En áreas del Malecón se trabajaba por volver paulatinamente a la normalidad. Autor: Abel Rojas Barallobre Publicado: 21/09/2017 | 07:05 pm
Desde el amanecer del domingo, en que el huracán enrumbó su trayectoria hacia el sur de la Florida, en Estados Unidos, los habaneros se volcaron a las calles para empezar a curar a una ciudad que el poderoso fenómeno meteorológico ha dejado fuertemente herida.
Caída de árboles e inundaciones costeras fueron las mayores consecuencias provocadas por Irma en el litoral norte habanero. En lo fundamental, hay daños en casas con cubiertas ligeras y en la techumbre de fábricas e instalaciones económicas, sociales y de los servicios, además de otras averías a la infraestructura, como postes del tendido eléctrico y telefónico derribados. Sin embargo, los perjuicios al patrimonio de entidades y personas, por lo que parece, son menores en comparación con otras partes del país.
En los diferentes municipios de la capital los vecinos liberaban obstáculos, podaban árboles con ramas quebradas, y limpiaban y extraían escombros, trabajando mano a mano con miembros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, del Grupo Empresarial Constructor de La Habana (Gecal), de Servicios Comunales....
Las personas mostraban calma mientras equipos de bomberos, y de rescate y salvamento cumplían decisivas misiones, en tanto brigadas de la Unión Eléctrica se encargaban de la inspección de circuitos, haciendo un esfuerzo máximo para restablecer el servicio.
Algunos curiosos se acercaban al litoral para ver la fuerza inusitada del mar, la que aún muestra con sus olas. Lamentablemente, algunos fueron más allá cometiendo indisciplinas, como se estuvo viendo, sobre todo, en zonas muy próximas al Malecón.
Poco a poco va pasando el susto por el ruido del viento, que en la noche del sábado daba la impresión de que «se estaba acabando el mundo». Ahora la gente no cruza los brazos, ni mira hacia arriba a ver si de la nube que los castigó cae también la cura a las dificultades. Entre charcos o pedazos de árboles y escombros, pasa la gente. Unos tienen algunas paredes quebradas pero las manos sanas para volver a construir.