Los que soñamos por la oreja
«La idea de Songs of A lifetime vino a mí por primera vez durante la autobiografía titulada Lucky Man. Mientras redactaba el libro, entendí que estas canciones, de alguna manera, fueron fundamentales o importantes en el desarrollo de mi carrera. Pero no se trataba solo de las canciones que había compuesto, sino también de muchas canciones que habían sido escritas e interpretadas por otros artistas. Al final, cuando miré todo esto escrito, me di cuenta de que lo que, en realidad, representaban era el camino que había compartido con el público a través de todos estos años».
Quien afirma lo anterior es el mítico bajista Greg Lake, a propósito de la publicación en 2013 de su disco titulado Songs of A lifetime, salido al mercado a través de Esoteric Antenna/Manticore Records. Con total seguridad puedo afirmar que este es uno de los trabajos fonográficos que en particular he disfrutado más en lo que va de año. Contentivo de 20 cortes, el CD da testimonio de varias actuaciones en vivo de Greg, durante una gira internacional ocurrida en 2012.
Creo que uno de los detalles que hacen cautivante este álbum es el espíritu intimista que se aprecia en toda la grabación y que lleva al oyente del CD a sentirse como si fuese partícipe del espectáculo. Así, disfrutamos de un material en el que prevalece un estilo retrospectivo, donde las canciones son acompañadas por relatos narrados por Lake, en los que echa mano a vivencias personales y evidencia su poder como comunicador.
En cuanto al repertorio aquí compilado, en lo fundamental Greg utiliza temas de la etapa en la que fuese miembro del célebre trío Emerson, Lake & Palmer y de su paso por las filas de King Crimson, experiencia sonora de la que interpreta varias piezas del disco In The Court of The Crimson King, álbum valorado por la crítica como uno de los más trascendentes en la historia del rock y en el que Lake tuviese una activa participación.
De tal suerte, hallamos un fragmento de 21st. Century Schizoid Man (sirve como apertura de la grabación), la hermosa canción I talk to the wind y, por supuesto, In The Court of The Crimson King/Epitaph. Son versiones que, si bien respetan la estructura original de los temas, están reorquestadas con la particularidad de poner mayor énfasis en la apoyatura de coros, lo cual hace que suenen diferente al modo en que hace años escuchamos por primera vez dichas piezas.
De la etapa de Emerson, Lake & Palmer, disfrutamos ahora algunos de los cortes lentos y acústicos que fueron éxitos del trío, como From the beginning, Still… you turn me on, C’est la vie y Lucky man. Claro que no faltan composiciones de mayor complejidad de las ejecutadas por EL & P, como son los casos de Trilogy y Karn evil 9/1st. impression part 2, o de más energía, como Touch and go, del período en que el sitio del baterista Cart Palmer fue ocupado por el ya fallecido Cozy Powell.
En el fonograma Songs of A lifetime me resultan muy llamativas las versiones de piezas que, según confiesa el propio Greg Lake, lo marcaron en determinado momento. De ese modo, aparecen revisitaciones de Heartbreak hotel (Elvis Presley), You’ve got to hide your love away (The Beatles) y People get ready (Curtis Mayfield). A esto deben añadirse los relatos o narraciones que mencioné a inicios de mi comentario.
En tales anécdotas, el artista habla de las motivaciones que lo llevaron a hacer este álbum, sobre su vieja amistad con el guitarrista Robert Fripp (líder de King Crimson), en relación con su pasión por París como ciudad, acerca de su admiración por la obra de The Beatles y de su vínculo personal con Ringo Starr, o a propósito de la ocasión en la que asistió a un show de Elvis Presley. Son historias que nos aproximan al ser humano y que lo apartan de la imagen convencional de superestrella.
El disco, que posee la virtud de transmitirnos la atmósfera vivida en los conciertos de la gira internacional de Greg Lake durante 2012, en conjunto se aparta del virtuosismo característico que ha tipificado el quehacer de este músico británico, para ponernos en contacto con un intérprete más melódico y que aquí abandona sus funciones como bajista para ejecutar la guitarra y ofrecer un repertorio que es derroche de buen gusto.