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Escuela de Arte cumple su quinto aniversario con loables éxitos

Inaugurada por Fidel el 27 de septiembre de 2001, la Escuela de Instructores de Arte de la central provincia de Cienfuegos ha graduado a más de 450 alumnos 

Autor:

Julio Martínez Molina

Las esculturas embellecen la edificación. En espera del pase. Cuando de niño pasaba frente a la majestuosa instalación, situada en una especie de promontorio natural al lado de la carretera, a unas cuadras del centro de la ciudad, solía sobrecogerme ante su sombra gigantesca proyectada sobre el paseo.

No solo me asustaba el tamaño, también las historias terribles que en mi cabeza infantil cobraban vida al saber que por décadas aquello fue un orfanato y luego un internado para pequeños sin familia o con graves problemas sociales.

Quizá tal temor primigenio me impidió penetrar al recinto hasta alcanzar la adultez, y entonces, al comprobar la total transformación del otrora internado en Escuela de Instructores de Arte, la impresión fue muchísimo mayor, ahora fundamentada sobre bases diferentes.

FIDEL VIENE A LA INAUGURACIÓN

La noticia de su inminente visita corrió de boca en boca, catapultó entusiasmos, generó expectativas. Todos querían saber qué opinaría el Comandante en Jefe del flamante palacio de los instructores de arte de Cienfuegos.

Fidel llegó aquella esperada jornada, y su arribo fue un preámbulo del impacto de índole mayor que el plantel iba a tener en la vida social del territorio.

Hubo palabras entrecortadas, resuellos secos, pies inmovilizados, lágrimas, ojos encendidos, miradas de esperanza, cuando apareció el Comandante para cortar la cinta del bello local, al que contribuyeron con obras de arte los creadores cienfuegueros.

Fidel ponderó la hechura del recinto, sus magníficas condiciones docentes y de albergue, dialogó con los estudiantes, con el claustro. Hizo visible su alegría ante una obra que es orgullo de la Revolución.

Aunque el primer curso comenzó un año antes en el municipio de Palmira, no sería hasta ese día, 27 de septiembre de 2001, que tan querido huésped inauguraría oficialmente la Escuela de Instructores de Arte Octavio García Hernández, ya instalada en el edificio reconstruido.

INSTRUCTORES PARA LA SOCIEDAD

El claustro prepara los contenidos pedagógicos. Centenares de jóvenes estudian aquí. La matrícula inicial, de 235 estudiantes en las especialidades de Danza, Teatro, Música y Artes Plásticas, se incrementó cada año, al punto que el próximo 20 de octubre, en la tercera graduación, ya serán más de 450 los instructores que egresarán del centro.

«Esta es una escuela cuyos frutos recibe directamente la sociedad en muchos planos», considera Yusmiley Aprea, coordinadora de la Brigada José Martí en esta provincia.

«La primera graduación sirvió para cubrir las necesidades de estos profesionales en los centros de enseñanza primaria urbanos de la ciudad y las cabeceras municipales», dice el director interino Arturo Apezteguía.

«En virtud de las otras graduaciones —acota— nos fuimos acercando a las zonas rurales, con una ubicación totalmente estratégica en el lugar de inserción de los graduados, cuya presencia se hace ya imprescindible en todos los terrenos de la vida social», manifiesta.

Ángela Solís, veterana del consejo popular Pueblo Griffo, pondera además el hecho de que el programa no se circunscriba a la escuela, sino que se proyecte hacia la comunidad a través de su expresión concreta en la atención a círculos de abuelos e infantiles, acciones barriales...

HERMOSAS EXPERIENCIAS COMUNITARIAS

Del centro han surgido instructores que se han destacado por desarrollar magníficos talleres de creación, tanto curricular como extracurricularmente, como Ariadna, Zulema, Diana Laura y Humbertico, ubicados en la escuela primaria Armando Mestre.

Estos jóvenes, que como sus colegas sobresalen por la entrega a la labor que realizan, revolucionaron la interacción del colegio con el consejo popular donde radica, a partir de la inserción de sus alumnos en disímiles eventos culturales de la comunidad.

Otra experiencia novedosa fue la vivida por la instructora Yenys García en las escuelas del consejo popular de San Lázaro, donde consiguió, con su taller de teatro, encauzar la sensibilidad de hijos de reclusos e inadaptados sociales.

Proyectos en activo de la Brigada José Martí, a la manera de Abracadabra, de Cienfuegos; Duendecillo travieso, de Rodas; y Jardín de Mariposas, con instructores de Aguada de Pasajeros; han generado mayúsculo interés entre los educandos y los epicentros sociales donde emprenden su labor.

Ángel García, instructor que compusiera la canción Haciendo futuro, tema del aniversario 35 de la FEEM, sostiene que tales empeños le inculcaron valores, sentimientos de responsabilidad, madurez y compromiso político a él —también con varios talleres de creación en su haber—, y al resto de los brigadistas.

PERSPECTIVAS DE SUPERACIÓN

«Los graduados valoran altamente la labor del claustro. La prueba es que los que terminan continúan viniendo aquí a consultarnos», afirma la docente Yamisleidy Alejo.

El colectivo pedagógico de la Octavio García cuenta con una plantilla fija de 73 profesores y 103 cooperantes, parte de lo mejor de la cultura en la provincia, se ufana el director.

Arturo Apezteguía, director en funciones. Apezteguía confiere importancia a las facilidades para continuar estudios en los centros de enseñanza superior, en el perfil pedagógico y de Humanidades. Muchos se inclinan, afirma, hacia la Licenciatura en su propia especialidad.

Entre las múltiples líneas de trabajo a las cuales se aboca la escuela está el perfeccionamiento del sistema de captación para el ingreso de los estudiantes.

Esta, recuerda Apezteguía, es una carrera que reclama la prueba de aptitud, así como aprobar el noveno grado, no rebasar los 15 años y tener un promedio mínimo de 8,5 en séptimo, octavo y noveno.

La alumna Laura Blanco pondera la función de la Escuela. Una de las decenas de jóvenes que vencieron esa prueba es Laura Blanco Noa, alumna destacada del plantel en la especialidad de Música, tercer año. Ella asegura que la carrera les gusta mucho y sienten gran respeto por la función formadora y educativa que lleva a cabo el claustro, al tiempo que insta a todos los interesados a montarse en este tren cuyo vapor ha motorizado nuestra enseñanza.

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