Acuse de recibo
El pasado 15 de julio, y desde el municipio capitalino de Plaza de la Revolución, Ana María Bolinaga Facciolo se lamentaba de lo que sufren los adultos mayores, en medio de la Covid-19, para hacer las colas y comprar los medicamentos del tarjetón en sus respectivas farmacias.
Contaba su última experiencia en tal sentido: estuvo de pie durante siete horas, algo muy duro para sus 74 años. Y prácticamente todos eran de la tercera edad. Había una sola dependiente para atender, despachar y cobrar. Almorzó un bocadito mientras atendía a las personas.
Ana María calificaba como inhumano aquel cuadro en la farmacia de 29 y C, en El Vedado. Y preguntaba por qué no se prevén dos o tres dependientes para los días de entrada de medicinas. «¿Es tan difícil ponerse en la piel de los adultos mayores y los dependientes?», afirmaba.
Y este redactor sugería: «¿No se podría crear un sistema de mensajeros de medicamentos por tarjetón para adultos mayores? Y si los medicamentos escasean y se agotan, ¿no se puede organizar la venta alternada, para que quien no alcanzó este mes pueda hacerlo el siguiente, y no sean siempre los mismos quienes accedan?».
Al respecto responde la doctora Dra. Dianelys Ondina Ávalo Fernández, directora general de la Empresa Provincial de Farmacias de La Habana, que una comisión investigadora se entrevistó con María Elena, con la administradora de la farmacia y con el delegado del Poder Popular en esa circunscripción; además de revisar la plantilla de la unidad y evaluar el cumplimiento de las orientaciones dadas con respecto a la dispensación de los medicamentos.
«Luego del análisis detallado de cada aspecto, señala, pudimos constatar que en la unidad existe déficit de personal y que se hacen acciones con la Dirección Municipal de Trabajo y Seguridad Social, así como con las organizaciones de masas, para garantizar el completamiento de la misma.
«Se verificó que el almacenero de la unidad no salió a apoyar el proceso de dispensación como está indicado, fundamentalmente en los días de llegada de los medicamentos, cuando se aglomeran gran cantidad de personas y está bien definida la estrategia en toda la red de farmacias del país, donde por la situación actual se elevan las medidas y se potencian acciones para el enfrentamiento a la COVID-19 en estas unidades, significando que por estas y otras insuficiencias en su desempeño se le aplicó la separación definitiva de la entidad a ese trabajador.
«Se constató que la administradora de la unidad, quien alterna con la administración de dos unidades, no alertó a la Unidad Básica de Farmacias, con el objetivo de reordenar el personal necesario en función de la atención a la población. A ella se le aplicó una amonestación ante el Consejo de Dirección de la Unidad Básica de Farmacias en Plaza de la Revolución.
«Debemos señalar que en la zona donde se encuentra ubicada la farmacia, aun cuando se realizan acciones, no se ha logrado el completamiento de los mensajeros de la comunidad al personal de riesgo por parte de las organizaciones de masas, estando identificada Ana María por su médico de familia dentro de este grupo.
«Por lo anteriormente expuesto se califica la queja con razón, tomándose las medidas organizativas y disciplinarias correspondientes para que hechos como estos no se reiteren, además de garantizarle el servicio de mensajería a la promovente, quien mostró conformidad con nuestras acciones», concluye.
Agradezco la respuesta, y que se le hubiera garantizado el servicio de mensajería a Ana María. Pero ¿no es posible garantizarlo para todos los adultos mayores? Sinceramente, faltó un análisis de las razones por las cuales no se completa el personal de esa farmacia, estando tan necesitadas de trabajar muchas personas. ¿No estará sucediendo lo mismo en otras farmacias?
Tampoco se explica el porqué no aparecen los mensajeros tan necesarios para los clientes de la tercera edad. ¿Son voluntarios de la comunidad? ¿No se pueden crear plazas de al menos un mensajero por farmacia? ¿No se puede apoyar esta importante tarea con los trabajadores sociales? El país está urgido de iniciativas desde abajo, sin esperar soluciones desde arriba.