Acuse de recibo
El pasado 10 de junio, y desde Calle 25, edificio 25 009, apto. 12, en San Agustín, municipio habanero de La Lisa, Juan Andrés Bocourt denunció un vertimiento de aguas albañales que lleva allí 15 años sin solución, a pesar de que ha sido planteamiento constante de los vecinos en las asambleas de rendición de cuentas, y motivo de gestión de la delegada ante diferentes niveles. Y remarcaba que ni siquiera en medio de la COVID-19, cuando urgen tantas medidas de protección de la salud, había una respuesta definitiva.
«La referida zona se inunda, explicaba, el agua putrefacta vierte a un río. Y para acudir o regresar del consultorio médico hay que transitar obligatoriamente sobre el vertimiento».
Y señalaba que es inadmisible que por más de 15 años, y con tantos intentos fallidos, Aguas de La Habana no haya podido erradicar esa inmundicia.
«Esta cruda realidad, afirmaba, la vivimos hoy desde nuestros propios hogares quienes permanecemos confinados en aislamiento voluntario. Somos población envejecida, enfermos, embarazadas, mujeres y niños pequeños, que nos sentimos desprotegidos ante este abandono. En nuestro caso sobran las comisiones y justificaciones y urgen hechos concretos», concluía.
Al respecto, el pasado 17 de agosto recibimos una respuesta —fechada el 27 de junio— de Halina Guerra Castro, jefa del Departamento de Atención al Cliente de Aguas de La Habana, en la cual aclara que esa entidad «no es quien ejecuta la labor de saneamiento en los tanques sépticos, acción que evidentemente es la solución del vertimiento existente en dicha dirección».
Aclara que, por la saturación de esos tanques, el sistema de alcantarillado presenta una obstrucción. Por ello, Aguas de La Habana hizo gestiones con la Delegación Provincial de Recursos Hidráulicos para coordinar con la Empresa Provincial de Saneamiento Básico de La Habana lo que es de su responsabilidad: la limpieza y escombreo mencionados.
A propósito, el 31 de julio pasado, Bocourt volvió a escribirme para revelar que se mantenía la deplorable situación higiénico-epidemiológica. «Se trabajó con hombres y equipos unos días, señalaba, y hace algo más de una semana dejaron de venir inexplicablemente —este redactor supone que son de Saneamiento Básico—. En todo este tiempo muchos directivos superiores corroboraron in situ lo planteado, pero solución definitiva, ninguna».
Ayer Bocourt me escribió de nuevo: «Volvió la brigada. Depositó materiales y comenzó a trabajar. Hizo dos registros, picó la calle y abrió una zanja que evacúa parte de las albañales hacia el río. Y hace más de dos semanas que no ha vuelto», concluye.
La respuesta de Aguas de La Habana delimita responsabilidades en el asunto. ¿Y por qué, a casi tres meses de publicada la queja, Saneamiento Básico no responde para al menos decir que está trabajando en el problema, y a la vez explica las causas de las interrupciones e intermitencias en la obra? ¿Cuándo esos vecinos verán la solución definitiva?
El pasado 26 de julio, y desde el municipio capitalino de Plaza de la Revolución, Nereida Herrera Collado preguntaba aquí por qué demoraban tanto en llegar a ella los 300 euros que le transfirieron desde Valencia, España, el 10 de junio del actual año.
La remitente refería que la sucursal del Banco Metropolitano (BM) de Infanta, entre San José y Valle, le planteó que no había recibido la transferencia; y en España, por tres ocasiones en que se ha reclamado allá, habían informado que el dinero estaba en Cuba.
Al respecto, responde Karelia del Portillo Raveiro, jefa del Departamento de Atención a la Población del BM, que la transferencia nunca fue recibida por esa entidad. Y en la investigación realizada, pudieron conocer por la propia Nereida, que el banco extranjero intermediario realizó la devolución al banco extranjero de origen, hecho del cual en el BM desconocen los motivos.