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«El Fino» es un productor grueso

Hace 12 años que el productor pinero Ricardo del Toro Cardet se dedica al cultivo del arroz, actividad en la que se concentra el esfuerzo familiar 

Autor:

Roberto Díaz Martorell

NUEVA GERONA, Isla de la Juventud.— «El Fino», como todos conocen al productor pinero Ricardo del Toro Cardet, no solo ha convertido al arroz en su cultivo de preferencia, sino que hace prosperar una cultura en torno a este cereal, principal fuente de ingresos de su familia.
 Desde 2009, tras el paso del huracán Gustav por Isla de la Juventud (2008), al Fino se le dio la tarea de producir arroz para su comunidad. No tenía los conocimientos, pero sabía que era importante en aquellos momentos porque el evento hidrometeorológico había arrasado con todo, literalmente, y él no es de los que están a la saga en nada.
 Una capacitación por aquí, folletos impresos en la Universidad de Pinar del Río por allá, fue buscando experiencias con otros campesinos y sumergiéndose en la historia local para beber de las prácticas usadas a inicio del siglo XX en la entonces Isla de Pinos, basadas en el cultivo en terrazas. Ese fue el impulso inicial.
 Hoy le brillan los ojos cuando habla de arroz con cualquiera, un amor incondicional que ha transmitido a su hijo Ricardo y a su esposa Ada, quienes también asumen responsabilidades en la finca y ya exhiben resultados porque, como él mismo dice, el arroz llegó para quedarse en su familia.
 El Fino pasa la mano sobre las espigas doradas, las acaricia, disfruta… arranca una y la muestra con orgullo para que me dé cuenta de que es mayor que la distancia desde la punta del dedo meñique a la del dedo gordo de la mano extendida. «Eso es calidad», dice risueño.
 Así también lo corrobora Nancy Salcedo Beltrán, técnica de Calidad de la industria local. «Es un productor de categoría»,  dijo, al tiempo que lo destacó como uno de los pocos en este territorio que da al cultivo todo el tratamiento debido.
 «Por eso tiene buenos resultados. Siempre ha entregado arroz con calidad y buen rendimiento. En reciente visita que le hicimos al campo, pudimos atestiguar que su plantación está a un 99 por ciento de maduración del grano, lista para cosechar…

El Fino prepara la entrega del grano a la industria pinera. Foto: Roberto Díaz Martorell

«Esta será la segunda vez en el año que Ricardo entrega a la industria, y siempre es de excelencia. Él sabe manejar bien el cultivo, desde el campo hasta la industria», subrayó. 
 Por su parte, Wilter Peña Ricard, director de la Unidad de Granos de la empresa agroindustrial Jesús Montané Oropesa, tras reconocer la calidad del arroz de del Toro informó que se decidió encargarles a ese productor y a Islandy García, ambos asociados a la CCS Julio Antonio Mella, que garanticen la semilla del cultivo para la próxima campaña de frío.
 «Tienen esa responsabilidad de producir las semillas para evitar traerlas de otras partes del país. Esta será una campaña con siembra certificada, clasificada y con acta de conformidad del productor con su prueba de germinación», dijo.
 Informó Peña Ricard que el plan de siembra anual de arroz en Isla de la Juventud era de 850 hectáreas, y sin embargo lograron plantar unas 965. Los rendimientos están planificados en 3,65 toneladas por hectárea (sumando las dos campañas) y ya registran 2,2. Están afectados por el déficit de insumos, limitados por la COVID-19 y el bloqueo.
 Mientras, El Fino no se da «brillo en el ombligo»: sabe que ese reconocimiento es fruto del trabajo diario, constante y duro, que no está ajeno a carencias y obstáculos tecnológicos, pero cuenta con la iniciativa criolla en ristre para sortearlos.
 «Traté de dar una buena preparación del suelo. Marcamos en el campo los lugares más altos, y con una cuchilla frontal que le adaptamos al tractor emparejamos «a ojo de buen cubero» el terreno, porque el equipo para nivelar que se trajo de Pinar del Río se rompió a los tres días de estar en el territorio.
 «Hicimos diques a fin de ahorrar agua y trabajar menos con la pala; alimentamos el suelo con materia orgánica y el poco fertilizante que quedó de campañas anteriores; desinfestamos, aplicamos productos que nos suministró la empresa y otros que teníamos… Por eso el cultivo está compacto y parejo», explicó.

«Del Toro es un productor de categoría», asegura Nancy Salcedo Beltrán, especialista en calidad de la industria pinera. Foto: Roberto Díaz Martorell


 Este productor aprovecha los restos de sus cosechas para alimento animal, pues cuando se corta el arroz queda una gran cantidad de material cuyos nutrientes se aprovechan para el ganado y no se pierde nada.
 «En casa sabemos que la misión es producir alimento para la población y para los animales. Hasta el momento ests técnicas nos han dado la sostenibilidad que necesitamos. Vamos lento pero seguro», afirmó optimista.
 La familia de Ricardo sembró 24 hectáreas de arroz: 18 en la finca y seis en la terraza, de la variedad Selección 2, que se adapta fácil a los suelos pineros y es resistente a la salinidad y sequía. «Estimamos lograr una producción de 4 toneladas por hectárea. Ya llegamos a 3,6 promedio en el primer corte», comentó.
 «Fui de los primeros en sembrar arroz en este territorio, y aunque muchos pensaron que estaba loco, con el tiempo he demostrado que no, porque he producido comida para mi familia y para el pueblo, y como soy feliz, seguiré haciéndolo», aseveró.

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