Acuse de recibo
Heriberto Oria Borroto (Callejas 99, entre Castillo y Luz Caballero, Morón, Ciego de Ávila) narra en su carta que, debido a severas crisis en la columna vertebral de su esposa, ellos decidieron trasladarse a la capital, para mejorar esa dolencia.
Fue a las oficinas de reservación en el Buró de Cubanacán Viajes, del hotel Morón, y reservó para un hotel en La Habana, a partir del domingo 22 de febrero hasta el viernes 27 (cinco días). Posteriormente modificó su solicitud, para el período del 22 al 25. Y esta fue aprobada y confirmada el día 16. Pagó 132 CUC, y le dieron un recibo de Cubanacán, para ser entregado en la carpeta del hotel Saint John, en La Habana, donde serían alojados.
Después de viajar 500 kilómetros y el consiguiente cansancio, el domingo 22, a las 3:45 p.m., presentaron confiadamente el comprobante en la carpeta del Saint John. ¡Y no existía allí la reservación hecha a nombre de Heriberto!
Sin perder la ecuanimidad, pidieron orientación a la carpetera, y esta los lanzó para las oficinas de Cubanacán en los bajos del hotel Habana Libre. Y allí, refiere, «haciendo otro pase brillante, envían la pelota para las oficinas de Cubatur en el lobby del Habana Libre.
Se dirigieron al lugar bastante molestos y fueron atendidos por una empleada más accesible, quien les informó que el caso no era de la competencia de Cubatur, aparte de que en La Habana, a causa de la Feria del Libro, todos los hoteles estaban ocupados.
La empleada no los dejó abandonados. Sensibilizada con su situación, y después de una hora de llamadas e incertidumbre, con su esposa adolorida, logró que les autorizaran una habitación en el hotel Vedado.
«No todo fue indolencia, afirma, la joven empleada de Cubatur fue muy amable. Lamentamos no conocer su nombre, y nuevamente le damos las gracias».
Pero Heriberto cuestiona: «¿Es esta la imagen de Cubanacán Viajes? ¿Sucede esto frecuentemente? Y si sucede, ¿por qué un funcionario facultado no resuelve la situación sin que el afectado se entere siquiera, y en cambio es peloteado hasta el punto en que este, con un recibo de pago, sea quien tenga que moverse por distintos lugares en busca de una solución?
«¿Acaso las reservaciones pagadas previamente no están garantizadas con Cubanacán Viajes, y corremos el riesgo de pasar esos malos ratos? ¿Detrás de todo esto pudieran existir beneficios personales?
«A quien corresponda, puedo dar más detalles de lo ocurrido. Y a su vez exijo una respuesta, porque nuestro pueblo merece ser respetado. Pero también me gustaría que estos hechos la entidad Cubanacán Viajes los haya erradicado para siempre, para el bien de todos.
«Por último, con mayúsculas, entre comillas y con negritas: Todos los cubanos debemos sentirnos orgullosos del hospital Hermanos Ameijeiras. Allí fuimos recompensados por los malos momentos vividos con anterioridad aquella tarde de domingo».
Rafaela López (Calle 10 final, Entrada Paso Pata, Jesús Menéndez, Las Tunas) cuenta que su hermano, de 70 años, ha sido operado más de seis veces de los pies y tiene que usar calzado ortopédico.
Sin embargo, su hermano lleva más de cuatro años que no puede adquirir esos zapatos, siendo un paciente con graves dolencias y que apenas puede caminar sin ellos.
«Zapatos ortopédicos de mujer entran todos los años, refiere, ¿acaso con ese mismo material no pueden hacerlos para hombres? —pregunta Rafaela. Aunque nuestros colegas de Granma acaban de abordar las causas objetivas y subjetivas de la ausencia de este tipo de calzado, historias como la del hermano de Rafaela nos vuelven a recordar lo sensible del problema.