La tecla del duende
El título de nuestra columna no es una coordenada, pero pretende serlo. Veinte años cumple este espacio el 15 de febrero y 16 las tertulias ocurrentes, este viernes 12. Si fuéramos a precisar una ubicación al cabo de todo este tiempo, la geometría nos estaría ofreciendo una pista.
Con dos décadas a cuestas, ya se habría encontrado a los más acuciosos seguidores de la columna. Pero continúan apareciendo, y seguirán mostrando asombros en cada colección. Ahí están Carmen en Batabanó, Lily en el batey España Republicana o Greter, en el Cotorro. ¿Quién más?
Este año el festejo será virtual y multiplicado. Del 12 al 15 de febrero, nuestros perfiles de Facebook acogerán fotografías, relatos, ocurrencias, iniciativas de unión. Habrá intercambios en WhatsApp, mensajes de teléfono y de correo electrónico circulando, miles de sonrisas y centenares de lágrimas por pensar en estos años. El Día del Amor y la Amistad en medio de la jornada. Y el Genio, latiendo en cada acción, por ser nuestro homenaje para mantenerlo vivo. Elucubrar ahora sobre lo que él hubiera querido no nos vale: solo vale decir que a 14 años de su desaparición física, en otras manos, en otros autores, los tecleros viven, se multiplican y se reagrupan. Son tiempos nuevos y nuevas serán también las ocurrencias, cargadas de todo lo que nos ha traído hasta aquí y lo que nos llevará más lejos en el tiempo.
Si no estás conectado: búscanos. Las almas buenas se encuentran por magia y por lógica. Si estás conectado y perdiste el rumbo, he aquí una flecha grande, que apunta hacia nosotros. Y si no te has enlazado con nuestras palabras, te decimos: gracias por la ocurrencia de llegar, eres miembro de esta conspiración de amor.
¿Pero dónde está el secreto mayor de esta cofradía? En que nadie la dirige y la dirigen todos, en que no existe planificación alguna y es el alma colectiva de este país y de sus gentes quienes trazan el camino de cada encuentro. ¡Ah, si las teclas y los duendes se multiplicaran, como el milagro de los panes y los peces! (José Aurelio Paz, El milagro de las teclas y los duendes, publicado en Juventud Rebelde, 30 de septiembre de 2008).
TECLA: Gracias por existir; esperarte ha constituido mi mayor emoción semanal durante 18 años. Yahíma.
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