Monumento a los hermanos Saíz en el lugar donde cayeron.
Pinar del Río.— Cada 13 de agosto Esther Montes de Oca siente emociones encontradas, como nos dijera el año pasado por esta fecha, en su casa de San Juan y Martínez, aquel altar a la Patria que cada joven debe conocer.«Casi niños, Sergio y Luis, / erguidos a escaño de hombres / para vindicar los nombres llameantes en la raíz. / Luz doble y núbil, Saíz. / Quisieron su primavera / quemar en plomiza hoguera. / Y emergió del fuego un canto / llamando al amor del llanto / a redimir la bandera». (Pedro Péglez González).
Cuando los hermanos Luis y Sergio fueron asesinados aquel 13 de agosto de 1957, solo tenían 18 y 17 años, respectivamente. Monstruoso crimen que recuerda en la historia aquel otro cometido en 1871 contra los estudiantes de Medicina.
En qué fuentes bebieron aquellos dos jóvenes, síntesis del pensamiento de la juventud del Centenario. Les gustaba leer a Martí, Ingenieros, Casal, poetas enamorados de la vida y de su tierra.
Sergio describió el desalojo: «...un olor a sangre mía / se mezcla con el palmar, / en tanto un sol desesperado / arrulla el dolor de un mueble / en la orilla de un camino... una nube avergonzada / se rompe en lágrimas de amor / un bohío maltratado / dirige sus ojos al cielo, / un río rebelde y bueno / lanza un grito a la cascada...».
Desandar los caminos de aquellos dos integrantes del Movimiento 26 de Julio es encontrar la raíz de un hogar donde las lecturas primeras caminaron de la mano del Apóstol.
En el otrora Instituto de Pinar del Río Sergio trató de fundar una cátedra martiana —que hoy sigue dando luz en la Universidad que lleva el nombre de los hermanos— para desde esta enseñar a sus compañeros la profundidad del pensamiento del Maestro y la necesidad de aplicarlo.
Y escribió también una elegía a Karl Marx «... el mudo escalpelo de tu doctrina, / hace temblar en vibraciones / el duro templo de la explotación...»
En la carta escrita al director del Instituto de Segunda Enseñanza de Pinar del Río bajo el título ¿Por qué no vamos a clases?, Sergio denuncia el clima de miedo y represión que vivía la Cuba de Batista: «Cuando la barbarie y la incultura se han posado en lo alto de la escalinata universitaria. Cuando (...) toda Cuba vive angustiada por la suerte de sus hijos. Cuando se siente en las calles un temblor de madres en ojeras. Cuando (...) la dignidad y el decoro son signos de ignominia y los ladrones y asesinos son personas decentes (...) Cuando (...) hombres sin ganas de serlo se sacian en los cadáveres de los jóvenes y las torturas llegan más allá del límite de la resistencia humana...».
Esther, madre de Luis y Sergio.
Luis escribió cuentos, ensayos, poemas y hasta trabajó en una novela que quedó inconclusa y que dedicó a su madre. Ello unido a sus estudios y a las actividades del M-26. No tenía tiempo de pulir su obra literaria.Una reconocida pedagoga pinareña, profesora de Literatura del Instituto, la doctora Emilia Delgado, le prestaba libros de García Lorca, y otros de corte antiimperialista como Agonía antillana, del escritor español Luis de Araquistain.
La discriminación racial«Las razas, el problema racial en Cuba», así tituló Luis un trabajo suyo de Sociología en el quinto curso de Letras (1954-55) en el Instituto de Segunda Enseñanza de Pinar del Río:
«Y esta fórmula básica que ha caracterizado el racismo durante todos los tiempos, que apela a los más bajos instintos del hombre, que exalta su orgullo y su vanidad, no es más que movimiento político-económico con el cual se han justificado las mayores salvajadas, y los más negros hechos de la historia. Primero la explotación y el exterminio de los indígenas de América (...) después los 400 años de explotación del negro y en los tiempos modernos la catástrofe sangrienta del nazismo».
Denunció Luis cómo en Cuba se negaban oportunidades para que el negro se educara y adquiriera empleos decorosos, condenándoles a ser mayoritariamente limpiabotas, vendedores de periódicos y otros oficios menos retribuidos.
Sergio y Luis cuando niños. Busca esa senda / hermano oscuro, que es dignidad; / estudia y pide, no calles nunca, / que tu negror hecho coraje/ en un mismo yunque de músculos / blancos, / negros, / de todos tintes / exigirán al mundo / pan y cultura, / Hogar y libertad.
Luis matriculó en la Facultad de Derecho de la Universidad de La Habana, en la que había pocos pinareños, y sanjuaneros mucho menos. Pocos días después ya participaba de las actividades de la FEU.
Relatan los testimonios que el 24 de febrero de 1956, cuando José Antonio Echeverría anunció públicamente la constitución del Directorio, Luis fue de los primeros en incorporarse a sus células.
Iban hasta la Quinta de los Molinos para aprender el manejo de las armas con Joe Westbrook, Fructuoso Rodríguez y Faure Chomón. Más tarde realizaron otras actividades en las calles.
Los días de una madre angustiada¿Cómo eran los días de aquella madre angustiada? Así los narró ella en una entrevista:
«...todos los días llamábamos por teléfono y cuando había noticias de manifestaciones, la zozobra era mayor (...) La casa nuestra siempre estuvo vigilada por la guardia del pueblo, ellos sabían muy bien que mis hijos y sus compañeros estaban conspirando, pero nunca se atrevieron a registrarla, era la casa del juez».
En noviembre de 1956 Luis regresó a San Juan y Martínez cuando fue cerrada la Universidad. Se alistó en el Movimiento 26 de Julio y junto a su hermano realizó acciones contra la tiranía.
Una de las más importantes fue la huelga del 9 de agosto de 1957. A partir de entonces, la dirección del Movimiento en la provincia nombró a Luis coordinador municipal y a Sergio, responsable de acción.
El 13 de agosto de 1957, en el portal del otrora cine Martha, Sergio se encontraba frente a la taquilla cuando el soldado Margarito Díaz llegó hasta él queriendo registrarlo a viva fuerza.
El joven se negó, y el agente —abusando de su autoridad— lo empujó hasta la acera donde trató de pegarle. Luisito, que estaba muy cerca, advierte que abusan de su hermano. Le grita al soldado que lo deje mientras avanza hacia ellos, pero este le dispara. Luis cae. Desde el suelo, Sergio se abre la camisa y le espeta: «Asesino, has matado a mi hermano, hazlo conmigo también». El soldado apretó el gatillo y le atravesó los pulmones.
EpílogoEste 13 de agosto se conmemora el aniversario 50 del asesinato de los jóvenes revolucionarios. Como es tradicional, una peregrinación llevará flores hasta su tumba, y en las gentes de su terruño vibrarán los versos de Sergio: cuerpos que yacen dormidos / abrazados al cemento / de una calle y una estrella...
Bibliografía consultada
-Los hijos que quise tener, entrevista de Nirma Acosta.
-Brisa Nueva. Selección de la obra de los hermanos Saíz, Editora Política, La Habana, 1981.
-Cuerpos que yacen dormidos. Obras de los Hermanos Saíz. Compilación Luis A. Figueroa Pagés. Casa Editora Abril, 1997.
-¿Cómo se salvó la obra de los hermanos Saíz? Gerardo Ortega. Periódico Guerrillero, suplemento Pasos, 1987.
¿Por qué luchamos...?
Creemos que solamente en una escuela pública cubana, debidamente dotada de muebles, edificios y maestros idóneos es donde debe prepararse a la niñez en los primeros momentos, y en la raíz democrática del aula ir formando futuros ciudadanos...»
«... Es necesario, imprescindible digamos, llevar a cabo la justa Reforma Agraria que dé la tierra al campesino y que con la creación de granjas agrícolas colectivas se reparta la riqueza de la cosecha entre los que la hicieron y así eliminan los ladrones y geófagos que roban el sudor de otros».
«Hoy, como lo fue ayer y lo será mañana, ser universitario es tener contraído un doble compromiso: con Cuba y con la universidad. Con Cuba que es y será siempre lo primero en el pensamiento de nuestra generación y con la universidad
—luz más alta en la noche— por su historia de rebeldías y su actual afán de combate. Y todo el que ultraje a una, ultraja a la otra; quien sea traidor a la colina, lo es también para Cuba; y quien abandone temeroso la colina y su cruzada moral y revolucionaria, abandona a Cuba y a la revolución de los humildes, de los sin pan y sin techo, que ya está en marcha».
No tenemos más que nuestras vidas, avaladas con la honradez de un pensamiento justo y una obra inmensa que realizar y como ofrenda de devoción y desprendimiento las hemos depositado en los brazos de la revolución cubana —justa, grande, renovadora, honrada, socialista— sin más esperanzas que ver algún día cumplidos estos sueños... »
Fragmentos del testamento político de los hermanos Saíz. Mayo de 1957 (Tomados del libro Cuerpos que yacen dormidos. Obras de los Hermanos Saíz, Casa Editora Abril, 2007)