por darle la bola a Osmel Cintra o a Danny Betancourt, en tanto Ermidelio tiene listo al zurdo Yudiel Rodríguez. De todas formas, Ubisney Bermúdez realizó menos lanzamientos de los que le habíamos contabilizado el sábado y al parecer puede encaramarse también en la colina.
Por cierto, Ubisney y Yoelkis Cruz, quien trabajó anoche, apenas han descansado en febrero. Imagínense que participaron en la mitad de los juegos de su equipo.
Ubisney lanzó las dos últimas entradas del primer juego que Las Tunas perdió contra La Habana, el pasado día 2. En la jornada siguiente trabajó Yoelkis, quien explotó en el quinto episodio.
El jueves 4, con el sofocón del martes todavía fresquito, Ubisney caminó siete capítulos. Y el domingo 7 fue Yoelkis quien actuó como cerrador frente a Pinar del Río. Tremenda semanita…
El miércoles 10 ya Ubisney le abrió a Sancti Spíritus y trabajó siete innings. Mientras, Yoelkis apareció de nuevo el día de los enamorados y le lanzó las nueve entradas a Cienfuegos.
La pasada semana, Ubisney trabajó siete innings el martes contra Villa Clara y Yoelkis tiró ocho episodios el viernes ante Camagüey.
Finalmente, Ubisney lanzó cinco capítulos el sábado contra los propios agramontinos. Así, entre los dos lograron un saldo de tres victorias, cinco derrotas y un juego salvado. Casi nada…
Lo curioso es que no se trata de casos aislados, pues muchos equipos, incluido el propio Santiago, tuvieron que hacer magia para manejar el pitcheo. Pero volvamos a la pregunta de siempre: ¿el fin justifica los medios?