El trovador Nelson Valdés Viera señala que es un reto no hacerle el juego a los caprichos del mercado musical. Autor: Juan Carlos Dorado Publicado: 21/09/2017 | 05:14 pm
CIENFUEGOS.— El reloj sobrepasa la hora pactada para el encuentro. Es la segunda ocasión en la que acordamos una cita con el novísimo trovador, del cual se habla mucho en esta ciudad sureña. De pronto, sin dar tiempo a otro vistazo al tiempo, llega en bicicleta el joven cienfueguero.
Con una actitud desenfadada se presenta y ofrece disculpas por la demora: «Es que estoy de viajero en estos días —aclara—, muy ocupado organizando la filmación de mi segundo videoclip».
El reloj ya marca la diez de la mañana cuando Nelson Valdés Viera, en el patio del Café Teatro Terry —un espacio que cada viernes hace suyo—, comienza a desandar los pasos que lo han unido al Catálogo del Sello Bis Music, con solo 25 años.
Constancia y no pocos desvelos definen su carrera artística, en la que sobran motivos de inspiración y deseos de poetizar sobre todo cuanto le rodea, siempre desde su perspectiva de joven, de cienfueguero, de cubano, más bien de guajiro.
«Me crié en el municipio de Cumanayagua, allí hice mucho son, guajira, décimas y hasta rancheras. En aquellos tiempos nunca imaginé llegar algún día a cantar este tipo de música, no digamos ya esto de hacer canciones», confiesa entre sonrisas.
—¿Cuándo comenzó tu interés por la trova?
—En segundo año de la Escuela de Instructores de Arte empecé a escribir, influenciado por muchos amigos que sí eran de la ciudad. Ellos me prestaron discos de Varela, Silvio y Nicola. Allí hice mis primeras canciones.
—¿Qué diferencia la música que ustedes hacen de la trova más tradicional?
—Siempre he dicho que es todo un reto, y lo digo muy convencido, seguir los pasos de esos artistas. Constituye un desafío poder alcanzar el nivel estético y musical logrado por esos impulsores de la Nueva Trova. Las diferencias, sin embargo, se concentran en las sonoridades más contemporáneas que utilizamos los que vamos descubriendo el camino. También influye el momento histórico social que vive Cuba, y que tenemos el deber de reflejar en nuestras canciones, con el fin de ayudar a pensar a los mismos cubanos.
—En esta Isla hubo una época en que la trova parecía estar silenciada. ¿Se vive un despertar del movimiento?
—Sí, y creo que tiene mucho que ver con la calidad de las canciones, la proyección hacia los músicos, la combinación de armonías muy cubanas. Hubo un tiempo en el que los trovadores se encasillaron demasiado en divulgar su obra a guitarra limpia, tal vez por el contexto. Hoy ya se utilizan las riquezas musicales de la Isla, siempre con cuidado de no perder la esencia.
—¿Cuán difícil resulta para los trovadores encontrar espacios para promocionar su obra?
—Es extremadamente difícil. Suplimos esta dificultad con la comunicación y solidaridad que existe entre los trovadores de todo el país. Sí, porque cuando vemos que llevamos mucho tiempo sin ir a la terminal de ómnibus —apunta entre sonrisas—, contactamos con los amigos para compartir espacios y así vamos promocionando nuestra obra en las diferentes provincias. La competencia en el mercado con los géneros más populares nos impulsa a abrirnos el camino a golpe de audacia.
—¿Cuáles son tus secretos para mantener un espacio con tanta aceptación en esta ciudad?
—Felizmente aquí siempre he tenido la ayuda de los medios de difusión. Este es un hecho a destacar en Cienfuegos, donde se trabaja en función de divulgar toda la obra de los cantautores del patio. Y aunque uno siempre quiere más, este apoyo constituye una de las principales razones por las que todos los viernes, después de las 10:30 de la noche, en este patio, vienen tantos amigos a escucharme.
—¿En ese derrotero qué más tienen que hacer las instituciones?
—En Cienfuegos, sin el apoyo de la Asociación Hermanos Saíz (AHS), muchos de los músicos y cantautores que estamos en los diferentes espacios, tanto provinciales como nacionales, me parece que estaríamos perdidos y bastante olvidados. Y sí, es verdad que faltan cosas por hacer en función de lograr mayor inserción de los artistas noveles dentro de la cultura territorial.
«Sin embargo, para otras instituciones todavía se plantea con mayor urgencia la defensa de esa identidad de la que tanto se habla. Crear espacios que laceran la riqueza cultural cubana, en aras de los caprichos del mercado, debe desterrarse de las costumbres cotidianas».
Estas preocupaciones del cienfueguero, al frente de la sección de Música de la AHS en este territorio, lo impulsan a buscar alternativas para educar a las nuevas generaciones, las cuales pueden dejarse seducir por la industria cultural.
Por lo pronto, Nelson Valdés presenta su disco A la mitad del mundo. «De la canción que le da título próximamente se filmará un videoclip, el segundo de esta compilación musical», informa. Esta noticia pone punto final a la conversación que por más de una hora nos trasladó hasta el universo musical del joven trovador, quien con su guitarra a cuestas recorre las arterias más concurridas de esta ciudad en busca de nuevas canciones.