Los que soñamos por la oreja
Una de las bandas que en la escena internacional del rock en lo que va de siglo ha vendido más discos es Linkin Park. Su primer álbum, Hybrid Theory (Warner, 2000), fue un suceso a nivel mundial gracias a la popularidad de cortes como One step closer, Crawling, Papercut, In the end y Points of authority. La mezcla de rap y rock, bautizada como Nu metal, que el grupo estadounidense proponía se convirtió entonces en un estilo recurrente para muchas agrupaciones en diversos puntos geográficos, incluido nuestro país.
Tal fue el triunfo del CD Hybrid Theory, que dos años después de su publicación, la banda presentó un fonograma de remezclas de su ópera prima, bajo el nombre de Reanimation y que para el asombro de muchos, también consiguió vender varios millones de ejemplares. La fórmula demostraba con creces su eficacia comunicativa y ni cortos ni perezosos, los miembros del grupo cuando concibieron su próximo trabajo discográfico, Meteora, apostaron de nuevo por la unión entre el hip hop y el metal.
Aunque siempre me ha parecido que Hybrid Theory y Meteora no son dos discos sino uno mismo dividido, debo reconocer que en los temas de esta última grabación, los miembros de Linkin Park incluyeron algunas sonoridades que no habían utilizado antes, como los producidos por una flauta japonesa. Del álbum fueron muy populares las piezas Somewhere I belong, Breaking the habit, Numb, From the incide y Faint. Tras dicho nuevo éxito, vendría un Ep nombrado Collision course, realizado en compañía del rapero Jay-Z.
En el pasado mes de mayo se editó el más reciente esfuerzo fonográfico de la banda californiana, Minutes to Midnight. En la grabación se registran doce canciones y un cambio en el estilo de la agrupación, que renuncia a enclaustrarse dentro del Nu metal, para abrirse a otras formas de asumir el rock. Obviamente, semejante transformación ha suscitado las críticas de muchos apegados a la propuesta inicial del grupo, cosa que no ha impedido que las ventas del CD sean respetables.
Para llevar adelante las mutaciones que se plantearon, los miembros de
Linkin Park buscaron la colaboración de Rick Rubin, productor de moda en el mundo musical a partir de sus trabajos con gentes como Red Hot Chili Peppers, Audioslave, Slayer, Metallica, System of a Down, Limp Bizkit, Public Enemy, Slipknot y U2. El contacto de la banda con el fundador de Def Jam, sello crucial en la colisión rock-rap, surgió a raíz de escuchar lo que él hizo con Jay-Z, mientras los de Linkin Park se hallaban en el momento de reciclar sus canciones con el millonario rapero.
En Minutes to Midnight encontramos cortes a lo U2 o los Metallica de Load, canciones melódicas en la línea de Evanescence e incluso, alguna que otra balada casi propia de Coldplay. La intro del disco, Wake, nos anuncia que estamos ante algo distinto de lo escuchado previamente de la banda. Continúan con Given up, de ritmo potente en la batería, guitarras pesadas y aires de punk rock. La tercera pieza es Leave out all the rest, canción lenta en una cuerda que no le habíamos oído interpretar al vocalista Chester Bennington.
Con Bleed it out nos reencontramos con el Nu metal clásico de Linkin Park y su antigua fórmula de introducción de guitarras, rapeo melódico, canto agresivo, todo con un seguro soporte rítmico de bajo y batería. En fin, nada nuevo. Por su parte, Shadow of the day, es una canción pop que me recuerda los viejos tiempos de U2. Sigue luego What I’ve Done, que se distingue por un puente brillante a la mediación del tema y un final climático muy efectivo. Mientras tanto, Hands held high es un potente corte de letra antibelicista. No More Sorrow e In between nos llevan a los mejores momentos del CD, registrados en In Pieces y The little things give you Hawai, dos excelentes canciones.
En conjunto, Minutes to Midnight es un álbum que tiene tanto logros como cortes demasiado comerciales para mi gusto. Lo cierto es que ya Linkin Park no es aquella mezcla de rock metálico, rap de vieja escuela, desgarro vocal y melodía aderezada con electrónica ochentera, híbrido que en su momento fue un coctel sumamente explosivo.