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¿Por qué tienes que leer a Franz Kafka sí o sí?

El escritor que supo retratar el alma moderna nacía un 3 de julio de 1883. Es hora de repasar un poco por qué fue considerado un genio, de enterarnos de algunas curiosidades sobre su vida 

Autor:

Juventud Rebelde

Hay autores que logran captar un momento especial de la historia humana. Hay otros que logran una forma escritural incomparable. Otros alcanzan a tocar a sus lectores, conmoverlos, y sumergirlos en historias y personajes fascinantes. Y luego hay autores que logran todo eso en la misma obra: los maestros de las letras.

Esos maestros son los que quedan inmortalizados al paso del tiempo. Esos mueren arrastrando una muchedumbre de seguidores tras sus caravanas fúnebres, demostrando que el arte mueve almas más que cualquier movimiento social.

O puede ser, como fue en el caso de Franz Kafka, que su genialidad sea tal que no alcance a ser reconocida en su generación, y el maestro muera solo y pobre. A ese pequeño grupo se les puede llamar leyendas.

Franz Kafka fue una leyenda. Y como exactamente este miércoles se cumplen 136 años del nacimiento de esa leyenda, Juventud Rebelde quiere mostrarte las razones por las que tienes que conocerla, sí o sí.

La obra de una leyenda

Pocos escritores logran crear un mundo de espacios y personajes reconocible entre otros. Kafka ideó un universo que lo convirtió en el autor más revelador del siglo pasado. Pese a que en sus 40 años y 11 meses de vida solo dio por terminadas 350 páginas y dejó inacabadas 3 500.

La literatura de Franz Kafka presenta la impotencia del ser humano frente a lo externo, y ello lo expresa en mundos que aplastan a su personaje principal, o que lo transforman en una criatura monstruosa, como en su Metamorfosis.

Franz Kafka representa el estado permanente de frustración humana. Y logra expresarla como ningún otro autor.

«Se trata de poner en evidencia el sentido absurdo de la vida y, para ello, introducir en la realidad más cotidiana una distorsión sorprendente utilizando elementos absurdos y fantásticos, como la transformación del viajante comercial Gregor Samsa en escarabajo», explica un diario de Galicia.

Curiosidades de su personalidad

Pero curiosamente, sus biógrafos suelen afirmar que Kafka no era tan gris ni amargado como su obra podría pintarlo.

Ciertamente era ingenuo, poco práctico y reservado. Tenía enormes dificultades para organizar su vida, especialmente las relaciones con las mujeres, explica un artículo de La voz de Galicia, sin embargo, no era un amargado, ni un aguafiestas ni un misérrimo místico.

Se cuenta que era ingenioso y era aficionado a hacer juegos de palabras chispeantes y compartirlos de modo jovial con la gente.

También era un buen compañero de juegos y, al parecer, poseía una habilidad extraordinaria para proyectar en la pared sombras con las manos que causaban el asombro de quienes las contemplaban, cuenta el artículo citado.

Se suele narrar que Franz Kafka daba mucha importancia al hecho de ir bien vestido, pero defendía una elegancia que no llamase la atención.

Otro punto que se suele repetir de su personalidad es que solía sonreír todo el tiempo. Según la enfermera que le cerró los ojos, permaneció sonriente aun cuando ya se había ido.

Además, se cree que Kafka era adicto al tema sexual, por la numerosa pornografía hallada en su habitación luego de su muerte y sus incursiones frecuentes a burdeles.

Su perfeccionismo en la escritura era tal, que pidió a su amigo íntimo Max Brod que quemara todos sus textos tras su muerte, pero Brod no cumplió ese juramento, y gracias a su poca palabra podemos contar hoy con su genialidad.

                                                                                                            Foto: Imagen tomada del sitio La cola de rata

La vida en claroscuro de K

Kafka tuvo una vida marcada por la grisura de un trabajo que no amas y una relación insana con el padre. Por eso la literatura fue un mundo de escape en el que el autor derrocharía su imaginación y creatividad. Y agradecemos por eso.

La familia de comerciantes judíos que le vio nacer en Praga se formó en un ambiente cultural alemán. El padre, Hermann Kafka, había obtenido una cómoda posición y pudo costear una buena formación para el primogénito en uno de los colegios alemanes de Praga, así que obligó a Kafka a cursar estudios de leyes, a pesar de que el hijo no deseaba ejercer esa carrera.

Los años universitarios le dejaron tiempo para cultivar sus aficiones filosóficas y literarias; leyó a numerosos autores y conoció al futuro escritor y crítico literario Max Brod, con quien trabó una íntima amistad destinada a perdurar toda una vida. 

Finalizados sus estudios, trabajó en diversos bufetes de abogados y, desde 1908, en una compañía de seguros de Praga. Allí llegó a merecer un ascenso; sin embargo, el aburrido empleo le ocupaba solamente las mañanas y podía dedicar las tardes y las noches a la literatura, su verdadera pasión.

En 1917, al padecer los primeros síntomas de tuberculosis, que sería la causante de su muerte, Kafka tuvo que pasar largas temporadas en diversos sanatorios y vio frustrarse una relación amorosa por la intervención de su padre, que se oponía.

Se suele narrar en sus biografías que en medio de su enfermedad su búsqueda de la Literatura fue mucho más constante, y generó las obras que hoy se consideran maestras, pero fueron incomprendidas en su tiempo.

Obras más importantes

                                                                                     Imagen tomada de El despertador panamericano

Entre sus obras más importantes y recomendables se hallan:

  • La Metamorfosis
  • El proceso
  • El castillo
  • La carta al padre
  • Un artista del hambre
  • América

 

 

 

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