Caricatura Autor: LAZ Publicado: 21/09/2017 | 07:03 pm
El sector estatal debe ser espejo de la legalidad, un baluarte de las buenas maneras, porque cuando carece de ese atributo propaga un mensaje negativo hecho vox populi, en esa frase acuñada por la tribuna de la calle de «cuál es el cuento si resulta el primer incumplidor».
La expresión es una realidad, pero lo más preocupante es que por carambola se le cuelga de manera total el sambenito de transgresor al amplio y diverso conjunto del ámbito público, de tanto peso simbólico e importancia en Cuba.
Consecuentemente, todo lo que se haga para cambiar esa percepción resulta vital. El desorden ampara el robo y la corrupción e, incluso, incita a delinquir a los propensos a hacerlo.
No por casualidad el reordenamiento territorial y urbanístico, rectorado por el Instituto de Planificación Física, desde sus inicios en 2012, concede prioridad a que las entidades estatales acaten la legalidad.
Así, desde que comenzó esa descomunal tarea de enderezar las mil y una infracciones acumuladas durante años de inercia, el progreso es incuestionable en todo el país.
Un buen ejemplo de lo logrado está en Villa Clara. Valga subrayar que solo en los últimos 18 meses se erradicaron 1 016 transgresiones en el sector estatal.
Entre las irregularidades resueltas se cuentan construcciones ilegales en tierras bajo control estatal, cambio de uso de locales sin la debida autorización, edificación de locales en playas que afectan el medio ambiente, tendederas eléctricas y conexiones de agua.
La norma aplicada para imponer el orden va desde la legalización de lo realizado al margen de lo establecido, siempre que la acción se pueda enmendar sin socavar la ley, hasta la demolición.
Una de las peculiaridades del reordenamiento aflora en la sistematicidad con que enfrentan las violaciones, aunque no en todos los territorios la han ejercido con igual intensidad. Pero, en sentido general, la presión sostenida sobre las entidades trasgresoras logró un cambio positivo para meterlas en cintura.
Es efectivo ese apretón de tuerca, pues a ese sector le corresponde ser ejemplo de legalidad dondequiera que rija, debido a su condición de reflejo público de nuestro sistema. Y aquí si no vale aquello de tiempo al tiempo.