Acuse de recibo
Puede parecer una nota discordante e inoportuna la carta de Teresa Pérez Virella, desde calle 6, Nro. 20, entre Camilo Cienfuegos y calle 23, reparto Lumumba, en Contramaestre, provincia de Santiago de Cuba. Alguien podría calificar, ligeramente, de inoportuna su misiva, en medio de tantos destrozos de viviendas y daños materiales, producto del reciente huracán Irma.
Pero el problema de Teresa data de hace cinco años: el huracán Sandy le desplomó su casa, en octubre de 2012. Y se le asignó entonces un módulo de vivienda por derrumbe total, el cual figuró en el plan de inversiones de viviendas del municipio para 2013.
En febrero de 2014 comenzó la obra. Se concluyeron algunos dados y de inmediato se paralizó. La brigada de constructores fue trasladada a la ciudad de Santiago de Cuba, a levantar petrocasas para otros damnificados. Y eso nunca se lo informaron a Teresa.
Ella se dirigió a la Empresa Constructora Agrupación Mantenimiento Constructivo de Contramaestre. Y allí se topó con la peor noticia: su vivienda la habían retirado del plan. Tampoco se lo habían comunicado.
A fuerza de su insistencia, con reiteradas visitas a la Unidad Municipal Inversionista de la Vivienda (UMIV), incorporaron su casa en el plan de inversiones de 2015. En septiembre de ese año hicieron lo que Teresa califica de «simulacro» de continuar la obra. Según el jefe de la Agrupación, era para concluirla en 2016.
La hija de Teresa fue a la UMIV, y allí, la jefa del Departamento de Inversiones le dijo que el problema de su casa era que ya no tenía validez, porque había salido una resolución que modificaba todo lo que tenía el expediente de la vivienda. Tampoco le habían notificado nada a Teresa. Fue entonces cuando la hija comenzó los trámites para actualizar dicha documentación.
Luego de tanto tiempo, Teresa se entrevistó con el presidente del Gobierno municipal, quien le prometió visitarla. «Todavía lo estoy esperando», confiesa en su carta.
El 28 de septiembre de 2016, la hija de Teresa le pidió otra entrevista al Presidente del Gobierno, en la cual debía participar también el director de la UMIV, entre otros directivos. La solicitante fue a la hora prevista: 11 de la mañana. Y llegaron a las cinco de la tarde. El Presidente le dijo que a esa hora no la podía atender, que se viera con el director de la UMIV. Y este, en medio del pasillo, le manifestó que ese caso era de Planificación Física.
Luego de casi dos años, al fin se terminó de actualizar la documentación. Y ya en junio y julio de 2017 recomenzaron la obra. Concluyeron toda la cimentación. Pero… se paralizó de nuevo la inversión, por falta de bloques.
«Yo, jubilada de 68 años, afirma Teresa, ¿cuántos años tengo que pasar de agonía y espera, de trámites y colas, para poder disfrutar de un derecho que el Estado me asignó? ¿Acaso tiene que afectarme otro huracán, pues ya hay afectados de Irma que están recibiendo esos mismos derechos?
«¿Por qué se le da prioridad a otras personas, si yo estoy perjudicada de la misma manera, y todos somos iguales? ¿Quién se encarga de la actualización de esa documentación, si yo, damnificada, no tengo acceso a esos papeles?»
Norma Amparo Martín Díaz (Juan Bruno Zayas No. 1I, entre Guáimaro y José del Carmen Hernández, Fomento, Sancti Spíritus) refiere que en su localidad hace un tiempo se están presentando problemas con la llegada del yogur de soya normado que consumen los niños de siete a 13 años.
Señala que ese producto tan nutritivo, que tanto le gusta a su nieto de 11 años, debe llegar a las bodegas los lunes, miércoles y viernes, y no está arribando con esa regularidad. En su defecto no envían ningún sustituto.
«La alimentación de los niños es algo sagrado, afirma, y el Estado cubano hace múltiples esfuerzos por garantizarla. Resulta entonces inconcebible que no esté llegando a este municipio por causas que desconocemos y sin que medie explicación alguna», concluye la abuela.
Así como la casa interminable de Teresa, falta el yogur del nieto de Norma. Ya es bastante con las ausencias, y para colmo no hay explicación en ambos casos. Qué daño hace el mutismo de quienes siempre debían informar con transparencia al ciudadano…