Los que soñamos por la oreja
Las realidades impuestas por la tecnología han generado que hoy los músicos no tengan que esperar porque alguien venga a propiciarles la grabación de un disco, así como su posterior distribución y comercialización. En semejante modo de hacer, entre nosotros ya existen iconos que funcionan a manera de modelos para quienes optan por este estilo de trabajo. Entre esos que son ejemplo, está Frank Delgado, quien goza de un alto grado de popularidad entre los «trovadictos» y al que no le ha hecho falta que ninguna de las discográficas cubanas se dignase a grabarle ni tan siquiera un único CD, pues él se las ha arreglado para autoproducirse hasta la fecha al menos siete álbumes y un DVD, que presentará en la noche del próximo lunes 19 en un concierto en el teatro Mella.
—Se te ve poco últimamente.
—Bueno, en los medios nunca, pero he estado bastante atareado. Desde el año pasado estamos haciendo giras por el interior, con Ariel Marrero en la percusión, y ya nos hemos presentado en Moa, Holguín, Bayamo, Manzanillo, Las Tunas, Camagüey, Puerto Padre, Ciego de Ávila, Trinidad, Sancti Spíritus, Santa Clara, Cárdenas, Cienfuegos y Pinar del Río. En algunos lugares, me ha sorprendido la cantidad de gente que ha ido a verme, los discos han viajado más rápido que yo. También estoy trabajando en dos CDs, a mediano plazo: uno que grabé en vivo el año pasado y que se llamará Canciones de los 80 Volumen 1; y el otro, en estudio itinerante, que se llama por ahora Ustedes los trovadores no saben na’ de la vida; un título bastante largo, poco comercial, y todo un reto para el que diseñe la carátula. Pero me encanta esto de la tecnología, que solo llevando las sesiones en un disco duro externo puedes pasar por todos los estudios que te dé la gana, desde el garaje de la casa de Lucio hasta la Hit Factory de New York.
—¿Sigues con los audiovisuales?
—Sigo, acabamos de hacer mi primer DVD, bien guerrillero, hay cinco formatos diferentes de cámaras y sistemas, lugares con buena luz, otros casi sin luz, documentación con camaritas de aficionados, pero sin truculencia y sin tratar de ser el que no soy. Tengo un par de documentales a medias, en espera por algunas imágenes de archivo. Acabamos de estrenar en Fomento el documental La vida es como un teatro, sobre el Festival de Teatro Olga Alonso, y tengo algunos guiones de video clips, a ver si los puedo realizar, pero sigo siendo trovador sobre todo, o sea, un documentalista musical.
—¿Qué va a pasar en el Mella?
—Nada, un recital con un poco más de pretensiones y recursos que los que hago en el interior, pues no es económicamente factible moverse con mucha gente por las provincias, así que aquí voy a poder jugar con otros timbres, sobre todo, de onda retro, con una batería Amati checa, un equipo de bajo Vermona y un teclado Kawai K 4, todo de finales de los 80. Y voy a presentar el CD-DVD ...pero, qué dice el coro, que son grabaciones hechas entre el 2003 y el 2006 en diferentes lugares de Cuba y de Latinoamérica, con una linda multimedia. El DVD está filmado en dos recitales de 2005, uno en el Amadeo Roldán y el otro en la Casa de las Américas.
—¿Qué es El Grupo Electrógeno?
—Aparte de un ramalazo de la memoria, El Grupo Electrógeno es una banda afectiva que se empezó a conformar el año pasado cuando estuve en el Tocororo haciendo un show melancólico que se llamaba Canciones decadentes para borrachos sensibles, un montón de temas que canto en las fiestas de memoriosos como Manduley y tú, y como esas canciones llevaban guitarras eléctricas y órganos Hammond, una cosa llevó a la otra. Ya hemos tocado un par de veces en la peña de los Kents y en diciembre pasado en los Jardines de la Tropical con David Torrens y William Vivanco.
—¿Y haces rock & roll?
—Más bien folk rock, lo hice toda mi vida, a finales de los 70 cantaba en «inglés» y punteaba con guitarras eléctricas rusas Mushimas, que no podías tocar descalzo pues daban más pases que un refrigerador General Electric. Muchos de los temas recientes, compuestos como bandas sonoras de los cortos de Eduardo del Llano, tienen esa impronta, pero también va haber muchos sones y canciones a guitarra más o menos limpia. Así que nadie te diga que yo soy rockero, porque eso es mentira, yo soy trovador.