Federico surgió en 2008 como resultado de la primera edición del premio Dora Alonso de la editorial Tablas Alarcos Autor: Cortesía del entrevistado Publicado: 15/11/2024 | 06:32 pm
¿Conoces a Federico Maldemar? Es un inquieto ratón, simpático e incansable, que ha viajado desde los libros a través de la radio, la televisión, el cine y los teatros para encontrarse con niños y niñas, adolescentes, jóvenes y adultos de todas las edades. Su gran objetivo es hacerles reír, propiciarles el disfrute mediante los diversos lenguajes de cada espacio, regalarles un soplo de felicidad que les dure, al menos, hasta el próximo encuentro.
Detrás de Federico Maldemar, un equipo de soñadores trabaja sin parar. Profesionales sensibles que, desde sus especialidades, construyen a diario el mundo que le ofrecen a los diversos públicos. El dramaturgo, locutor y director Maikel Chávez es quien se «oculta» tras Federico Maldemar, y quien además, como humano, encarna a Pipo Pipo. Con él conversa Juventud Rebelde, a propósito de celebrarse el próximo sábado 16 de noviembre dos años de la Peña de Federico, encuentro que tiene lugar el tercer sábado de cada mes en el capitalino cine La Rampa.
«Ese día será una gran fiesta, como todo cumpleaños, con globos y piñata gigante. Celebraremos los dos años del encuentro habitual de Federico con los públicos y el aniversario 505 de la fundación de La Habana. Además, entre los invitados estará la compañía Coraleando para festejar junto a nosotros sus 22 años. Felices estamos de contar con amigos entrañables como Manos a las tablas, un grupo infantil que vendrá desde Güira de Melena a mostrar su arte, la cantautora y tresera Enid (Rosales), Víctor Darío, Pastosita y Ernesto Parra con su personaje de Papote, un lujo tenerlo luego de haber recibido la Distinción Maestro de Juventudes.
«Estrenaremos también el capítulo 4 de la serie para el cine Cuentos de Federico: El cangrejito soñador, otro regalo de lujo para los públicos y para nosotros, los realizadores: la codirectora de la peña Nilsa González, psicóloga, quien con sus estudiantes realiza estudios de público con nuestro espacio; Armando Alba, productor, titiritero y DJ, Yaidel Hernández a cargo de los audiovisuales y el sonido; María Mercedes, Eida García, Paula, la intérprete de señas Masiel (Suárez)… muchos que nos esforzamos para que las personas disfrutan y sonrían. Trabajamos para que al terminar cada encuentro las personas no deseen irse».
—Federico Maldemar ha viajado mucho y ha aprovechado bien cada espacio…
—Federico surgió en 2008 como resultado de la primera edición del premio Dora Alonso de la editorial Tablas Alarcos. Para mí, como dramaturgo, constituyó un regalo recibir un galardón tan prestigioso para la dramaturgia para niños y niñas en Cuba. El personaje aparece en la obra Un mar para Tatillo y era antagonista, pero cuando Teatro Pálpito presentó la obra ante los públicos, los niños conectaron con Federico de manera impresionante y me llamó la atención. Entonces, cambié el perfil del personaje hasta llegar a ser lo que es hoy, lo más parecido a las infancias de Cuba.
—Teatro Pálpito ha sido muy importante para Federico Maldemar…
—El personaje se alimenta del diálogo directo con sus públicos y por eso ha evolucionado. Una herramienta creativa de alto valor ha sido eso y encaminar la dramaturgia hacia lo que quieren los públicos, gracias a Teatro Pálpito. Por eso digo que soy un dramaturgo dichoso porque he estado vinculado a un grupo que ha subido a escena la mayoría de mis obras teatrales, lo que no siempre le es posible a un dramaturgo. Algunas puestas me han maravillado, otras me han llevado a replantearme cosas, pero eso es el teatro, un arte vivo.
«Pálpito me dio la posibilidad de que Federico creciera desde la escena. Primero la obra Un mar para Tatillo, después La ínsula prometida, Premio José Jacinto Milanés en 2018 y luego Vida y milagro de Federico Maldemar, mención del premio La Edad de Oro de la Editorial Gente Nueva. Con esa obra recorrimos casi todo el país, no solo las cabeceras provinciales sino también las comunidades apartadas».
—¿Sigue Federico Maldemar en transformación, como la vida misma?
—De la literatura «saltó» al teatro, ya ves, y luego a la radio, y se lo debemos a la pandemia. Los niños estaban en sus casas, algunos sin comprender la situación. No existían programas infantiles que los acompañaran. Yo dirigía entonces un bloque especial en las tardes en Radio Prgreso y un amigo me instó a contarles cuentos a los niños a través de la radio, aprovechando además la posibilidad de hacer voces diversas.
«Asumí el reto y me lancé a la aventura para llevar a Federico Maldemar a la radio. Al concluir el programa, yo abría un Whastap y los niños de toda Cuba hablaban con Federico. Fue una herramienta como actor que aproveché porque quien les contestaba era Federico, o sea, no hablaba Maikel Chávez sino la voz del personaje. Y ahí está Federico, en la Onda de la Alegría, cada viernes a las 5 de la tarde.
«Si bien el personaje viene con muchas historias de la literatura, el teatro, la radio, la televisión con FedeTv —por el que me otorgan el Premio Caracol en este 2024— y las redes sociales con Cuentos para Federico, y las numerosas presentaciones que hemos tenido en la capital y otras provincias del país, también ha sido un regalo la serie producida por los Estudios de Animación del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (Icaic). Hermosa e innovadora, la serie al final es la unión de los creadores y es algo muy valioso porque así nos despojamos del ego y le damos lo mejor a nuestros públicos».
—¿Cuánto han crecido ustedes, los realizadores, con todo el camino recorrido con Federico hasta la peña mensual?
—La peña que realizamos el tercer sábado de cada mes en el cine La Rampa es el lugar de encuentro por excelencia, y por eso la celebración el próximo sábado será una fiesta innombrable. Todos hemos crecido como artistas y como personas. Ha sido un aprendizaje intenso desde los públicos. Suceden cosas inesperadas, surgen nuevas ideas, se nos han sumado artistas de primer nivel y como espectáculo, desde la complejidad que conlleva, deja muchas satisfacciones.
—Desde el punto de vista personal, ¿cuánto te ha aportado el trabajo a partir de Federico Maldemar?
—El arte siempre provoca renovados deseos de vivir. El arte salva, sana y si no te salva, al menos te conduce hacia caminos que pueden hacerlo. Federico me ha regalado mucho y la peña me ha alimentado el alma, el espíritu. Me convenzo cada día de que en nuestra sociedad todos contamos y merecemos el mismo trato.
«Muchas personas se agreden sin siquiera conocerse. Cada cual lleva sobre sus hombros cargas pesadas, pero sería tan bonito pensar en que merecemos cariño, respeto y tolerancia. Se reúnen junto a nosotros personas diversas: van niños con trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDH), con el síndrome del espectro autista, con discapacidad auditiva o visual… van a la peña quienes conocieron a Federico en la radio y todos aprendemos a comunicarnos, a entendernos y valorarnos por igual.
Foto: Cortesía del entrevistado
«La peña es siempre un gran festejo. Desde la entrada, los problemas están en pausa, son casi tres horas riendo y pasándola bien. Es muy importante lograrlo desde el alma, reír por la alegría de vivir. Siempre hay que buscar la risa, aun en situaciones adversas. Entonces, el tercer sábado de cada mes ofrecemos el espacio para dedicarnos tiempo a nosotros mismos. Federico y Pipo Pipo tienen los brazos abiertos».