JR presenta algunas de las propuestas infantiles de las casas discográficas cubanas, a la vez que dialoga con creadores, disqueras y especialistas sobre la trascendencia del tema
A los cantos que constituyen clásicos de la melodía infantil podemos acudir hoy para brindar a los más chicos algo más que tararear frases de hombres «grandes», repetidas por ellos sin tener la menor idea de lo que significan.
El soporte discográfico podría exorcizarnos del fantasma de las composiciones menos pensadas para un público corto en edad, pero igual de exigente. Pues un CD con fábulas cantadas lograría evadir la nostalgia por melodías como «dame la mano y danzaremos» —esa memorable música de rondas de Gabriela Mistral—; quizá porque en los discos gravita ese compromiso con la formación de las nuevas generaciones.
Pero, ¿es palpable todo ese caudal musical en la fonografía cubana actual? ¿Qué se gesta en la materia desde los estudios de grabación nacionales?
Mientras Cubadisco 2009 «hurga» en el tema de la música infantil en su más reciente edición, Juventud Rebelde descorre las cortinas de tan importante asunto, invitando a conocer algunas de las propuestas que tienen entre manos las casas discográficas, a la vez que dialoga con creadores, disqueras y especialistas sobre la trascendencia del tema.
Cantos que guardan la memoriaFue la gala de premiaciones del certamen, acontecida el pasado 16 de mayo en el teatro Karl Marx de la capital, un buen momento para encontrar a directivos del mundo fonográfico nacional y conversar con ellos sobre la presencia de la música para niños en las empresas que guían.
Para Élsida González, directora de música de la EGREM, el asunto debe ser una prioridad en la industria sonora. En nuestros estudios, dice, constantemente se renueva ese catálogo, a la vez que se dan a conocer grabaciones dedicadas a los niños realizadas en el pasado.
Todos estos discos, asegura González, se expenden en moneda nacional y para la EGREM es un esfuerzo que encuentra una gran recompensa. Eso les sucede con el muy esperado CD Música infantil. Vol. III y IV.
El material, hecho con selecciones de la misma Élsida, muestra una parte de lo que posee la EGREM en sus archivos sobre cantos infantiles y que, por su calidad, resultó merecedor este año del Premio Cubadisco en el apartado de compilación infantil.
Otros «tesoros» prepara con esmero la disquera más antigua de Cuba, como las versiones fonográficas de cada edición del Festival Cantándole al Sol. Recibe también toques finales un DVD sobre el disco Chiquilín donde aparecen dibujos animados para cada tema, la filmación de la presentación del álbum hace dos años en el Karl Marx, así como un karaoke que permite a los niños memorizar las canciones.
Para «completar» el paisaje fonográfico nacional dedicado a los más pequeños, se verá en el verano el DVD Chiquilín y llegará, gracias a Bis Music, una colección de juegos didácticos acompañados de nuevos capítulos del Capitán Plin, así como el recién terminado CD Cuando yo sea grande —un homenaje a Enriqueta Almanza—, producido por José Manuel García.
Ela Ramos, directora general de la empresa musical, califica de vital la atención que debe brindar la industria discográfica a la producción de música infantil, «por lo que ellos representan para la sociedad».
Bis Music cuenta con alrededor de una veintena de volúmenes que se erigen como un antídoto contra el olvido de los cantos de la infancia. Cubadisco 2009 reconoció con el Premio Especial a dos de sus últimas entregas: la colección Fernanda y el DVD Entre locos bajitos, de la cantautora Liuba María Hevia.
Se dibujan cuentos y melodíasKiki Corona pinta con palabras un universo colmado de historias fantásticas creadas por Dora Alonso y Hans Christian Andersen. «Atrapó» esas fábulas y las contó en la singular propuesta Los cazadores de cuentos III, una colección que la EGREM atesora en su inventario y que ganara el lauro en cuentos infantiles, en esta edición de Cubadisco.
Hace dos años que Corona está inmerso en este proyecto, «cocinado» en las emisoras Progreso y Radio Arte. Allí se le han unido actores que dramatizan los relatos y como fondo, buena música para captar el ambiente narrativo.
«La serie Los cazadores... es resultado de mi nostalgia por las historias que escuchaba de pequeño y es, al mismo tiempo, mi contribución para incentivar la lectura en niños y jóvenes», señala.
El cantautor ya perfila otras ideas que lo mantendrán en los estudios de grabación. «Este año haré una suite de Las mil y una noches, también pienso dramatizar para jóvenes y adultos obras de Stephen King y Edgar Allan Poe».
La compañía de teatro infantil La Colmenita también planea dejar en discos sus canciones. Carlos Alberto Cremata, su director, expresa que «ya nos pusimos de acuerdo con la EGREM para que uno de los sueños más lindos del grupo sea posible».
Un adelanto lo vimos en el teatro Karl Marx cuando los pequeños artistas compartieron escena con Omara Portuondo, Raúl Paz, David Blanco, David Torrens, Mayito Rivera (cantante de Van Van), Buena Fe, Adalberto Álvarez y su Son y Los Papines, entre otros.
Cremata pone su fe en este proyecto. «Es muy hermoso, porque defendemos la idea de que no hay una música exclusiva para niños, sino que los pequeños se deben educar en la mejor tradición de la sonoridad nacional», puntualiza.
Lo que aún queda en partiturasAunque la música infantil se ha abierto una brecha en la discografía criolla, queda todavía un sinnúmero de canciones en el tintero de los compositores y muchos discos por hacer. Así lo valora Kiki Corona, quien subraya que la música para niños y jóvenes en el mundo entero es una industria.
«Afortunadamente en Cuba tenemos muy buenos autores. Las disqueras nada más tienen que acercarse a ellos y brindarles la posibilidad de hacer este trabajo que, a mi juicio, es una labor indispensable para la educación de nuestros hijos», apunta.
El autor de Nana de las mariposas y La canción del arco iris piensa que estos CD pueden enfrentar los retos impuestos por fenómenos musicales que ya encuentran un público entre los más pequeños. Lo importante en el tema, según Corona, es no cejar en el empeño de grabar las melodías infantiles y «recordar que cuando fuimos niños, disfrutamos de esos textos».
La joven Mailán Ávila, directora del coro infantil Solfa, cree que no es cuestión solo de grabar los álbumes, sino de difundirlos luego, para que lleguen a quienes están destinados.
«Todas las canciones que se escucharon de Solfa en la jornada inaugural del Simposio Internacional de Cubadisco están incluidos en nuestros fonogramas. Sin embargo, necesitamos un mayor apoyo para poner esta música en los medios», reclama Ávila, cuya agrupación ha participado en alrededor de diez discos —sobresale Así cantan los niños de Cuba, nominado a los Grammys Latinos.
El hecho de que Cubadisco 2009 aborde el tópico de la música y los niños, e incluya categorías sobre el particular en su línea competitiva, resulta una acción positiva para tan medular asunto.
Así lo destacó la doctora Graziella Pogolotti cuando, al recibir el Premio de Honor del evento, enfatizó sobre la necesidad de que los pequeños crezcan «rodeados de un mundo sonoro variado» y que esto tribute a sus conocimientos culturales.
La musicóloga Neris González Bello está segura de que el certamen envía señales cada año que muestran por dónde va la discografía cubana. Una de esas luces, indica la también presidenta del Comité del Premio, se evidencia ahora al hablar de la música dedicada a la niñez.
«Más que una deuda, era un deber hablar sobre ello y, como dijo el presidente del Comité Organizador, Ciro Benemelis, se quedará como análisis permanente en las venideras ediciones».
—¿De qué manera la línea competitiva de Cubadisco ha acogido esta producción de música infantil?
—A partir de este año incluimos la categoría de videoclip infantil, gracias a 19 materiales que nos entregara el ICAIC y que nos dio la posibilidad de nominar a cinco de ellos, de los cuales salió victorioso Pubertad, dirigido por Ernesto Piña y Wilbert Noguel. Ojalá que sea un apartado que podamos mantener.
«Igualmente otorgamos un Premio Internacional Extraordinario de Música para Niños, en el que distinguimos a la producción austriaca Parampampín. Kinder and Karibik y Los niños tienen la palabra, del grupo colombiano Cantoalegre.
«Entre los premios de honor estuvieron las cantautoras Teresita Fernández y Rosa Campos, además de los realizadores Juan Padrón y Tulio Raggi, quienes se dedican al trabajo con los más chicos».
—¿Piensa que la discográfica nacional le está poniendo un mayor interés a realizar productos para ese público?
—Me parece que estamos ganando terreno. Es una de las áreas que se están comenzando a potenciar, pero con mejores resultados (cualitativos y cuantitativos) ahora, que en años anteriores.
«Hay que destacar el trabajo que han hecho Bis Music, la EGREM y, más recientemente, Producciones Colibrí, de la que está por llegar una colección de zarzuelas infantiles.
«Es importante ver cómo le han prestado atención a la calidad de este tipo de producto, pues recordemos que el soporte sonoro audiovisual tiene mucha incidencia en la formación de una cultura en las audiencias.
«Ha sido un empeño de las editoras musicales para que los niños no solo sepan de los temas más conocidos de la actualidad, sino de aquellos de siempre. Lo han perpetuado en fonogramas, de acuerdo con los avances de las nuevas tecnologías, más allá de los criterios comerciales que pueda tener cada casa discográfica, pues para ellas también la venta es su razón de ser».
Aunque cada vez se fortalece más esta línea en la discografía criolla, todavía faltan muchas aristas por explotar. En la búsqueda de una música auténticamente destinada al público infantil, no pueden mediar solo fórmulas que apelen al rescate de los clásicos, sino que también estimulen una formación sonora apegada a los tiempos que estamos viviendo.
Se vuelve imprescindible igualmente pensar en estrategias más efectivas para la difusión de estos productos discográficos. Cubadisco ha debatido un tema esencial, la fonografía de los próximos años tendrá la última palabra.