Acuse de recibo
Honrar a La Demajagua, así titulamos la misiva de Danays Naranjo Blanco (calle Pity Fajardo, No. 50, Rpto. Oeste, Cauto Cristo, Granma), quien se dolía de las condiciones de vida en el sitio donde se iniciaran las luchas por la independencia de Cuba.
Narraba Danays que en el lugar no existía una sala de televisión, ni un merendero o una pequeña cafetería. Tampoco había otras instalaciones necesarias de comercio y gastronomía, ni de deportes. Y la opción para los lugareños era trasladarse hasta poblados como Calicito o Troya, con las consiguientes dificultades de transporte.
Sí reconocía la lectora —quien no reside allí, pero hablaba en nombre de su familia— que cuentan con un médico de la familia, una escuela y una pequeña bodega.
A propósito de esas preocupaciones, contestó Marjoris Blázquez Anache, presidenta de la Asamblea Municipal del Poder Popular (AMPP) en Manzanillo. Su carta está fechada el 24 de febrero de 2015, pero para el pasado corte de respuestas de Acuse, aún no había arribado a JR, por causas que desconocen tanto los remitentes como nosotros. Por tanto, fue reenviada por la especialista de Atención a la Población de la AMPP el 3 de agosto. Y hela aquí…
Admite la Presidenta que ciertamente el poblado no tiene transporte, ni sala de TV, ni cafetería y existen dificultades con el traslado de los productos. Pero en cuanto a las actividades deportivas y culturales sí se realizan mensualmente algunas por el Inder e, incluso, se han llevado cuatro proyectos culturales a la zona.
Existe una bodega, la No. 3340, donde se venden los productos de la canasta básica y algunos liberados. En el momento en que la Comisión designada por la AMPP la visitó contaba, además de los asignados, con los siguientes renglones: jabón de baño ($5.00), jabón de lavar ($6.00), ron ($57.00 y $60.00), sal fina ($5.00 el kilogramo), azúcar cruda ($6.00), orégano ($3.50 el paquetico), jabas de náilon ($1.00), brochas ($85.00 y $95.00), guantes de trabajo ($35.00), medias de niño ($30.00), encendedor de 40 ($5.00), peines ($6.00), pantalones de hombre ($150.00), estropajos ($10.00), cables eléctricos ($6.00 el metro), portaminas ($10.00), minas ($5.00) y juegos de pimpón ($30.00), apunta la dirigente.
«Al entrevistar al bodeguero, este explica que su mayor dificultad es con el traslado de los productos de Troya hasta La Demajagua, ya que la unidad básica no cuenta con transporte; que el año pasado le distribuían gaceñiga y paniqueque, pero este año no le han dado».
El tema del transporte para la mercancía, señala, es un planteamiento reiterado en rendiciones de cuenta del Poder Popular y ha sido una preocupación de la delegada. Este año, para contribuir a solucionarlo, se contrató el servicio de dos carretoneros para esta unidad básica.
Expresa la Presidenta de la AMPP que, según Roberto Área Palomino, director de la Empresa Municipal de Gastronomía, «en esta comunidad ciertamente no existe ninguna unidad y actualmente, por política del país, no se puede crear (…), ya que la indicación es que para este 2015, las unidades de gastronomía pasen a ser cooperativas». También indica el funcionario que corresponde al Consejo Popular en cuestión realizar un plan de ferias y darle cumplimiento; que para ello, incluso, tienen favorables potencialidades.
De transporte de pasajeros, informa la Presidenta, con datos suministrados por Ángel Velar Fernández, jefe del Departamento General de la Unidad Básica de Transporte del municipio, que desde antes del período especial no hay ruta de ómnibus para La Demajagua y que hoy el municipio tiene solamente de 15 a 20 ómnibus para cubrir las 23 rutas planificadas, por lo que es imposible resolver tal asunto.
«Respecto a la sala de TV, decir que en este Consejo Popular existían dos, ubicadas en Troya y Calicito, y estas, con el reordenamiento fueron cerradas. (…) En La Demajagua nunca existió sala de TV y hoy no es posible la creación de una», argumenta Marjoris Blázquez Anache.
Añade que se constató en la comunidad la presencia de profesores de Cultura Física, Deportes y Recreación, que conducen varias acciones mensualmente, y también la realización de actividades culturales dos o tres veces por mes en el Museo de La Demajagua.
Agradezco la respuesta y reconozco los esfuerzos que en esta o cualquier comunidad rural del país se desarrollan en pro del bienestar colectivo. Pero no puedo dejar de expresar que en sentido general el cuadro descrito me deja un sabor amargo: no hay cafetería y no se puede crear; no hay guagua y no se puede poner; no hay sala de TV y no se puede edificar (peor aún, las dos cercanas fueron cerradas); se listan una serie de productos bastante limitados y de los muchos otros que podrían necesitar los vecinos, no se menciona nada.
Entiendo que algunos de esos problemas sobrepasan al municipio, y para ellos debería este coordinar con la provincia y si es necesario con la nación. Pero en otras cuestiones, la alternativa ha de hallarse allí mismo, en la base.
¿Cuántas de estas dificultades podrían resolverse con la iniciativa particular o cooperativa, reguladas por el Estado y sus mecanismos legales?
Para que el país avance en las metas que se ha trazado en pos de acercar un horizonte próspero y sostenible debe prevalecer el «sí se puede» en la búsqueda de soluciones a los problemas de la gente.