La actividad inaugural del seminario tuvo lugar en el Aula Magna de la UH. Autor: Enrique González Díaz Publicado: 10/12/2020 | 12:43 am
El hecho de que la rectora de la Universidad de La Habana nombrara esta vez a su Premio especial así, «Símbolo de la vida», y de que lo entregara en su Aula Magna al contingente médico internacional Henry Reeve fue en sí mismo la mejor apertura, este miércoles, del 3er. Seminario Internacional Diálogos en torno a los derechos humanos, en tanto enlazó los dos desvelos mayores de la Revolución Cubana: cuidar la vida y ofrecer luces para apreciarla.
De tal modo, la entrega del reconocimiento, de manos de la rectora —la Doctora en Ciencias Matemáticas Miriam Nicado García— a la directora nacional de Ciencia e Innovación Tecnológica del Ministerio de Salud Pública, doctora Ileana Morales Suárez, resultó el mejor pie forzado en la arrancada de estos «Diálogos…».
Sin cruz ni espada ni más librito que los de la medicina y el amor, el Henry Reeve da en otras tierras lecciones prácticas de cómo defender derechos humanos. Que en 15 años de plenitud unos 9 000 profesionales integraran más de 70 brigadas en 46 naciones y salvaran más de 89 000 vidas, es un argumento incontestable. ¿Qué pidieron a cambio? ¡Pacientes!
La doctora Ileana Morales Suárez explicó la génesis de un enfoque solidario de salud que ha permitido a Cuba activar en tiempos de COVID-19, sin descuidar a los suyos, 53 brigadas del Henry Reeve para firmar valentías por el mundo. Desde que bajó de las lomas para empinar su proyecto de bien, la Revolución refrendó el derecho a la protección de la salud, que lleva implícitos la dignidad, la igualdad de oportunidades y el progreso económico en un país de ciudadanos plenos.
En una época de emergencia que ha evidenciado la fragilidad de ciertas estructuras sociales y sanitarias presumiblemente fuertes, Cuba muestra la pertinencia del acceso universal a los servicios básicos y medicamentos, de la disponibilidad de información y de la garantía de equipos de protección y de personal para proteger a los vulnerables y a la masa entera.
Nuestro plan nacional de respuesta integra voluntad política, organización social coordinada, modelo de atención primaria, amplia red de servicios y laboratorios, trabajo intersectorial y, sobre todo, personal bien formado para coronar tomas de decisiones a partir de la ciencia.
Todo ello entronca con el primer panel del Seminario: «Diálogos sobre el derecho a la salud en el contexto de emergencia sanitaria. Miradas desde las ciencias médicas y las ciencias jurídicas», en el cual los doctores Carmen Borrego, Alberto Fernández y Teresa Delgado —esta última, jurista— debatieron bajo la guía de la Doctora en Ciencias Jurídicas Martha Prieto, destacada profesora de la Facultad de Derecho de la UH.
Los ponentes refirieron principios del programa cubano de salud mental, cuya génesis estuvo en la visión de Fidel, quien desde muy temprano orientó la formación de especialistas y su ubicación sensible para cambiar la anterior idea del paciente «loco» a la de la persona a apoyar. El diálogo se detuvo en cómo han sido reorganizados nuestros servicios médicos para fortalecer la seguridad sicológica y abordó el afianzamiento continuo, desde marcos legales, de acciones de terapia ante adicciones.
Este panel expuso el cuadro de garantías del país a los ancianos, sujetos centrales de un sistema que dispone de más de cien hogares, 300 casas de abuelos y múltiples cátedras de adultos mayores y círculos. A resultas, mientras otros países se desalientan frente al intento aún fallido de acordar una Convención de derechos del adulto mayor, Cuba se empina en su aspiración, para todos, de una vejez con salud.
Los especialistas explicaron los retos que la emergencia ha puesto a los sistemas jurídicos para garantizar desde lo público y lo privado, en condiciones inéditas y con la dinámica requerida, los derechos a la salud previstos en un país de real corte humanista.
Al final de la primera jornada, la Doctora en Ciencias Jurídicas Yamila González, vicepresidenta de la Unión Nacional de Juristas de Cuba, condujo el diálogo con la Doctora en Ciencias Sociológicas Mariela Castro Espín, directora del Cenesex, sobre las familias cubanas en la diversidad, tema que propició un repaso del largo trabajo de la Federación de Mujeres Cubanas en pro de echar luz sobre la sexualidad, la salud sexual y la promoción y protección de los derechos en torno a ellas.
En Cuba funciona un programa de educación sexual que no cesa de fortalecerse y que se enfoca —como explicó la Doctora Castro Espín— en educar en el amor y el respeto y cuyas implicaciones conciernen no solo a la pareja sino a todas las relaciones sociales. El objetivo es aportar ciencia para que las personas transformen su realidad y, más allá de una cama, su base radica en el paradigma emancipador del socialismo.