Los que soñamos por la oreja
Labios en cruz/ van a besar aquel gorrión/ que nunca vuela opuesto a las olas del mar/ y montan los sonidos del cañón/ que es como el pan en días de gloria y de Señor.
Éramos dos/ uno clavel, otro avenida,/ sálvennos.
Qué suavidad,/ no canten para mí./ Qué soledad,/ no vuelvan a caer./ Que ya volví,/ libre de mí,/ labios en cruz,/ por caridad.
Labios en cruz/ van a besar aquel gorrión/ que nunca ve dolor/ y habla demás/ y solamente emprende para ver/ si puede ya/ ese pedazo de azul.
Hacer vibrar/ solo la flor/ que sirve de penumbra y de jardín.
Qué suavidad,/ no canten para mí./ Qué soledad,/ no vuelvan a caer./ Que ya volví,/ libre de mí,/ labios en cruz,/ del fango y la maleza renací.
Labios en cruz/ nunca volví/ siempre lloré/ no soy feliz/ falta su paz./ Labios en cruz.
He reproducido el texto de una canción que, desde que la escuché en el festival Longina de 2007, se me quedó registrada en ese rincón donde guardamos las cosas que nos impactan. El tema en cuestión pertenece a la firma del cienfueguero Nelson Valdés, al que pese a su juventud (apenas tiene 21 años) no catalogo como promesa de la cancionística nacional sino como una hermosa realidad, porque asombrosamente para su temprana edad ya posee tal madurez al componer, que le permite ser hacedor de más de una pieza digna de figurar en una selecta antología de la canción cubana contemporánea.
En la última emisión del espacio Verdadero Complot, proyecto que tiene como objetivo promocionar la obra de noveles trovadores de nuestro país, el protagonista de la función llevada a cabo en el Centro Hispanoamericano de Cultura fue Nelsito, como le decimos quienes conocemos de su quehacer como artista afiliado a la Asociación Hermanos Saíz.
En mi caso, desde que empecé a coincidir con él en diferentes eventos organizados por la AHS, una de las cosas que me llamó la atención fue su capacidad para componer con inusitada velocidad entre una pieza y otra, sin caer en repeticiones. El fervor por la creación y consecuentemente por mostrar lo nuevo que ha hecho, en no pocas ocasiones lo ha llevado a retirar de su repertorio temas que debería mantener activos y que ha descartado, apenas sin cumplir el ciclo natural de los mismos.
Para el concierto efectuado en el Centro Hispanoamericano, el cantautor cienfueguero se presentó acompañado por una pequeña agrupación, con la que ha venido trabajando en meses recientes. Escuchar a Nelson Valdés y a los músicos que le respaldaron, fue comprobar que el plan de las Escuelas de Instructores de Arte (de las que todos ellos son graduados), no solo comienza a dar frutos en lo concerniente a la formación de personal docente, sino que también de dichos centros salen muchachos con intereses creativos y, en algunos casos, con un muy eficaz desempeño como instrumentistas.
Desde la muy elaborada introducción de la primera pieza de la función, el grupo conformado por Nuria Vega Valdés en voz y percusión menor; Yordanky Sánchez Soca en la caja flamenca; Yosmel Jiménez Claro al bajo eléctrico, y Antuán Núñez Durán en el tres y como responsable de los arreglos, además de un invitado especial, el guitarrista Carlos Manuel García Pérez, dejó claro que ellos no limitarían su participación a hacer un elemental y convencional acompañamiento, sino que el trabajo estaba pensado también para resaltar, junto a los propios méritos de las composiciones de Nelsito, el virtuosismo de los músicos de respaldo.
Así, disfrutamos de complejos pasajes al unísono entre bajo, percusión y tres (por cierto, procesado este último instrumento a través de un multiefecto), en los que abundaban los contratiempos o los ritardando y acelerando. Aunque loable tal intención de búsqueda orquestal, en uno que otro tema al arreglista se le fue un poco la mano y olvidó aquello de que menos es más.
De los mejores momentos del concierto, yo mencionaría canciones como Cándida, Besitos de escalera, Nubes altas, De los 80 y, sobre todo, Labios en cruz, excelente composición y con un soberbio arreglo. Ahora solo queda esperar por la edición del disco contentivo de la presentación de Nelson Valdés, otro éxito del espacio Verdadero Complot.