Acuse de recibo
José Luis Montes de Oca Montano (Calle 67, entre 46 y 48, La Juanita, Cienfuegos) manifiesta que desde abril de 2014 y hasta el presente, los residentes de esa cuadra vienen padeciendo una agonía con el abasto de agua, situación que ya se ha vuelto crónica.
A lo largo de estos años, él y otros vecinos han realizado gestiones con las instancias Provincial y Municipal de Acueducto; con los gobiernos Municipal y Provincial, Delegación Provincial de Recursos Hidráulicos y diferentes instancias de la Fiscalía. Y lo que han logrado es que se acometa la reparación de varios salideros, la eliminación de acometidas ilegales y la sustitución de algunos tramos de conductora en mal estado.
A pesar de todo ello, refiere, el servicio de agua, que llega en días alternos y debía durar dos horas, a los diez minutos cesa y no reaparece hasta que resten 15 o 20 minutos del abasto. Tal situación se resuelve por un tiempo, y siempre vuelven al mismo estado de desabastecimiento.
Una de las razones, dice, es una válvula rota ubicada en la esquina de 63 y 44. «Es nuestra más genuina y cercana Espada de Damocles, afirma, y nos genera todo tipo de contratiempos: Por breves períodos los trabajadores de Acueducto la han dejado de operar, con la consiguiente afectación del servicio. La válvula se ha roto en innumerables ocasiones y le dan mantenimiento para luego volverla a ensamblar. A veces se han remplazado algunos de sus componentes averiados, pero ella siempre vuelve a fallar, y a nuestro barrio retorna el mismo servicio insuficiente de agua potable».
La situación se agudiza, señala, cuando aquellas casas que terminan desabastecidas tienen que esperar por un carro cisterna que puede tardar entre 15 y 18 días en llegar, con el inconveniente añadido de que en algunas de esas viviendas residen ancianos encamados, cuidados por otros ancianos que no pueden llenar sus depósitos cargando agua.
Y el carro cisterna llega al vecindario sin previo aviso, a cualquier hora de la mañana o de la tarde de cualquier día. Si el vecino que se encuentra trabajando no aparece a tiempo para abrir su cisterna o brindar acceso a sus depósitos, el carro se va sin abastecerlo y no retorna hasta dentro de 15 a 18 días. Y sin agua no se puede vivir, mucho menos en tiempos de COVID-19.
El pasado 10 de julio, y desde la avenida 63, entre 100 y 102, en el municipio capitalino de Marianao, Miyenis Velázquez contaba que hacía más de un mes que en esa cuadra tenían dos fosas reventadas, sin que se hubiera resuelto el problema, a pesar de que se había reportado a Saneamiento Básico, lo que antes fuera Aguas Negras.
Al respecto, responde Halina Guerra Castro, jefa de Atención al Cliente de Aguas de La Habana, que en inspección hecha por funcionarios del Centro de Incidencias de los Servicios de esa entidad, se corroboró la existencia del vertimiento de aguas residuales, ocasionado por obstrucción del sistema de alcantarillado. No eran fosas reventadas.
Posteriormente, refiere, se ejecutaron las labores de desobstrucción de la línea con la aplicación del carro especializado de alta presión, la reparación del entronque y la limpieza y mantenimiento integral de las redes del mencionado sistema, lo que dio solución al problema.
Y el 13 de julio, añade, se pudo comprobar la normalidad del servicio y la calidad de la acción ejecutada, verificando además la inexistencia de algún salidero de agua potable.
En plena satisfacción por la atención brindada, explica, la cliente plasmó en la hoja de entrevista: «El trato fue el mejor, y la explicación muy profesional… La rotura era mayor de lo pensado, y llevaba un trabajo arduo como el que se realizó».