Acuse de recibo
Con 78 años, Regalada Ramírez Gutiérrez tiene las energías de la inconformidad para escribir en nombre de los pobladores de Montes Verdes, Aeropuerto Viejo, en las afueras de la ciudad de Bayamo.
Refiere la señora que hace más de 40 años los vecinos de Montes Verdes sufren la agonía del fluido eléctrico, el agua y el camino de acceso. Esos tres problemas los han planteado a los sucesivos delegados del Poder Popular y diputados; además de que han hecho cartas al Partido en esa provincia y a la Empresa Eléctrica. Y siguen sin respuestas resolutivas.
«Siempre plantean que no hay recursos, manifiesta, que el país no tiene condiciones, o que la Empresa Eléctrica no tiene la obligación de arreglar la corriente, pues es una tendedera, y con seguridad la más vieja de Cuba. Y esa tendedera se la pusieron a mi padre, Eupicio Ramírez Ramos, quien fue combatiente del Ejército Rebelde».
Refiere Regalada que el único contador que existe está a su nombre, y de él mismo se benefician 50 personas de la comunidad, incluyendo niños pequeños y mayores de edad que viven allí.
Precisamente porque es una tendedera, y ya cuarentona, la corriente eléctrica llega a esas personas con muy bajo voltaje. Solo sirve para encender las luces y si acaso un equipo electrodoméstico.
«Los compañeros de la Empresa Eléctrica, afirma, dicen que no tienen obligación de solucionarlo, porque el contador es privado, aunque sea de uso colectivo. Este contador está a un kilómetro del barrio donde vivimos. Y es un kilómetro también la distancia que nos separa del pueblo.
«Según ellos, su responsabilidad es solo hasta donde está el contador. Yo me pregunto: ¿Acaso en 40 años no han existido recursos para arreglar estos problemas?, ¿acaso no importan las personas que vivimos en este lugar?, ¿hasta cuándo tendremos que estar en esta situación, a solo un kilómetro del pueblo?»
Y destaca que, en consecuencia, varios equipos electrodomésticos, los pocos que tienen esos pobladores, se han roto debido a la variación de voltaje que existe. Y por supuesto, el arreglo o la pérdida corren por ellos.
«Las condiciones de esta tendedera son deplorables, describe Regalada. Los postes están inclinados. Los cables, algunos casi en el piso. ¿Que están esperando para dar una solución? ¿Tiene que ocurrir algún accidente o que alguien muera para entonces arreglar?»
También desde hace más de 40 años el agua que consumen esos pobladores es de pozo y salobre. No cuentan con una red hidráulica. Y el camino de acceso está en muy malas condiciones. Regalada espera que definitivamente pueda haber alguna ayuda para esa comunidad. Ella comprende que el país está en muy desfavorable situación económica, pero se conformaría con que al menos solucionen lo de la tendedera eléctrica.
Pero de sus palabras resuena un eco que hace pensar: «¿Acaso en 40 años no han existido recursos para arreglar estos problemas?».
Estela García García es una anciana de 82 años que padece, sin atención alguna, la tupición de la tubería de desagüe del pasillo interior donde vive, junto a otras familias, en calle 61, No. 5005 A, entre 50 y 52, en la ciudad de Cienfuegos.
El problema es de vieja data, pero tradicionalmente solicitaba a la Dirección de Acueducto y Alcantarillado en esa ciudad una pipa con manguera a presión que destupía la susodicha tubería. Siempre venía la pipa.
Pero desde enero pasado, añade, con la nueva dirección de esa entidad, no se les brinda ese servicio. Y ellos no saben el porqué de la negativa.
«Si hemos visto la pipa hacer eso mismo en otros lugares y solicitamos el servicio desde el 3 enero, mucho antes de la crisis de combustible. Soy una anciana de 82 años de edad y los vecinos de las otras casas no están en el país ahora, pero la tupición y el mal olor están acabando conmigo, por favor, ayúdenme», concluye.