Ulises Rodríguez Febles Autor: Hugo García Publicado: 28/01/2023 | 08:36 pm
«El punto oscuro que nace en la piel de Francisco de la Cal y la necesidad de Isabel de la Cal de crear con tierra, la del lugar de su nacimiento, corresponden a muchas interrogantes que debemos hacernos como seres humanos. De la tierra venimos y a ella regresamos. Es mi viaje, es el de todos.
«Hay muchas perspectivas personales o históricas, y eso hay que respetarlo. El respeto al otro es fundamental. Nada de lo que escribí en mi novela es una ficción. Y no es mi perspectiva individual. Es la de muchos: es una zona esencial que no se puede obviar».
—¿Acaso se puede separar la vida rural de los avatares de la sociedad contemporánea?
—Esa es una clave de la novela. La vida rural no se puede obviar, y creo que se obvia cuando entregamos una visión folclórica y estereotipada de lo rural, de los procesos agrícolas en un país eminentemente agrícola, desde su génesis como nación.
—¿Consideras que es un testimonio del mundo rural cubano?
—Lo que mueve desde la ficción lo testimonial, lo biográfico de la novela, lo antropológico que abre interrogantes, es diseccionar una zona de la sociedad fundamental en el entramado social e histórico de Cuba. Todos venimos del universo rural o subsistimos gracias a esas esencias. La novela a través de sus personajes lo muestra. Es una novela actual, pero que se sustenta y remonta al siglo pasado.
«Ya hay zonas de la crítica o lectores que han ofrecido sus visiones porque fueron jurados como Alberto Guerra, Francisco López Sacha o Adolfo Duarte. Especialmente Sacha escribió un ensayo-presentación que la ilumina, la sitúa en la historia de la literatura cubana y escribe cosas esenciales. La gente la buscó en los estands de la feria y la sigue buscando fervorosamente, y eso me hace feliz, porque uno escribe para comunicarse con los otros».
—¿Proceder de familia campesina te facilitó esta narración?
—Soy del Valle de Guamacaro, nieto, sobrino y primo de campesinos. Me crié hasta los 17 años en lo que en su momento fue la cooperativa agropecuaria más grande de Cuba, la Crucero Aurora. Viví y pertenezco a muchos lugares donde existieron planes pecuarios. Mi novela rehúye esas imágenes y personajes de lo rural que nos venden constantemente. La vida en el mundo rural es más compleja y eso es lo que aspiré a reflejar.
«El texto habita muchos planos espaciales y temporales, y El Valle del que se habla, es una metáfora, un imaginario rural recreado a partir de muchas experiencias parecidas diseminadas por toda la Isla. Es una novela con muchas zonas autobiográficas, construida a partir del testimonio y la investigación histórica, en las que los rasgos de lo fantástico, lo alucinante, dialogan con la realidad más cruda.
«Amo esta novela. Pueden decir de ella lo que quieran, lo bueno o lo malo; pero si escogiera dos de mis textos, me quedaría en lo teatral con Huevos, y en narración con Las últimas vacas van a morir, en la que sintetizo muchas de mis obsesiones estéticas y convivo espiritualmente con las herencias culturales de nuestra nación, a cuyas esencias pertenezco. Pertenecemos muchos, quizá todos, aunque no nos demos cuenta.
«Isabel de la Cal, la pintora cubana, soy yo, y el escritor nacido en 1968... pero también soy los otros, todos. Es una novela rural que se construye desde lo urbano, desde lo posmoderno, desde la mixtura».
Entre los diversos premios de Ulises Rodríguez Febles cuentan: en teatro el Virgilio Piñera, el Royal Court Theater, el José Jacinto Milanés, el Calendario y La Edad de Oro. Como novelista se le han conferido los premios Cirilo Villaverde y Guillermo Vidal. Ha sido finalista del Premio Margarita Xirgu y del Gremio de Escritores de Gran Bretaña, por su labor como guionista.
Entre una veintena de libros publicados se encuentran: El Concierto y Criaturas de islas (Tablas Alarcos); The Concert (Nick Hern Boock, Londres); El Concierto (Letras Cubanas); Yo soy el rey del mambo y Huevos (Ediciones Matanzas); Béisbol y La cabeza intranquila (Ediciones Vigía); Divina Titiritada (Gente Nueva); Minsk y Las últimas vacas van a morir (Ediciones Unión); Mambo, que rico é, é, é! y El señor de las tijeras (Ediciones Aldabón).