Acuse de recibo
Regla Caridad Verdecia Carrillo (calle E, No. 15056, apto. 13, entre 12 y Pase, Altahabana, Boyeros, La Habana) cuenta que fue albergada desde 2001 hasta 2012, cuando su núcleo familiar, al fin, fue beneficiado con ese apartamento en noviembre de 2012. Y ya en mayo del 2013 el inmueble presentó las primeras filtraciones. Desde entonces hasta hoy ha escrito a todas las instituciones, funcionarios y niveles que a su entender podían solucionar el problema.
«Ante tanta insistencia por tantos años, afirma, la Dirección Municipal de la Vivienda ha tratado de dar solución, todas fallidas y espaciadas en el tiempo. Me había prometido a mí misma no contar más con funcionarios y entidades que solo han demostrado desinterés, desidia y engaño.
«Yo creo que 11 años son suficientes para dar una solución definitiva a un problema acrecentado. Mis hijos y yo parece que estamos atrincherados: todos en un solo lugar porque las camas se están mojando. El colchón de la cama de mi hija de nueve años, empapado. A ella la levantó el agua cayéndole encima.
«Siempre hago la misma pregunta: ¿Hasta cuándo? Toda la casa está afectada y el agua cae por doquier, independientemente de la pérdida de los bienes materiales, que nadie me los ha repuesto nunca. La salud de mis hijos y mía, ¿quién la repone?», concluye.
El Doctor Olimpio Rodríguez Santos (edificio D, apto. 2, calle Heredia, entre Bembeta y Lugareño, reparto América Latina, ciudad de Camagüey) denuncia en su carta dos situaciones muy delicadas que afectan a los vecinos de ese inmueble.
La primera trata de aguas albañales que se extienden muy cerca a la entrada de la cisterna del edificio, atravesando todo el patio del apartamento 1, y llegando hasta los límites de la calle Bembeta.
Cuando llueve, afirma, esa inmundicia se extiende peligrando la cisterna y su contenido. Estas aguas sucias proceden del propio edificio y de otros que están más distantes, y cuyos desagües atraviesan los patios de los apartamentos 1 y 2 del edificio D.
Refiere que él bajó unos centímetros el registro que limita ambos apartamentos, instalando tubos para el desagüe superficial del agua hasta un registro que está cerca de la acera de la calle Bembeta. Funcionó un tiempo, pero ya está igual o peor.
«Llevamos muchos años con este problema, dice, sin tener apoyo especializado, por lo que se hizo el expediente 2024-1045 Código 121489, buscando apoyo del Gobierno municipal».
Señala que en esos dos apartamentos viven tres personas mayores de 70 años, y otra con discapacidad mental, lo que complica aún más la situación, que cada día se hace más crítica.
Y la segunda situación es el hecho de que, inconsultamente, se ha instalado en el techo del edificio un tanque de agua privado, que sobrepasa en tamaño a los que siempre han existido desde que se construyó el inmueble.
«Este tanque, dice, para su llenado triplica el tiempo de uso de la turbina, lo que acarrea afectaciones y gasto innecesario de agua que solo utiliza un departamento. Esta irregularidad ha creado una sobrecarga a la turbina, duplicando o triplicando el tiempo de llenado y afectando al resto de los consumidores.
«Esta situación también debe ser revisada por autoridades de Vivienda, antes que sea demasiado tarde. Los gastos en corriente para subir el agua son asumidos por todos los vecinos, aunque ese tanque es de uso privado», concluye, aunque no explica qué gestión han hecho en la Dirección Municipal de la Vivienda.