Acuse de recibo
Se trataba de alimento perdido, de trabajo duro desperdiciado. Y eso, ya lo sabemos, es casi un crimen. Bárbara Esquivel Vázquez (calle Ignacio Agramonte No. 2, San Miguel, Nuevitas) dio cuenta en esta sección el 15 de abril último de los sinsentidos que ella y otros productores de la unidad Las Flores, de la empresa agropecuaria Nuevitas Cultivos Varios Camalote, venían afrontando en la producción y acopio del plátano burro.
Narraba la remitente que desde septiembre de 2013 nada más les pedían la mitad de lo que podían producir, porque, según los especialistas de la empresa, Acopio de Nuevitas no tenían transporte para asumir toda la cosecha. Por esa razón, mucho plátano se maduraba en el campo y se perdía por completo.
No entendía Bárbara que tras el esfuerzo mayúsculo que significaba lograr cada quintal, se siguiera desperdiciando sudor, perdiendo ingresos y creando disgusto entre los trabajadores.
Y concluía la camagüeyana aclarando que el problema incluía a siete productores más y que había sido planteado varias veces en la zona, sin obtener respuesta satisfactoria.
Al respecto, contesta Ángel Reyes Vega, director general de la Empresa Acopio Camagüey. El directivo explica que se hicieron las investigaciones correspondientes y se comprobó que es cierto lo planteado por Bárbara en cuanto a que de septiembre de 2013 a enero de 2014 no le permitían entregar el total de su producción.
Esto se debió —indica el directivo— a cuestiones organizativas de la propia unidad empresarial de base (UEB) Las Flores, la que organizaba la cosecha de plátano en las otras fincas y a la de Bárbara y otros agricultores solo se les solicitaba parte de la producción.
Se pudo demostrar que la cosecha, según lo contratado y ratificado por la UEB de Acopio Nuevitas, se programaba en la segunda quincena de cada mes, por conveniencia de la UEB Las Flores, y se acopiaba regularmente lo convenido en la programación: 389 toneladas de plátano burro en el período comprendido de septiembre de 2013 a marzo de 2014. En algunas ocasiones no se recogió el día pactado y sí al siguiente, pero no se ocasionaron daños y perjuicios a la unidad Las Flores por la acción de Acopio.
Enfatiza el directivo que, según manifestó la propia productora, la máxima responsabilidad ante el problema es de la Dirección de la unidad Las Flores, y fundamentalmente del área de producción, encargada de programar el corte de lo que se produce para su posterior comercialización.
De cualquier forma, reconoce Reyes Vega, «no se realizó el ratificado y la programación de la cosecha con la calidad y seguimiento requerido», así como tampoco se denunciaron oportunamente las violaciones en la programación del corte, por el representante de Acopio que atiende la unidad.
«Por estas y otras irregularidades, la Dirección de la Empresa Agropecuaria Nuevitas adoptó la decisión del cambio de la Dirección de la UEB Las Flores. Asimismo, la Dirección de la UEB Acopio Nuevitas tomará la medida correspondiente con el comprador de esta unidad.
«Desde finales del mes de enero hasta la fecha (la carta señala el 17 de abril, pero se recibió en JR a inicios de junio) no ha ocurrido ninguna otra incidencia sobre el acopio de productos agropecuarios en esa unidad con la empresa Acopio Camagüey», concluye.
Agradezco la misiva. Solo apunto lo que en otras tantas ocasiones: se puede «cambiar» la dirección de Las Flores, pero si no se garantiza que la próxima y otros eslabones de la cadena empleen métodos y procedimientos distintos, que tengan fijador y apunten a la real eficiencia y su justa retribución, a la vuelta de muy poco tiempo podríamos estar oliendo de nuevo la desagradable «fragancia» de lo mal hecho.