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Husmear en las elecciones presidenciales de Estados Unidos, cuando ni siquiera queda una semana del «gran martes» de las urnas, resulta interesante porque no son pocas las trivialidades, trabas, problemas, curiosidades y hasta ridiculeces que pueden encontrarse en el camino hacia la Casa Blanca. Casi para reír, ponerse serios o llorar, según sea el caso.
El voto temprano, una modalidad en el proceso, permite que en más de 30 estados los ciudadanos puedan sufragar por correo o personalmente antes del 4 de noviembre porque van a estar fuera de su distrito electoral o quieren evitar las colas, el caos o las interferencias de última hora, incluso en aquellos que se consideran clave porque en las encuestas se han mostrado como un verdadero columpio, un día por John McCain y al otro por Barack Obama, o viceversa, y serán los definitorios sobre quién presidirá el país por los próximos cuatro años, a partir de enero de 2009.
Se afirma que en 2004 uno de cada cinco estadounidenses votó con ese método, pero ahora hay una verdadera avalancha, y hasta un comentarista llegó a decir que el Election Day, parece más un día de cierre de las urnas que el Día de las Elecciones.
En las primeras jornadas de las tempraneras, en Georgia votaron 800 000 personas —el 55 por ciento mujeres y el 35 por ciento afroamericanos—, y en Carolina del Norte, de los 700 000 que habían depositado su elección en la primera semana menos de un tercio se identificaba como republicano. En Nevada se llenaron lugares de depósitos de votos, ampliados previsoramente en supermercados y bibliotecas, pues ya calculan que en el Día de la Elección solo votará el 40 por ciento de los posibles, y dice el sitio web Político que más del 60 por ciento de los votantes tempranos del primer día en el Condado Clark eran demócratas... Sin embargo, en elecciones pasadas, eran los republicanos los que preferían este modo.
Otro punto del tema es los dineros que se gastan. Obama empleó 82 millones de dólares en anuncios durante las dos primeras semanas de octubre. Dice el Washington Post que eso es el doble de lo que gastó en comerciales de televisión el senador John F. Kerry durante toda su campaña por la presidencia en 2004. Casi al borde de la saturación, decía otro analista, esto significa siete comerciales a favor del demócrata contra uno del republicano. McCain desembolsó del 1 al 15 de octubre poco más de 25 millones de dólares.
Pero en las cuentas del Comité Nacional Republicano hay ciertos recibos que llaman la atención y han provocado el disgusto del 51 por ciento de los republicanos: 36 000 dólares a la estilista del maquillaje Amy Strozzi y 19 000 a la especialista peluquera Angela Lew, para mejorar aún más la apariencia de la candidata vicepresidencial Sarah Palin.
A pesar del esmero en los salones de belleza, la imagen de la gobernadora de Alaska va en picada, no se confía en su capacidad para el cargo (58 por ciento) y en cuanto a lo de atraer al voto femenino para la boleta de McCain, puede ser una quimera, pues una encuesta del Washington Post y la cadena ABC dice que en ese sector Obama aventaja 57 a 41 por ciento, y cuando se trata de mujeres blancas están casi empatados 48 a 49 por el senador de Arizona. El problema es que Bush, hace cuatro años, obtuvo los votos femeninos en un margen de 11 por ciento sobre su rival Kerry.
Y en eso de buscar la «más fotogénica mitad del rostro», resulta que Joseph Chappel, el escritor de los discursos de McCain se ha pasado dos semanas intentando combinar palabras y frases de tal manera que no provoquen una sonrisa espeluznante en el rostro del candidato a la presidencia cuando abre mucho la boca. Al menos eso publicó un blog que se llama The Onion War for the White House...