Los que soñamos por la oreja
Simon Frith, reputado sociólogo dedicado a la investigación musical, escribió hace 25 años el ensayo titulado Towards an aesthetic of popular music. En el aludido trabajo, se establecen cuatro funciones para el pop y que, a su vez, ayudan a comprender el modo en que se realizan los juicios de valor en dicho género. De manera resumida, tales funciones están relacionadas con la creación de la identidad, el manejo de los sentimientos y la organización del tiempo. Cada una de ellas depende, según el criterio de Simon Frith, de nuestra concepción de la música como algo que puede ser poseído. A partir de esa base sociológica, es posible analizar el mayor o menor acierto con que unas canciones o determinados artistas cumplen, para equis oyente, las funciones referidas.
Por otra parte, no todos los intérpretes que han alcanzado éxito como figuras frontales de una agrupación tienen idéntica suerte al iniciar carrera como solistas al frente de su proyecto. A ello se une que en no pocas ocasiones, quien se ha desprendido de una formación, no pasa de ser un epígono de lo que fue antes, pues no quiere o no puede incursionar por caminos distintos a los ya transitados en su quehacer musical.
Por supuesto que no es siempre así en todos los casos y por ello nos encontramos con figuras que con su nuevo devenir, crecen y se convierten en intérpretes mucho más maduros. Justo lo anterior es lo ocurrido con Leoni Torres, quien se diera a conocer como parte de la Charanga Habanera, pero que, llegado un momento, decidiera lanzarse a la aventura de cantar como solista y dirigir él mismo una banda.
Cuando en 2007 Leoni debutase con el fonograma Bajo la piel, CD que lo insertaba en la escena del pop en Cuba, varios cortes del material llegaron a prender en las audiencias cubanas, sobre todo entre los más jóvenes consumidores de música entre nosotros. Vendría luego en 2010 un DVD de igual nombre, registrado a propósito de un concierto suyo en el Complejo Cultural habanero Karl Marx.
En 2012, Torres vuelve a la carga y pone a circular en el mercado el álbum titulado Latiendo, un material que deja claro que él es un intérprete que se ha tomado muy en serio lo suyo y que, por tanto, incorpora a su repertorio no solo cancioncitas ligeras y típicas de un pop meloso y harto repetitivo o temas dentro del mismo género pero con aires latinos y destinados a que el público menee la cintura.
Si uno se fija en la trayectoria de este intérprete en los pasados cinco años, se dará cuenta de que el resultado que consigue en su actual fonograma no es obra de la casualidad. Habría que recordar que ya Leoni se había identificado con composiciones de figuras como Polito Ibáñez, con el que grabó un tema de la trova tradicional, en señal de romper con esos compartimentos estancos a los que todavía algunos se aferran y por los cuales, figuras como estos dos creadores, supuestamente no tendrían nada que ver.
A partir de poseer un sentido inclusivo de lo musical, es que se arma un disco al corte de Latiendo, en el que si bien Torres continúa defendiendo una estética cercana a la del pop, renuncia a transitar únicamente por las variantes más convencionales del género, para abrirse también a piezas procedentes de lo que se ha dado en llamar Canción Cubana Contemporánea.
Contentivo de 12 temas, en su nuevo CD Leoni incluye además de composiciones suyas, otras firmadas por José Alabre, Edgard F. Rodríguez, Polito Ibáñez, Raúl Torres, Iván Leyva, Ailén Solanes, Isis Flores y Descemer Bueno. En el caso de las piezas propias de Torres, la que más capta mi atención es Si me besa tu boca, que pienso puede llegar a ser muy popular si los medios la trabajan de forma adecuada.
Ahora bien, lo mejor de este fonograma está en las excelentes reinterpretaciones que Leoni hace de temas ya conocidos de otros autores: Como a mujeres (Polito Ibáñez), Frío (Raúl Torres) y Un bolero que te salve (Descemer Bueno), este último a dúo con Beatriz Márquez. En los tres casos, estamos ante muy logradas versiones, tanto por las funcionales orquestaciones con las que son arropadas las canciones, como por el desempeño de Torres, que ratifica aquí sus notables potencialidades vocales y su buen gusto para cantar.
Con diseño gráfico a cargo de Fernando Pendás y producción del mismo Torres, Latiendo atestigua el proceso de crecimiento artístico vivido por este aún joven vocalista.