En la actualidad existen intercambios de experiencias mediante la tecnología. Autor: Adán Iglesias Publicado: 24/07/2021 | 11:28 pm
Además de los conocidos anticonceptivos, existen otros métodos para evitar la procreación humana. Reducir la posibilidad de que las parejas tengan sexo, es otra variante que se hizo muy popular en tiempos pasados, promovida por el accionar incorruptible de las chaperonas.
En la actualidad existen intercambios de experiencias mediante la tecnología que también han hecho mella en la cantidad y frecuencia con que se asume el coito, según la regularidad pactada e inscrita en el cronograma de la convivencia.
Por ejemplo, muchos sexólogos reconocen que el crecimiento de la pornografía en las redes y el espacio digital han remplazado el sexo real. Los asiduos consumidores del sexo ajeno terminan comparando a estas «estrellas» con su cónyuge, y por lo general su pareja es quien sale perdiendo. Los especialistas aseguran: «La pornografía proyecta una imagen irreal del sexo, lo que provoca síntomas como la anorexia sexual (bajo nivel de interés sexual) o la disfunción sexual inducida, que impide mantener relaciones íntimas con normalidad».
Los estudiosos, que para eso están, afirman que «del deterioro de nuestra vida sexual también son responsables las redes sociales. En el pasado se aseguraba que tener televisión en el dormitorio reducía de forma significativa la actividad sexual, y hoy interactuar en redes sociales en la cama provoca efectos similares».
Será entonces por eso que ya no se hace el amor en otros espacios de la casa como el baño, la sala, la meseta de la cocina, el cuartico de los trastes, la escalera… Es que ahí también estamos con el telefonito en la mano como unos reverendos «idiotes» e idiotas.
Quienes sí le han puesto la tapa al pomo en eso de impedir el intercambio de fluidos, previa excitación, son los japoneses: ¡Ya ni en la cama! Así lo dejaron claro en las recién inauguradas Olimpiadas, donde los lechos previstos para el descanso de los deportistas y todo el personal incluido en la cita son de cartón.
Tal como les cuento. Hermosas camas de cartón corrugado fabricadas por la empresa japonesa Airweave y que, según los anfitriones, son desechables y serán convertidas en papel después de finalizada la fiesta deportiva.
Paul Chelimo, un corredor de fondo estadounidense, aseguró en Twitter que «las camas no pueden soportar a más de una persona. Están destinadas a evitar la intimidad entre los atletas». Rápidamente fueron etiquetadas en las redes sociales como camas antisexo.
Rhys McClenaghan, gimnasta irlandés, subió un video donde él aparecía saltando sobre dichas camas para demostrar que no era cierto tal apelativo. Que sí se podía hacer algo más que dormir sobre los novedosos lechos fabricados con materiales renovables.
No puedo asegurarles cuál es la experiencia sexual de este gimnasta irlandés, en cuanto a ritmo y movimiento sobre la cama, pero quizá no tiene idea de cómo una pareja latina puede asumir esta «disciplina». Por lo pronto podríamos hablar con los japoneses, porque por simple intuición supongo que estas camas no hagan mucho ruido y en Cuba serían ideales para parejas que viven agregadas.