Acuse de recibo
Era la crónica de un desatino. La misiva del matancero Yudier Gutiérrez Martínez (calle San José No. 406, entre Obispo y Princesa, Cárdenas), publicada aquí el 3 de mayo último, daba cuenta de las situaciones que rebasan la carencia material para ubicarse en las ineficiencias de métodos y procedimientos.
Contaba Yudier que al comprar un televisor ATEC-HAIER de 29 pulgadas, en su zona de residencia, le informaron que en caso de rotura, el único lugar del municipio donde se le podía arreglar era el taller de Copextel ubicado en Céspedes esquina a Princesa.
«Unos días» antes de escribirnos se rompió el equipo. Y al asistir al mencionado taller, le comunicaron al cliente que no podían arreglárselo porque existían las piezas necesarias para ello, pero no había un listado oficial de precios de estas.
Acá nos hacíamos la misma pregunta, que seguro retumbó en la cabeza del lector: ¿cómo es que se tiene la pieza, lo que requiere dinero duro y puro, y la lista de precios, que depende más de un cálculo burocrático, no aparece?
Al respecto llega la carta de Rubén Ruiz Capote, presidente de la Comisión de Protección al Consumidor de la empresa Copextel. Relata Rubén que, entre las acciones investigativas acometidas en torno al caso, se visitó a Yudier para esclarecer lo sucedido.
El cliente «expresó que lo ocurrido fue cercano al mes de septiembre de 2013 (no recuerda la fecha exacta). Es cierto que en esos momentos se estaba confeccionando el listado de tarifas técnico-productivas, aplicable al servicio a la población para equipos electrodomésticos, a partir de contar ya en el país, desde finales de agosto de 2013, con las piezas necesarias para brindar este tipo de servicios», refiere el directivo.
Y añade que fue inadecuada la respuesta brindada al remitente por el trabajador de Copextel, pues no supo orientar al cliente ni facilitar la solución del problema. Dicho empleado —apunta— ya no se encuentra laborando en la entidad.
«Las tarifas de precios correspondientes a los servicios a la población (...) quedaron conformadas el 16 de septiembre de 2013, bajo la Resolución 183/2013, del Presidente de Copextel, vigente actualmente. Como se puede apreciar, la situación planteada por Yudier quedó resuelta en el propio mes de septiembre con la publicación del tarifario, por lo que en mayo de 2014, cuando se hace pública la queja, no existía la problemática que dio origen a la misma», señala.
Agradezco la respuesta. Las cientos de misivas que llegan mensualmente a esta columna nos impiden tener una actualización total al momento de publicarlas, pero como regla inviolable jamás reproducimos una carta que tenga más de tres meses en nuestro poder (de hecho, su carta fue recibida en la Redacción y asentada en nuestros registros el 14 de marzo de 2014). Mirado así, al parecer hubo una incongruencia en la apreciación de la fecha por parte del lector.
En cualquier momento posterior a septiembre que nos escribiera Yudier, siempre habría sido lo suficientemente lejano —visto desde el 3 de mayo— como para considerar que «hacía unos días» del suceso.
La claridad es premisa indispensable de este espacio. Como dice Benedetti en uno de sus memorables poemas: «no nos vendamos simulacros». De cualquier forma, es muy loable la postura autocrítica de la empresa, pues nada justifica que, teniendo las piezas en la mano, las personas tengan que virar para sus casas porque aún no están los precios.
Los absurdos de la cotidianidad no se borrarán de un plumazo. Se necesita bastante lucidez de muchos, toneladas de honestidad compartida y ganas de buscarse problemas para cambiar algo. Ahí estaremos.