En función del disfrute y esparcimiento de todos, especialmente del sector infanto-juvenil, está la televisión, con una elevada capacidad para transmitir, estremecer y «atrapar» de manera rápida y efectiva desde los contenidos propuestos.
Es una de las opciones recreativas más atrayentes a las que tienen acceso los públicos. Por tanto, es prioridad del trabajo de sus hacedores entretener sin dejar a un lado la transmisión de valores.
Lo anterior trascendió durante el encuentro que sostuvo la Comisión Central de Recreación con directivos del Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT), en el que estuvieron presente Ulises Rosales del Toro, miembro del Buró Político y vicepresidente del Consejo de Ministros; Ángel Arzuaga, vicejefe del Departamento Ideológico del Comité Central del Partido; y miembros del Buró Nacional de la UJC, los secretariados nacionales de la FEEM y la FEU, y la Presidencia de los Pioneros, entre otros.
El debate giró en torno al proceso de trabajo con los contenidos y la intencionalidad de los mensajes transmitidos en función de preservar la misión de nuestra televisión que, desde el inicio de la Revolución, ha sido ofrecer programas que desarrollen y satisfagan los intereses y necesidades de información, educación y entretenimiento en correspondencia con nuestros principios.
Al respecto, Julio Alfredo Suárez, jefe de la División de Programación de la Televisión Cubana, enfatizó en la importancia que reviste el respeto del algoritmo de trabajo concebido para analizar y aprobar la salida al aire de cualquier programa, en tanto reflejará, de manera coherente con el resto de la programación, los intereses socio-políticos del país.
El funcionario detalló los pasos que deben seguirse en la concepción y posterior transmisión de un programa. «En cada una de las divisiones de programación se establece un plan temático con las propuestas de los programas. Se conforma una ficha técnica que reúne la información relacionada con los recursos necesarios para realizarlos y la intencionalidad de los mensajes que expondrán, se conciben y revisan los guiones en correspondencia con los análisis anteriores y toca a las instituciones, asesores y directivos la aprobación del proyecto».
Destacó Suárez que la televisión, en tanto medio generador de cultura e ideología, debe entenderse como un trabajo de equipo en el que cada uno vele porque se cumpla desde el inicio hasta el final la política de programación rectora de esta actividad.
«Quedan deficiencias en la transmisión con mayor intencionalidad de nuestros valores, apuntó. «Si a ello le sumamos la desactualización de algunos aspectos reflejados en esos materiales con relación a la realidad, estamos ante un problema que requiere con urgencia nuestra atención», enfatizó Suárez.
En ese sentido, Rosales del Toro señaló como un eslabón primordial para el exitoso desenvolvimiento de este algoritmo creativo, una mejor selección y capacitación del personal vinculado a la gestación de programas televisivos.
«En la medida en que seamos capaces de superar estas deficiencias, estaremos garantizando un mayor conocimiento y mejor interpretación de esa política de la programación en función de las condiciones subjetivas y estimularemos la creación, para que los productos funcionen desde lo didáctico o lo ficcional en la gente, sobre todo en el público joven», expresó Waldo Ramírez, vicepresidente del Instituto Cubano de Radio y Televisión.
La promoción, como aspecto crucial de todo fenómeno comunicativo, no puede verse aislada de la programación.
«Si algo distingue a la televisión cubana es la coherencia entre sus espacios. Ella ahora se enfrenta al desafío de la existencia de cinco canales de alcance nacional y a la posibilidad de generar cada vez más una programación diversa.
«Será menester entonces jerarquizar, analizar qué promocionaremos y cómo lo haremos, y utilizar al máximo recursos mediáticos alternativos como la prensa impresa o radial para complementar esa función», concluyó Ramírez.