Jóvenes creadores de la AHS se han sumado a las brigadas que llevan su arte a los centros de evacuación en las provincias orientales. Autor: Tomada de Facebook Publicado: 29/10/2025 | 12:22 am
Cuando estas líneas salgan a la luz ya el oriente del país estará herido, golpeado por un monstruo. Entonces habrán aparecido las historias de los ríos tremendamente hinchados, los cables regados por la tierra, árboles arrancados en medio de la vía, techos volados, olas del tamaño de un barco...
No faltarán, seguro, las anécdotas de quienes sintieron miedo por el rugido del viento en la madrugada o de aquellos que inventaron singulares amarres de alambres para asegurar una persiana, o de los que se refugiaron en lugares insospechados para preservar la vida.
Probablemente, también, habrá relatos de imprudentes, que nunca faltan. Ayer mismo, desbordado el río Bayamo por el desembalse de la presa Corojo, hubo curiosos que acudieron a ver el «espectáculo», a pesar de las advertencias en sentido contrario.
Y en mi tierra ya han existido novelas reales de personas que no quisieron evacuarse y luego hubo que rescatarlas poniendo en riesgo, incluso, la vida de los propios rescatistas.
De lo único que no quisiera escribir mañana es de vidas perdidas, segadas por Melissa, el huracán más poderoso de los últimos tiempos. Ya me tocó relatar hace 20 años muertes al paso del ciclón Dennis y cada línea fue un canto de dolor profundo y silencioso.
Quisiera escribir que el faro de Cabo Cruz, quebrado por los sismos de 2024, sigue en pie; que el radar de Pilón, visitado ayer por las máximas autoridades de la provincia y clave para poseer información del meteoro, continúa vivo; que el malecón de Manzanillo no ha sido arrancado.
Cuando estas líneas salgan a la luz, quisiera que la cicatriz no sea tan profunda. Que empecemos a curarla pronto, ayudados por los hermanos de otras provincias que ya están llegando; que saquemos las mejores lecciones de este huracán con látigo como ningún otro, que sobre sobre la cicatriz que dejará inevitablemente el monstruo, comencemos a tejer otro tipo de historia, que le cantemos de verdad al decoro y a la vida.
Esfuerzo en horas previas
Al amanecer de este martes Santiago de Cuba era una ciudad gris, de emociones encontradas. Un cielo encapotado y lluvias a intervalos les recordaba a sus pobladores que vivían en la antesala del impacto, al borde del encuentro con un organismo ciclónico sin precedentes: el huracán Melissa, que con intensas lluvias y vientos superiores a los 200 km/h debería penetrar en suelo oriental en horas de la madrugada.
Por todas las vías de comunicación se enfatizaba aquí, horas antes, que se vivirá un fenómeno nunca antes visto, un huracán que ya acumula récords, que no se parece al Flora ni al Sandy, y que nos pone ante la incertidumbre de si nuestros variados sistemas constructivos aguantarán tanto viento, de cara al peligro de las marejadas e inundaciones en zonas costeras o el riesgo de las lluvias intensas en suelos saturados.
Hay miedo, preocupación, pero también empeño. Este martes, en la antesala del peligro, hasta los morosos, los finalistas, se han puesto en acción. Por doquier se siente el repiquetear de los martillos, se aseguran ventanas y techos, se acopia agua potable y alimentos, se prevé hasta el detalle.
Ciertamente escasea desde un saco para llenarlo de arena o de tierra, hasta las precintas para proteger cristales, pero la creatividad de un pueblo batallador se dispara y unidos, con la solidaridad como el mejor escudo, se buscan alternativas. Un concilio entre vecinos aporta la mejor solución y los materiales llegan: un pedazo de alambre, una tabla, un brazo para cargar; una manguera extendida de un extremo a otro de la calle para dar agua a los menos beneficiados.
Las horas siguientes serán difíciles, hay certeza; por eso todos se apoyan, comparten las informaciones sobre el avance de Melissa, los argumentos que hagan reflexionar a aquellos renuentes a evacuarse, el poquito de café para sobrellevar las tensiones en una madrugada que se pinta larga.
Así se vive la espera desde lo profundo de ciudades y comunidades. Cada gesto replica el desvelo que han visto multiplicado en sus dirigentes. Sin que el rostro cansado ni la falta de sueño disminuya su espíritu, la máxima dirección del Consejo de Defensa Provincial (CDP), esa a la que toca decidir por muchos, se muestra infatigable precisando hasta el último detalle.
Con ese ánimo, Beatriz Johnson Urrutia y Manuel Falcón Hernández, presidenta y vicepresidente del CDP, recorrieron este martes varias zonas ubicadas a la derecha del ojo del huracán, las que pudieran recibir los mayores impactos. Se fueron hasta el Tercer Frente, donde las intensas lluvias pueden convertir la montaña en un lugar de peligro; hasta el embalse Protesta de Baraguá vierte copiosamente, poniendo en riesgo la población cercana; se interesaron por las acciones en el Segundo Frente, donde la crecida del río Mayarí pudiera amenazar la vida en el poblado cabecera; chequearon las medidas adoptadas en el litoral santiaguero ya afectado por las recientes lluvias de la tormenta Imelda.
Con especial prioridad fue dispuesto todo en el municipio de Guamá, el costero y montañoso territorio que los pronósticos relacionan con el posible impacto del evento, una región que puede ser víctima de la furia del mar y la crecida de los ríos, en el que en esta ocasión fueron trasladadas a lugares seguros más de 30 000 personas residentes en zonas de riesgo, la mayoría de su población.
En el Santiago heroico de siempre, cada cual se encomienda a sus creencias, y se dispone a pasar una larga noche de lidia tenaz con la naturaleza, dispuesto a sobrevivir.
Alarmas con la percepción de riesgos
«La prioridad es salvar las vidas humanas», vuelve a ser el llamado una y otra vez. En Holguín, el presidente del CDP, Joel Queipo Ruiz, a solo horas de que comiencen a sentirse de manera más palpable los efectos en todo el territorio nororiental del peligroso huracán Melissa, recalcó esa idea: no escatimar recursos para preservar la vida.
En la provincia ya suman más de 170 000 las personas evacuadas, porque se prevé la presencia de fuertes vientos, intensas lluvias y penetraciones del mar, que se percibirán con una evolución muy rápida en cada uno de los 14
municipios del territorio debido al diámetro tan extenso del fenómeno meteorológico.
Resultan preocupantes, en ese sentido, territorios como Banes y Holguín, que aún tienen un número reducido de personas protegidas, por lo que es imperante incrementar la persuasión entre la ciudadanía para que comprendan que la amenaza que se aproxima es real y lo fundamental es proteger sus vidas.
Aún faltan personas sin la adecuada percepción de riesgo, lo cual resulta alarmante a estas alturas, por lo que el llamado en la reunión del Consejo de Defensa de este martes fue a fortalecer la comunicación que hasta ese momento se ha valido de 112 puntos fijos, 27 auto-
parlantes y cápsulas informativas emitidas por la radio.
La solidaridad como impulso
Desde el final de la tarde de este martes, dada la cercanía al país de Melissa, se comenzaban a sentir en Guantánamo los primeros efectos de este fenómeno meteorológico de gran intensidad: lluvias de ligeras a moderadas y un tenue viento.
Sin embargo, cuando se lean estas líneas, probablemente ese panorama haya cambiado de forma drástica y la fuerza de Melissa se haya apoderado, por un instante, del oriente cubano.
En Guantánamo, con antelación, las instituciones e instalaciones prepararon condiciones para enfrentar el fenómeno meteorológico, se evacuaron familias y alertaron sobre los efectos altamente destructivos del huracán.
Un valor ha caracterizado a la población en las jornadas previas al paso de Melissa: la solidaridad. Tanto es así que en la Universidad de Guantánamo, donde se encuentran evacuadas alrededor de 500 personas, los propios estudiantes han apoyado en las tareas del centro para ofrecer una mejor estancia a los evacuados: niños, jóvenes o personas adultas que acudieron hasta el Alma Mater de la provincia para preservar la vida.
Hasta esos mismos centros de evacuación en casi toda la región oriental han llegado los jóvenes de la Asociación Hermanos Saíz, quienes regalan hoy su arte, en tiempos que demandan solidaridad y amor, a cambio de una sonrisa.
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