Acuse de recibo
Coordinación. Esa era la piedra filosofal en torno a cuya ausencia giraba la carta que publicamos aquí el 7 de diciembre de 2013. Faltaba coordinación para prever, para ser eficiente, para brindar un servicio de calidad. ¿No les suenan familiares estos detalles?
Relataba el lector Carlos Altamirano Báez (calle 4ta., No. 211, Rpto. Marimón, Santiago de Cuba) que en la sala de rehabilitación del policlínico Armando García, ubicada en el reparto Terraza, los viernes a partir de las dos de la tarde se suspendían las atenciones a pacientes, pues los trabajadores de la campaña antivectorial comenzaban a fumigar la instalación.
Teniendo en cuenta que en dicha sala se brinda servicio a personas con dolencias muy fuertes, entre ellos la tía del remitente, el asunto tomaba ribetes preocupantes. Y enfatizaba el santiaguero que quienes tuviesen turno en el horario comprometido para la fumigación se veían entonces obligados a esperar al lunes.
Al lector le parecía bochornoso que el personal de la sala ofreciera disculpas y, sin más, terminara la jornada de trabajo. Y se cuestionaba cómo podría curarse alguien así.
A propósito, responde el Doctor Jorge Alberto Miranda Quintana, director provincial de Salud en tierra santiaguera. Lo primero que esclarece el galeno, para sorpresa general, es que el lector Carlos Altamirano Báez al parecer no existe.
La comisión investigativa creada al efecto indagó en la dirección brindada y entrecruzó datos por diversas vías. Nada. Pero de todas formas, como quiera que latía una queja, se le dio el cauce con el que procede el Sistema de Atención a la Población del Ministerio de Salud Pública.
«Se pudo corroborar, mediante inspección del modelo que se realiza por el programa de lucha antivectorial de tratamiento adulticida y el visto del Servicio de Rehabilitación, que se había fumigado en tres ocasiones los viernes en horario laboral, aunque no de manera consecutiva y sin afectar la prestación del servicio. Primero se evalúa el nivel de actividad y luego se coordina la fumigación, se espera 45 minutos y se reanudan posteriormente las actividades, elementos constatados en las entrevistas a pacientes y trabajadores de la entidad», apunta el directivo.
Luego del análisis correspondiente con los trabajadores del centro de salud, se decidió que la fumigación se realizará al culminar la jornada laboral, previa coordinación con el Departamento de Vectores del Área, para evitar cualquier molestia a los pacientes y acompañantes, precisa el Director.
Y añade: «Verificamos que los sábados el servicio de rehabilitación del policlínico Armando García labora en función de la gimnasia de escoliosis y atención a pacientes con enfermedades crónicas no transmisibles, así como en actividades de capacitación (…) una vez que concluye el tratamiento a pacientes citados, no correspondiéndose lo anterior con lo planteado por el promovente».
Aun cuando no se pudo identificar a quien envió la denuncia, la comisión califica la queja «con razón en parte», pues «aunque se constató que se fumigó en horario laboral, no se dejó de prestar servicio», concluye el directivo.
Agradezco la respuesta. Es muy sano el mecanismo según el cual se investiga cada caso, incluso cuando quien lo promueva se esconda tras una falsa identidad o dirección. Y al supuesto o real Carlos Altamirano Báez, por si ahora lee estas líneas, le reiteramos lo que tantas veces hemos dicho: Acuse es un espacio que apuesta por el diálogo franco, sin máscaras.
No ignoramos que algunos climas institucionales han condicionado la existencia de estas cartas sin rostro, pero en el país que queremos, el que se está construyendo con cada buena acción, paso a paso, se debe algún día desterrar estas estratagemas poco honestas. Dar la cara, el reflejo del alma: esa ha de ser la meta.