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Transitar por los detalles de la guerra revolucionaria

De la Sierra Maestra a Santiago de Cuba. La contraofensiva estratégica, texto presentado por Fidel este viernes en el Aula Magna de la Universidad de La Habana, permite conocer, aún más de cerca, a partir de los papeles y mensajes que contiene, al revolucionario tenaz, guiado por principios martianos

Autor:

Alina Perera Robbio

Puntual, como le hemos visto llegar a sus comparecencias de estos tiempos, entró Fidel al Aula Magna de la Universidad de La Habana al filo de las diez y media de la mañana de este viernes.

Le esperaban sus compañeros de lucha en los días de la Sierra Maestra, profesores y estudiantes del universo de la educación superior en la capital, y otros invitados, para compartir con él la presentación de un nuevo libro de su autoría: De la Sierra Maestra a Santiago de Cuba. La contraofensiva estratégica.

Tras un aplauso prolongado que dio la bienvenida al líder histórico de la Revolución, la escritora y periodista Katiuska Blanco, quien tuviera a su cargo el cuidado de la edición del libro, resaltó el hecho de que en el histórico recinto del Aula Magna se hubieran dado cita compañeros de la guerra de la Sierra Maestra, compañeros de la victoria y la contraofensiva estratégicas.

Y no pasó por alto la presencia de trabajadores del Consejo de Estado —entre ellos los del grupo de Versiones Taquigráficas—, miembros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) que tanto ayudaron en la confección de los mapas del nuevo texto, trabajadores de la imprenta Federico Engels, y de la Oficina del Historiador de la Ciudad, así como una representación de estudiantes y profesores de la Universidad de La Habana todos tan importantes por su entrega a la realización del libro.

Sobre el valor de la obra que ha salido a la luz, Katiuska Blanco comentó que sus páginas ofrecen al lector la oportunidad de estar al tanto, como quien transita por una bitácora, de los detalles de la guerra revolucionaria. Y añadió que el texto permite conocer aun más de cerca, a partir de los papeles y mensajes que contiene, a ese revolucionario tenaz, guiado por principios martianos, que es Fidel.

Transitar por las páginas, dijo la escritora, nos aproximará al «jefe al tanto de lo mínimo: del último fusil, de la última bala, del compañero que ha sido castigado y que al cumplir la sanción es premiado con la posibilidad de cumplir nuevas misiones».

Será la oportunidad, reflexionó Katiuska, de conocer más en detalles al jefe que hablaba de la exigencia pues el deber que debía ser cumplido preocupaba más al luchador que su suerte personal. A través de la lectura, subrayó, se puede sentir que estamos frente a una suerte de decálogo de la conducta humana.

La periodista escogió para compartir con el auditorio, porque es «algo para toda la vida», una idea de Fidel que el libro recoge: «La victoria en la guerra depende de un mínimo de armas, y de un máximo de moral». Y seguidamente confesó al Comandante en Jefe que a ella le ha gustado mucho este libro, que califica de maravilloso, pues devela, entre otros muchos detalles, la sensibilidad humana del excepcional luchador hacia los hombres de la guerrilla.

OTROS VALORES DE LA EDICIÓN

Este nuevo libro da continuidad al recientemente visto por nuestro pueblo: Por todos los caminos de la Sierra: La victoria estratégica. Así lo afirmó Alberto Alvariño Atiénzar, vicejefe del Departamento Ideológico del Comité Central del Partido.

Las técnicas utilizadas en esta segunda parte son similares a las utilizadas en la anterior. Se recurrió a los elementos técnicos de impresión más modernos. El puntaje de la letra, 12 puntos, y los espacios en blanco, permiten una lectura cómoda. Y a ello también contribuye haber dispuesto cada fecha en orden cronológico.

La presente edición, según detalló Alvariño, cuenta con papel cromo para la parte gráfica. El total de páginas asciende a 608: 434 son de texto; 163 de elementos gráficos; 72 de fotos; 24 de documentos históricos, y 16 de mapas. Finalmente un pliego recoge poblados y ciudades que fueron escenarios de la guerra revolucionaria, sobre los cuales el lector podrá estar al tanto de datos complementarios, relacionados con los orígenes de cada asentamiento y otras informaciones de interés.

Alvariño anunció que actualmente se están produciendo 90 000 ejemplares, y que de esa cifra, 70 000 tendrán como destino a los lectores de la Isla. «Con este nuevo libro —afirmó— se logra conformar una obra extraordinaria, a la altura del valor histórico de los documentos contenidos en sus páginas».

Los asistentes a la presentación pudieron saber que ya otras editoriales del mundo han solicitado imprimir, en diversos idiomas, cifras importantes de la primera parte de esta experiencia editorial.

PALABRAS DEL AUTOR

Luego de acomodarse sus nuevos espejuelos con los cuales ve muy bien, según confesó hace poco en la escalinata de la Universidad de La Habana, Fidel dijo con un ejemplar de La contraofensiva estratégica en sus manos, que ha tenido bastante trabajo últimamente. Sobre el ejemplar, comentó que todavía se siguen buscando datos, y sigue apareciendo algunos.

A partir de ese instante, luego de comentar que «este libro no es suficiente», en clara alusión al propósito de añadir detalles y algún que otro dato todavía no incluidos, el líder de la Revolución emprendió un viaje por numerosas páginas del texto, a rato interrumpido por preguntas a sus compañeros de lucha.

De lectura en lectura, se detenía e indagaba por algún combate, por algún nombre, por un error cometido por algún jefe en el campo de batalla. En el alto recinto del Aula Magna se escuchó la voz de Fidel repasando mensajes escritos por él a Camilo, o al Che, o a Almeida, o a otros compañeros. O valoraciones sobre el arrojo de algunos combatientes (como ese en el cual expresa que Coroneaux está hecho un león, que en medio de un firme abrió 200 trincheras). O mensajes que tenían como destinatarios, por ejemplo, a los habitantes del pueblo de Guisa, a quienes el Ejército Rebelde exhortó se retirasen para evitar bajas civiles en el momento de tomar el poblado.

Por momentos movía a risa la picardía de Fidel, quien comentaba que donde estaba pronunciando una palabra suave, había sido escrita, originalmente, otra más dura. Ante los presentes desfilaba la humanidad perfectible de los héroes rebeldes, los empeños más urgentes en los territorios de lucha, como el cobro de impuestos a los colonos azucareros, o el desvelo por quitar todo el tiempo el armamento al enemigo.

«Ya estamos llegando», expresó, mientras leía y pasaba las páginas, en clara alusión a la fecha del 1ro. de enero del 59. «Aquí hay cosas muy interesantes, realmente…», dijo Fidel a los invitados. Y recordó varios pasajes históricos, entre ellos, el discurso pronunciado en Santiago de Cuba y la huelga general.

En una vuelta a los días presentes, Fidel dijo: «Son muchas las batallas que se están librando. En aquella época la batalla era militar; hoy es política…», resaltó.

Y comentó sobre las medidas feroces que el Consejo de Seguridad de la ONU ha impuesto a Irán por una supuesta producción de armamento nuclear; y sobre el riesgo de que se desate una guerra contra el país persa, la cual, inevitablemente, se convertiría de inmediato en una conflagración nuclear.

Sobre las advertencias que Cuba, en voz de él, ha estado haciendo al mundo sobre una paz seriamente amenazada, Fidel dijo que no se ha tratado de buscar publicidad sino de advertir. «Al menos —reconoció— se logró atraer la atención sobre un problema que ni siquiera era mencionado en los grandes medios de la comunidad internacional».

El final del encuentro fue aprovechado por Fidel para dar lectura a varias ideas suyas relacionadas, entre otros asuntos de actualidad, con el reciente diálogo que él sostuviera en La Habana con Jeffrey Goldberg, corresponsal de la revista The Atlantic, quien está publicando por partes algunos de los conceptos expresados por el líder de la Revolución.

En sus reflexiones, Fidel dijo que sigue con interés las palabras que el corresponsal ha sacado a la luz y que han tenido gran repercusión en los medios de comunicación. El Comandante en Jefe comentó que las palabras reproducidas por el periodista —a quien calificó de bueno— son ciertas, pero en algunas expresiones es obvio que las interpretaciones realizadas por el entrevistador no son las correctas.

«Defender la paz —definió en otro momento Fidel— no significa para un revolucionario dejar de defender los ideales de justicia». Resaltó que todos los pueblos tienen derecho a la paz, y que es una verdadera vergüenza que sucedan barbaridades en el planeta como el desamparo de los seres humanos en África, o el atropello que sucede día a día contra miles de civiles en el Oriente Medio.

Lo último que podía esperarse —denunció— es la exclusión de miles de gitanos franceses por parte de la extrema derecha en ese país; o la intención desenfrenada de un pastor que en La Florida pretendía incinerar un ejemplar del Corán, fanático que parece haber sido disuadido por agentes del FBI en el país norteño. Sobre este último episodio, Fidel expresó cómo en torno al mismo se desató un gran show mediático, como típico caso de «un imperio que se hunde».

Al terminar la lectura de sus reflexiones, Fidel agradeció a los presentes la atención, y se puso de pie para saludar con calma a sus compañeros de lucha, para dialogar con profesores universitarios, con periodistas, y con estudiantes que desde ya lo han invitado a que visite pronto, nuevamente, la Universidad de La Habana.

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