En California, un grupo de ladrones devolvieron el botín de un robo cuando se percataron de que desfalcaron las oficinas de una fundación de caridad que brinda ayuda a víctimas de la violencia sexual. La directora de la entidad quedó estupefacta al abrir la puerta de su casa y hallar a sus pies todos los objetos robados, con una carta escrita a mano en la que se leía: «No teníamos idea de lo que nos estábamos llevando. Acá están sus cosas. Esperamos que sigan haciendo una diferencia en la vida de las personas. Dios los bendiga».