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El cortometraje animado cubano y la problematización social

Cerdos de Keiter Castillo, Mi raza de Henry de Armas y La Súper de Ernesto Piña compiten en la sección de Animación de esta 43 Edición del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano a desarrollarse en La Habana hasta el próximo día 11 de diciembre

Autor:

Daniela Fernanda García Gonzales

Aunque generalmente suelen ser minimizados como piezas artísticas los cortometrajes animados, es sumamente difícil poder transmitir un mensaje mediante personajes ficticios en tan poco tiempo. En esta cuadragésima edición del Festival del Nuevo Cine Latinoamericano se encuentran concursando en la sección de Animación, 19 propuestas audiovisuales de diversos países como Chile, Colombia, México, Perú, Venezuela y Cuba.

La representación de la Isla está materializada en tres de estas producciones: Cerdos, Mi raza y La Súper. Lo interesante de estas propuestas de ficción es su acercamiento a problemáticas sociales.

En Cerdos se aborda el conflicto del escalamiento social, mientras que Mi raza alude al sacrificio de un ser humano por el bien común. Por su parte La Súper destapa el agudizado maltrato psicológico y físico que sufren millones de mujeres alrededor del mundo.

Keiter Castillo Santana, director del cortometraje Cerdos expone que «este surge a partir de la lectura de un cuento del escritor Luis Bermer que se titula Dando de comer a los cerdos. Lo grotesco de cómo se contaba la historia me llamó la atención. Luego haciendo una analogía en cuanto a contexto y a lo que se contaba descubrí que era una forma de crítica social. Narraba cómo las clases sociales están bien marcadas y todo gira en función a la clase más alta. Además, aborda el hecho de que en muchas ocasiones las clases bajas o medias se conforman con estar o permanecer, mientras otras buscan ascender a un peldaño más alto. Esta es la temática que aborda Cerdos.

«De este modo el cortometraje pretende concientizar sobre lo injusto de esta depredación social, donde unos pasan por encima de otros para llegar a la meta que quieren y de la necesidad de mantener una sociedad equilibrada.

«El lugar donde se ambienta la producción es un mundo apocalíptico totalmente, algo así como el basurero de la humanidad. Decidí no desarrollar la historia en un lugar en específico porque era un tema que marcaba a la humanidad en general».

Esta pieza, con un excelente trabajo en cuanto a empleo de técnicas como la 2D para los fondos y la 3D para los personajes, fue el primer trabajo de animación de Keiter Castillo. Es una pieza además influenciada por la etapa de confinamiento social, cuando comenzó su realización. El sonido, muy bien logrado y a cargo de Jorge Guevara, ayudó a engrandecer la historia enormemente.

«Quiero agradecer a los estudios de animación del Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos de poder emprender esta aventura por la animación y a todos los que nos siguieron en esta loca experiencia de hacer un animado 3D sin mucha experiencia, pero con ganas de hacer».

Los cortometrajes de ficción animados presentados por Cuba en esta cuadragésima edición del Festival de Cine de La Habana recrean y denuncian conflictos sociales.

Mi raza de Henry de Armas Leyva es otra de las creaciones cubanas que se presentaron en esta jornada cultural. «Surge como idea de un video art, pues lo tenía pensado desde mi obra plástica, es decir una escultura instalativa con carbón de marabú, que es el material que generalmente utilizo. En el 2016 quise hacer de estos personajes algo más que esculturas inmóviles y llevarlo al audiovisual. Primero fue un video arte, luego se convirtió en guion y fue evolucionando hasta que en el 2019 comenzó a materializarse», afirma su director.

«El mensaje que aborda el cortometraje está implícito, pero es la idea del sacrificio de cada persona por los demás. Pienso que es importante que una persona sepa sacrificarse por el bien común. También es la idea de que se debe dejar que surjan nuevos líderes y pensamientos novedosos.

«Aunque las personas lo asocian con temas de creencias religiosa; pues utilicé mucho de rumba, rituales aborígenes y otros elementos del folclore para darle esa pincelada cubana, Mi raza no es sólo mi color, mi creencia, mi identidad, sino toda una especie: la humanidad. Lleva el mensaje de que todos somos la misma especie, todos somos iguales.

«La producción está dedicada a Rodolfo Caraballo. Agradezco a todo el colectivo de producción y a mi familia que siempre me ha apoyado en esta carrera de atrevidos».

La Súper de Ernesto Piña, por su parte, «exhorta a la reivindicación de las féminas contra la discriminación y el maltrato. Un mensaje fundamental que ofrece es que esta súper heroína puede ser cualquier mujer que se lo proponga», declara su director.

La película aborda la discriminación y el maltrato hacia la mujer mediante una historia mítica de poderes concedidos a Yudeisi, una muchacha de la Ciudad X. Piña recrea en ella una interesante propuesta que lucha contra este mal social, sin incitar más violencia.

El poder que se le concede a la protagonista se nombra armonía, y lejos de hacerle mal alguno a los hombres que abusan féminas, los envuelve en un estado mental de reflexión en torno a sus conductas.

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