Acuse de recibo
Sus diez centavos CUC, la fórmula que empleó para no dejar de pagar el transporte aquel día en que no contaba con menudo en moneda nacional, le salieron más que caros a la capitalina Yamilé Fajardo.
La residente en el edificio D-49, Apto. 10, Zona 8 de Alamar, en La Habana del Este, tomó el P-4 (No. 440, chapa 466) en la parada de la tienda Yumurí (en la capital) con destino a la Terminal de Trenes. Y al tratar de cumplir su deber ciudadano con la monedita, y reclamar algo de vuelto, pues debía seguir tomando guaguas en esa jornada, no recibió más que improperios por parte del conductor.
Este podría haberle explicado, amablemente, que no podía aceptar la divisa y que era responsabilidad de la pasajera poseer menudo; pero optó por la vía más fácil: aceptó el dinero y cuando la pasajera reclamó el vuelto, le lanzó ofensas.
Al respecto contesta Juan Julián Caballero Martínez, director provincial de Transporte. Informa el funcionario que tras el proceso investigativo correspondiente se comprobó que «el chofer Fidel Raola García no mantuvo la conducta adecuada en su puesto de trabajo, e incumplió el reglamento disciplinario. Por lo expuesto anteriormente se le aplicó la medida disciplinaria de suspensión del vínculo laboral por 30 días».
Anexa a la respuesta a JR, envía el directivo la que se hizo llegar a la pasajera, firmada por esta como expresión de su conformidad. Al menos Yamilé recibió «el vuelto» de un análisis responsable de su caso.
Agradecemos la contestación, pero repetimos lo que ya enunciamos al publicar la queja el 25 de abril: más allá del hecho puntual, en algún momento y cuando las condiciones lo permitan, será saludable evaluar otras formas de pago del transporte público que sean más eficientes a los efectos de hacer cumplir el deber y el derecho ciudadanos.
Santos Joabdel Acosta Pérez (Calle 14 No. 608 altos, e/ Milagros y Lindero, Lawton, Diez de Octubre, La Habana) no entendió nada. En el paradero de ómnibus de su localidad hacía algún tiempo habían tenido la buena idea de publicar las diversas rutas y horarios para todo el día.
Y él, en la mañana del 13 de mayo último, se había dirigido a la entidad, con el fin de actualizarse sobre los últimos cambios al respecto; por ejemplo, las nuevas rutas que comenzaban a funcionar. Ah, pero el fijador de un buen servicio en ciertos casos no suele durar mucho y si el tino colocó el listado de salidas y arribos con detalles, el desatino había retirado la pancarta.
Al preguntar al respecto, las compañeras de seguridad y protección que se encontraban allí le explicaron que quien había tenido la feliz idea ya no estaba en el centro. Y le recomendaron la alternativa de llamar por teléfono cuando requiriera alguna información. Santos Joabdel, que por experiencia propia sabía lo engorroso de comunicarse telefónicamente con la dependencia, salió bastante turbado ante el absurdo.
Hoy publicamos la respuesta de Ángel Luis Fonseca Zamora, director general de la Empresa de Ómnibus Urbanos de Ciudad de La Habana (EOUCH) sobre este caso. Explica Ángel Luis que el razonamiento del remitente tiene validez, pues la información requerida es muy necesaria para la población.
«El listado fue retirado porque la Terminal sufrió varios cambios: hubo una nueva firma (la misiva no explica qué es), se crearon nuevas rutas y, por ende, nuevos itinerarios. Ya se elaboró el documento completo, con todas las salidas según las nuevas modificaciones y se colocó en un lugar visible», apunta el directivo.
Y añade que la demora en la actualización respondió a las transformaciones en el Departamento de Tráfico, el cual es dirigido ahora por un compañero nuevo. Santos Joabdel firmó su conformidad con la respuesta.
Nosotros también la agradecemos. Ojalá casos como este, que apareció en Acuse el 29 de mayo pasado, sirvan para ilustrar que un individuo con cierta responsabilidad no es una institución; en tanto su presencia no debe determinar que se brinde o no un servicio eficiente.