No hubo heridos de ningún tipo debido a que la jornada laboral había culminado y solo continuaba en la instalación el personal de limpieza y aseguramiento, junto a los miembros del Consejo de Dirección. Autor: Juventud Rebelde Publicado: 21/09/2017 | 06:01 pm
Eran cerca de las cuatro de la tarde de este miércoles cuando fue interrumpido el Consejo de Dirección de la empresa en la que Mario Avilleira Ramírez ha trabajado por más de 30 años. Una de las lámparas de electricidad había comenzado a desprender humo, y los trabajadores de la Procesadora de Hebra Segundo Quincosa, de la capital, trataron de sofocar lo que parecía un pequeño contratiempo. A las 3 y 48 p.m. la Estación de Bomberos recibió la llamada urgente.
Con el apremio de la profesión, se presentaron los comandos No. 1 y 3 y la Brigada de Rescate y Salvamento, y comenzaron a laborar. Pero 30 minutos después ya estaba declarado un incendio de grandes proporciones y hubo que pedir refuerzos. Acudieron entonces los comandos 4, 5, 6 y 8, con el apoyo de la Policía Nacional Revolucionaria, la Empresa Eléctrica y el personal del SIUM.
Según informó el mayor Julio César López, jefe de divulgación del Cuerpo de Bomberos, cerca de las cinco de la tarde se controló el incendio. Sin embargo, cuando JR acudió al sitio aún se mantenía saliendo humo del interior de la fábrica, debido a que el material almacenado allí es «combustible», porque todo es seco (hojas de tabaco, yagua, escaleras y pisos de madera).
Continuaba el trabajo de remover los escombros para poderlo apagar totalmente. El mayor López calculaba que faltaban algunas horas para sofocarlo entre cerca de 150 bomberos.
No hubo heridos de ningún tipo debido a que la jornada laboral había culminado y solo continuaba en la instalación el personal de limpieza y aseguramiento, junto a los miembros del Consejo de Dirección. Cerca de la entrada de la instalación, Mario Avilleira Ramírez permanecía apoyando al personal especializado. Este operador de máquina cortadora y secretario del Partido de la empresa, consideró que gran parte de la instalación, donde se procesa la materia prima para la elaboración de cigarros, sufrió daños.
Los materiales de trabajo y la hebra producida en esa jornada se salvaron de la debacle porque se almacenaban en el área no afectada. Igual ocurrió con la documentación de la entidad, pues las oficinas no fueron alcanzadas por el fuego.