«Eso precisamente es vivir la Federación Estudiantil Universitaria (FEU). Te entregas a ella, perteneces a ella y participas en los procesos para aportar a su fortalecimiento y transformación.» Así piensa Jenniffer Bello Martínez. Autor: Calixto N. Llanes Publicado: 21/09/2017 | 06:18 pm
Cuando llegó a la Universidad se propuso vivir a plenitud y disfrutar esa etapa de la vida: actuar en una obra para el festival de artistas aficionados de la facultad, jugar tenis de mesa o en el equipo femenino de voleibol, participar en los exámenes de premio, realizar una investigación científica, compartir en la residencia estudiantil con los amigos, inventar la fiesta de la semana, buscar soluciones desde la brigada a sus preocupaciones y construir junto a sus compañeros el proyecto profesional de la carrera.
«Eso precisamente es vivir la Federación Estudiantil Universitaria (FEU). Te entregas a ella, perteneces a ella y participas en los procesos para aportar a su fortalecimiento y transformación. Sería imposible pasar por la Universidad sin dejar un pedazo de ti en la organización que te acoge y representa durante cinco o seis años. Por eso luego, cuando nos toca recibir a los estudiantes de primer año, les damos como consejo que vivan la Universidad, la FEU, su FEU, porque ella nos pertenece a todos», afirma.
Así piensa Jenniffer Bello Martínez, electa recientemente presidenta de la organización joven más antigua de Cuba. Todavía muchos recordarán su cara, algún detalle de su voz o algún gesto de sus años de estudiante de preuniversitario, cuando a esta muchacha también le tocó dirigir la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media (FEEM). A esa responsabilidad, como a la de ahora, llegó paso a paso, formándose sobre todo en la base.
La estudiante de quinto año de Pedagogía-Psicología asevera que la vida de la FEU ha tenido bastante movimiento en los últimos tiempos, no solo para cumplir con los acuerdos de su VIII Congreso, sino también para corresponder al mandato por el cual existe: el de representar a los estudiantes universitarios y atender sus preocupaciones, al viabilizar sus iniciativas y propuestas. «Estar más cerca de ellos, potenciar los espacios de diálogo y conocer sus opiniones, permite de alguna manera ser más efectivos en nuestra misión», dijo.
«Han transcurrido dos años desde el último congreso y se perciben transformaciones, pues hemos consolidado las acciones del proyecto Pensamiento, en el que se sustentan las ideas de revitalizar el accionar de la FEU, con énfasis en la brigada. Nuestra membresía cada día realiza un análisis más crítico sobre qué pasa con los 17 000 planteamientos y los 2 000 acuerdos de esa cita. Ello es un indicio del cambio en sí misma y facilita una participación activa en las tareas que se avecinan.
«Es como un alto en el camino, que permite ver en la mayoría de las universidades una tendencia favorable al fortalecimiento de la organización, en lo referido a las tareas de participación, convocatoria y comunicación. De igual modo, se reconoce entre el estudiantado como logros aquellas preocupaciones que hemos llevado a análisis con los ministerios formadores, por ejemplo, la modificación de la Resolución 210, que norma los procedimientos de asistencia a clases, y la aprobación de la Resolución del Premio al Mérito Científico, además de la venta de libros en las universidades de Ciencias Médicas y la entrega de un módulo de ropa deportiva a varias facultades de Cultura Física.
«Igualmente se aprecia una mejoría en lo referido a los medios de computación, tanto en equipamiento como en conectividad, así como en la reparación y mantenimiento de varias áreas de los centros de Educación Superior, entre ellas las residencias estudiantiles, aunque estos asuntos constituyen prioridades a atender por los ministerios, en respuesta a las necesidades crecientes del estudiantado.
«Desde lo orgánico se han impulsado 25 temas relacionados con el perfeccionamiento de la docencia, la preparación ideológica, la atención a los movimientos universitarios, los ciclos de investigación científica estudiantil y la recreación. La lista que resultó de los debates del Congreso fue más numerosa, pero los planteamientos no han sido olvidados, y desde julio de 2013 se han emitido diversas indicaciones por y hacia los Organismos de la Administración Central del Estado, vinculadas con respuestas a las preocupaciones de los educandos».
—¿Qué temas quedan pendientes?
—Dentro de los asuntos que son de prioridad para la organización en este curso escolar, se encuentran la atención al año terminal y el perfeccionamiento del proceso de ubicación laboral, los mecanismos para brindar información acerca de la elaboración y puesta en marcha de los planes de ejecución del presupuesto de la FEU, materialización del compendio sobre la historia de la organización, implementar las sugerencias al reglamento de las residencias estudiantiles y renovar nuestro portal digital.
«Lo más importante está determinado por no perder lo alcanzado, sistematizar y fortalecer los escenarios conquistados para la representación, y no permitir que se acumulen nuevos problemas por no analizarlos a tiempo. Somos conscientes de que en la presente etapa nos corresponde medir el impacto y los estados de satisfacción en las universidades con respecto a los cambios efectuados».
—El funcionamiento de la FEU y la falta de trabajo en la brigada siguen siendo temas debatidos por los estudiantes…
—La organización ha adoptado decisiones que impulsan un clima de participación y que generan una horizontalidad clave para cimentar los resultados positivos. Se empezó por reevaluar las funciones del Secretariado Nacional y de los Consejos Provinciales, se han diseñado sistemas de trabajo más flexibles y la forma de retroalimentación sobre los procesos que se desarrollan en las universidades. De igual manera, se han estimulado cambios en los principales procesos orgánicos, logrando que su diseño se sustente desde la base.
«La brigada continúa siendo el talón de Aquiles; precisa que sus miembros sientan la necesidad de activar sus motores, de revolucionar este espacio y combinen en ella saberes, proyectos, pensamiento intelectual, pasión, energía y atrevimiento. Tenemos que despojarnos del mito de que la brigada es solo un escenario de reunión para convertirla en un espacio ideal de encuentro, donde se generen metas, tareas y utopías; aportemos desde lo individual y lo colectivo a ese proyecto que contempla Universidad, sociedad y Revolución».
—Algunos jóvenes refieren que a los dirigentes estudiantiles les sigue faltando liderazgo, ¿qué opinión tienes sobre esto?
—Creo que existen excelentes dirigentes de la FEU en muchas de nuestras universidades, y si no logramos que lo hagan mejor, si no obtenemos que sus proyecciones sean diferentes, es también responsabilidad de los que los elegimos y de los que quizá pueden hacerlo mejor y no se suman a la empresa. La clave tiene que estar en la visión de colocar a cada cual en lo que puede hacer mejor con su propio talento, en generar los espacios que posibiliten que todos crezcamos y acompañar permanentemente a los que hoy desempeñan la tarea de dirigir la FEU a cualesquiera de sus niveles.
El criterio de los estudiantes ha sido esencial para edificar una nueva organización. Foto: Calixto N. Llanes.
«Pienso, además, en el papel del colectivo en el liderazgo, logrando estar con el oído pegado al suelo para saber lo que piensan los demás sobre lo que hacemos y operar en consecuencia con ello. El liderazgo mayor no lo ejerceremos en lo individual, sino desde el proyecto que de conjunto podamos mostrar como Federación. En ese sentido resta mucho por avanzar, hay que conjugar muchos factores, sobre todo, esa voluntad para lograr transformar realidades desde las brigadas».
—¿Cómo se ha involucrado la FEU y sus miembros en el proceso de integración que viven las universidades? ¿Qué le ha aportado a la organización?
—La organización ha tenido una participación muy activa en este proceso y se han tenido en cuenta las inquietudes y sugerencias de los estudiantes, pues se trata de construir de conjunto la nueva Universidad. A tono con este proceso, la FEU ha adecuado sus consejos y secretariados de facultades y universidades, y ha prepararado a los dirigentes estudiantiles para que conduzcan nuestras funciones en un escenario más fortalecido, pero a la vez complejo.
«El principal aporte está en que todos los estudiantes, ahora de diversas carreras y con maneras de funcionar diferentes, confluyan en un mismo espacio, para seguir aportando y edificando una universidad comprometida, revolucionaria e innovadora, pintada de ingenieros, pedagogos, periodistas, agrónomos, arquitectos, juristas, economistas, en fin, de todos, de esa pluralidad que hace más humana a la universidad y a la FEU».
—Según sus Estatutos, la FEU reconoce el peso decisivo del criterio de quienes la integran...
—La organización durante estos últimos años ha convocado a todos sus miembros a apropiarse del significado de la palabra «participación», lo que implica sumar, contagiar y convocar a cada estudiante. Diseñar y organizar los procesos y actividades de la FEU contando con los criterios del estudiantado, desde cómo lo sueñan hasta su materialización, tiene que ser una práctica cotidiana y natural que se estimule.
«Existen buenas experiencias: en la planificación del presupuesto de la FEU de una universidad, primero se discute con los estudiantes y, a partir de sus propuestas, se proyecta su ejecución. Hay otros espacios, incluso institucionales, donde se hace valer la voz del estudiantado, como los consejos de dirección, pero aun más importante es la participación del presidente de brigada en los colectivos de año, en los que se toman decisiones fundamentales para las carreras.
«Precisamente, el proceso de discusión poscongreso, que desarrollaremos a partir de octubre, persigue poner a debatir a nuestros miembros sobre el funcionamiento de la organización, evaluar cualitativamente los acuerdos del VIII Congreso a cada nivel y proponer acciones concretas para seguir solucionando los temas pendientes. Esta es otra forma de participar y de contar con el criterio de la mayoría, para lograr una FEU más fuerte.
—¿Qué les toca hacer como estudiantes a los universitarios de hoy?
—Ser consecuentes con nuestro tiempo y conscientes del compromiso que tenemos no solo con la Cuba de hoy, sino también con la del mañana. Tenemos que ser inquietos, revolucionarios, propositivos, aprender todos los días y prepararnos bien; generar seguridad de que podemos asumir nuestros retos, que son los de preservar y fundar a partir de las fortalezas que nos acompañan y nos ha dado la Revolución, sobre todo cuando nos enfrentamos a escenarios ideológicos más complejos y contradictorios.
«Ante esos retos se impone no olvidar la esencia de ser cubano y cultivar ese patriotismo que siempre nos ha corrido por las venas y, sobre todo, contribuir a la formación de un estudiante que sea capaz de participar de forma más activa en todos los órdenes de la vida económica y social de la nación. Nos toca seguir conectados con la sociedad, pues como defendió Mella, fundador de esta organización, el estudiante es algo más que un universitario, es un ciudadano y un miembro de la sociedad».