Los que soñamos por la oreja
He sido testigo presencial del proceso vinculado a ese heterónimo literario conocido como El Diablo Ilustrado. Recuerdo que todo nació de una sección en la revista Somos Jóvenes y que, como a veces suele ocurrir con algunas buenas ideas del periodismo, fue cobrando vuelo gracias al elevado nivel de comunicación que estableció con los lectores de la publicación, el principal objetivo que poseemos cuantos nos dedicamos a esta maravilla de oficio que es ofrecer testimonio del diario acontecer, relegando a un segundo plano el anhelo de escribir la supuesta obra literaria de mayor trascendencia y apostando por el mero mas, para nosotros, imprescindible ejercicio periodístico.
De ahí fue que nacieron los dos libros que hasta la fecha ha puesto en circulación quien persiste en que su obra aparezca bajo la firma de El Diablo Ilustrado, un par de títulos que han funcionado entre nosotros como lo más cercano a lo que, en un contexto como el de Cuba, podría ser un bestseller. Recuerdo que semanas previas a la presentación del segundo de los títulos, andaba yo con una amiga por los predios de uno que otro librero y sorprendentemente para mí, descubrí que por obra y gracia de los mercaderes nuestros de cada día, cuando se suponía que el libro aún estaba resguardado en almacenes con vista a su lanzamiento, ya estaba siendo comercializado en precios absolutamente prohibitivos para el destinatario al que se encontraba dirigido.
Pero mucho antes de que a mi buen amigo se le ocurriera la idea del heterónimo, ya él había dado rienda suelta a su vocación trovadoresca (creo que lo que más le apasiona en la vida). Con total sinceridad, cuando El Diablo toma en sus manos la guitarra, hay que cogerle miedo porque puede espantarnos un improvisado recital de más de cuatro horas y si bien soy de los que disfruta ciento por ciento del arte de quien gusta decir sus canciones acompañado por la guitarra, ¡tampoco hay que exagerar!
Aunque numerosos lectores han imaginado a El Diablo Ilustrado tras leer sus libros, para aquellos que no saben de su arista como trovador capaz de componer por igual un son, un guaguancó, una canción en extremo lírica o una de tono épico, ahora tendrán la oportunidad de escucharlo el próximo viernes 4 de julio (por cierto, fecha que coincide con su cumpleaños), ya que como parte de La Noche de los Libros, este escritor sin rostro (pero conocido por tantísima gente en Ciudad de La Habana y en otras provincias del país) mostrará al menos su voz, cuando su música se desate en la fiesta de la lectura con que se inicia el verano.
El disco La voz del Diablo Ilustrado será presentado con una gran descarga trovadoresca en la esquina de G y 23, mañana viernes a las 10 de la noche. Grabado en los estudios de la EGREM en la calle San Miguel, entre marzo y abril del actual año, el CD registra las canciones cuyos textos inician los capítulos de la segunda obra literaria de este autor, la denominada Confesiones. El fonograma será puesto a la venta en moneda nacional junto a los dos libros escritos por El Diablo Ilustrado.
Con producción musical del avileño Pavel Poveda, el álbum está compuesto por 14 canciones y en esencia es un amplio abanico de sonoridades que parten del quehacer trovadoresco, con orquestaciones en las que lo guitarrero desempeña rol protagónico. Intervienen en el fonograma como intérpretes Eduardo Sosa, Yamira Díaz, Ray Fernández, Pavel Poveda, Tamara Castillo, Roly Berrío, Fernando Bécquer, Ormán Cala, Yaíma Orozco, Raúl Marchena, Fidel Díaz, Tony Ávila, Diego Cano, Michel Portela y las participaciones especiales de Adriano Rodríguez y del conjunto folklórico Columbia del Puerto, dos iconos de la música popular cubana.
Varios de los trovadores mencionados y otros como Pedro Beritán, Adrián Berazaín y Mauricio Figueiral estarán en la esquina de G y 23, a las 10 de la noche mañana viernes cuatro de julio, para que los seguidores de los libros de El Diablo Ilustrado se encuentren ahora con su voz. Un regalo, particularmente para los cómplices de sus diabluras, será este concierto que inicia el verano y donde, entre libros y discos, estaremos viviendo un tiempo de trova y poesía joven.