El inestable abasto de agua influye en el incremento de los depósitos en las viviendas, muchos de los cuales están mal tapados. Autor: Nelson García Santos Publicado: 21/09/2017 | 04:57 pm
SANTA CLARA, Villa Clara.— Desde la azotea, ante la vista, una interminable hilera de tanques en patios o rincones, de todos los tamaños inimaginables. Luego, cuando uno baja y amablemente le facilitan pasar a las casas, cuesta moverse entre esos depósitos, muchos carcomidos por el tiempo. Es la única manera que tienen para garantizar el agua que necesitan.
Paradójicamente ese almacén de agua se ha convertido en un reino para la reproducción del Aedes aegypti. Con interés y celo cada quien logró ingeniárselas para poseer un tanque donde guardar el vital líquido, pero les han faltado bríos para impedir que el mosquito, su posible matador, conviva con ellos como si fuera uno más de la familia.
No hay exageración. La situación resulta alarmante, ni más ni menos, en el municipio de Santa Clara. Y lo peor, la gente tampoco acaba de darse cuenta del peligro real que alberga, y para colmo los hay refunfuñonas y refunfuñones, y hasta quienes ofenden a los trabajadores de la campaña contra el mosquito.
¿Dónde está el inminente peligro? De los 19 consejos populares del municipio, 14 presentan índices de infestación que pueden desencadenar la transmisión del dengue. Solo hace falta que aparezca una persona enferma y que el transmisor la pique, lo cual podría desembocar en el contagio.
¡Increíble!
El cómo se llegó a ese nivel pasa por varias respuestas, afirma Mario Alberto Valdés Aguilar, jefe del Departamento de Control de Vectores en el municipio de Santa Clara. Él se sabe de memoria las causas que facilitan la existencia del Aedes y también cómo erradicarlas. Lleva 14 años; empezó como operario, tratando de batir a la diminuta «sabandija».
En su opinión, «en primer lugar determina la baja frecuencia de abasto de agua a distintos consejos populares de la ciudad. Esto obliga a los habitantes a tener numerosísimos tanques bajos para almacenar el líquido», razona.
Cuenta que un ejemplo clásico de esa realidad aflora en el Consejo Popular Camacho-Libertad, uno de los más complicados, donde el abasto de agua se realiza con una frecuencia de hasta 15 días.
Allí hay 7 957 viviendas que como promedio cuentan entre seis o siete tanques bajos en cada una, aunque en algunas existen hasta 14. Lo increíble tampoco resulta que haya tantísimos depósitos, sino que el 80 por ciento permanece sin tapa o están mal tapados.
Entonces, ¿cómo reducir el índice de mosquitos a niveles que se impida la posibilidad de la transmisión?
Para acabar con ese insecto, subraya Valdés Aguilar, hay que mejorar la frecuencia del abasto de agua. Esto lo confirma el hecho de que en las zonas donde se ha reducido el ciclo de entrega disminuyó su existencia.
Aclaró que lógicamente esto solo no resolvería el problema, pues en la situación actual influye sobremanera la falta de percepción de riesgo de la población, evidenciado en el hecho de que no realizan el autofocal cada siete días. «Detectamos los focos en los tanques de agua en el interior o el patio de la vivienda. También en las gavetas de los refrigeradores, vasos espirituales y otros depósitos en pasillos y azoteas.
«Para colmo una parte de la población se niega a vaciar los tanques cuando descubrimos dentro de aquellos las larvas, la única manera de destruir el foco. Alegan que no pueden quedarse sin agua y un por ciento elevado evade la fumigación», revela.
Aparecen entre los desatinos, igualmente, los salideros de agua, las fosas destruidas que vierten residuales para la calle o patios, la acumulación de desechos sólidos y los microvertederos… en fin, la falta de higiene.
También ocurren hechos inconcebibles, como que parte de los trabajadores de la campaña contra el Aedes aegypti incurren en ineficiencias, y se mantienen focos en empresas y organismos.
En diálogo con operarios y vecinos comprobamos que falta el apoyo de los CDR y de la FMC para involucrar a la comunidad en el saneamiento de las zonas afectadas y tampoco hacen lo que les corresponde las direcciones de Acueducto, Comunales y la Vivienda.
¿Un verdadero calvario?
Sí. Pero a pesar de todo lo expuesto el mal no resulta mayor gracias a la lucha que tiene lugar todos los días contra el mosquito y muchos irresponsables. Fundamental ha sido el control para detectar ágilmente a cualquiera que se sospeche tenga el padecimiento, como consecuencia de la vigilancia de las personas que llegan a Villa Clara desde países donde el dengue es endémico.
En el municipio el ciclo actual de trabajo es de 11 días. Cada ese tiempo se inspecciona el ciento por ciento de las viviendas en la zona urbana. Cuando aparece un foco en una de estas hay que fumigar las nueve manzanas que están a su alrededor, que como promedio las integran unas 600 viviendas.
Conocimos que la inmensa mayoría se justifica cuando descubren los focos con el hecho de que no tienen con qué hacer las tapas para los tanques. Esto resulta muy cuestionable debido a que hasta un simple pedazo de nailon puede hermetizar el depósito.
Que no se cuelen
En el patio de la casa de Elio Moya es difícil caminar; allí hay colocados 12 tanques. Él nos permitió entrar hasta aquel lugar. Aquí hay veces en que el agua del acueducto demora en llegar hasta más de 20 días. «Imagínese usted», aclara.
Un vistazo confirma que cada uno de los depósitos está tapado. «Se podrá colar algún mosquito, pero hacemos el máximo de esfuerzo para evitarlo», enfatiza.
«Como ves hermeticé los tanques con pedazos de nailon, de zinc o aluminio. Hay gente que se despreocupa, pero yo digo que es mejor vivir organizado que como quiera», confiesa.
Razona que todo el mundo debe cooperar. Si hay quienes se descuidan y mantienen los tanques destapados, el desacierto de ellos afecta a toda la comunidad.
Lo que se avecina
La realidad demuestra que los tanques representan una de las causas principales del alto nivel de infestación del mosquito.
En definitiva, a estas alturas habría que sacar bien las cuentas. ¿Acaso no resultaría más económico buscar una solución a las tapas? El control del Aedes cuesta cifras millonarias en pesos y otras sumas importantes en divisas.
Hasta ahora nunca ha faltado ningún recurso, incluido el aseguramiento de ropa, calzado y alimentación del personal de la campaña, con el fin de mantener la infestación del Aedes por debajo de niveles que puedan originar la transmisión del dengue.
Tantos recursos y esfuerzos tampoco deben continuar desperdiciándose por no hermetizar los tanques. O por admitir los de-satinos de las personas en su convivencia en la comunidad, o debido a que las entidades estatales no asumen responsablemente lo que les corresponde, y que tampoco desempeñen un papel protagónico las organizaciones de masas.
Igualmente es de suma importancia que las autoridades prioricen cada vez más las inversiones necesarias para normalizar lo antes posible el abasto de agua a la ciudad.
Lo que se nos viene encima puede empeorar aún más la situación. La llegada de las lluvias y el aumento de las temperaturas aceleran el ciclo biológico del mosquito; es decir, tarda menos en convertirse en adulto. Urge, entonces, meter en cintura al Aedes aegypti y a aquellos que les abren puertas y ventanas.