Acuse de recibo
Hay historias que son relatos del absurdo, y niegan toda lógica. Ante ellas, uno se siente juguete del destino y cosificado, como aquel personaje del escritor Franz Kafka, Gregorio Samsa, que terminó metamorfoseado en cucaracha.
Serafina de la Caridad Vélez (Calle 53 No. 3139, apto. 2, Micro 70, Nueva Gerona, Isla de la Juventud) cuenta que el 10 de abril de 1996 solicitó los servicios del Bufete Colectivo de su municipio, para gestionar que en su acta de inscripción, Tomo 42, Folio 192 del Registro Civil de Plaza de la Revolución, Ciudad de La Habana, se consignara como verdadero nombre de su madre el de Silvestra Abreu, que es como consta en la inscripción de esta última.
El 23 de julio de 1996 se efectuó la Vista Pública en el Tribunal de la Isla de la Juventud, y se expidió la sentencia 355, que declara con lugar la demanda establecida. Pero en el 2000 Serafina solicitó una certificación de nacimiento, y constató que seguía el error en el nombre de su mamá. Fue al Bufete Colectivo, y allí le indicaron que debía dirigirse al Tribunal Municipal. En este, ella esgrimió copia del documento. Y le mostraron la documentación del envío al tribunal capitalino: Aparecía la constancia de que había sido recibido allá, con fecha 21 de noviembre de 1996, y cuño del Registro Civil de Plaza.
El 31 de mayo de 2002 Serafina solicitó otra certificación de nacimiento. Y aún salía erróneo el nombre de su mamá. Volvió al Tribunal, y entregó de nuevo una fotocopia del documento…
En el 2005 Serafina necesitó otra certificación, y todavía estaba el error. La del Registro Civil le dijo que fuera personalmente al Registro Civil de Plaza, con copia de la sentencia. Eso hizo en junio de 2006, para terminar de raíz con el problema. En el Registro de Plaza buscaron y allí nunca llegó la documentación del Tribunal. La directora le explicó que esos trámites no puede hacerlos el solicitante, sino por medio de un miembro del Tribunal, autorizado.
En Nueva Gerona, Serafina volvió al Tribunal, y la citaron para obtener toda la documentación nuevamente y enviarla al homólogo de Plaza. Se hicieron llamadas telefónicas a este último, con la confirmación de que ¡al fin! los papeles ya estaban en su poder. «Pensé que ya estaba llegando al final de esta pesadilla», rememora Serafina. Decidió esperar un tiempo, para retornar al Tribunal de Nueva Gerona en abril de 2007. ¿Y qué pasó? Pues esta vez habían reenviado los documentos porque, según ellos, faltaba la fecha de firmeza de la sentencia, y los datos del matrimonio.
El 13 de octubre de 2008, en el Tribunal de Nueva Gerona le informaron que en La Habana habían dado acuse de recibo de la recepción de los papeles. El 27 de ese mes Serafina solicitó una inscripción de nacimiento en el Registro Civil. Y al siguiente día le comunicaron que en las gestiones sobre la inscripción en el Registro de Plaza, no había anotación que dijera nada de subsanación de error.
Serafina lo informó en el Tribunal de Nueva Gerona, y solicitó que le mostraran quién recibió el documento en Plaza y la fecha. Le dijeron que volviera el miércoles de la semana posterior. Ese día le mostraron que el 22 de julio de 2008 fue enviado el documento y lo recibió el Registro de Plaza, con firma y cuño, el 27 de agosto de 2008.
Serafina viajó a La Habana, y en el Registro Civil de Plaza le expidieron el 29 de abril de 2010 una certificación de nacimiento con el mismo error.
El 18 de mayo de 2010 ella visitó el Registro Civil de Nueva Gerona, y desde allí llamaron al de Plaza. ¿Cuál fue la respuesta de la registradora?: Allí no había llegado ningún documento de subsanación de error. Y solicitó que le enviaran nuevamente todo…
Pobre Serafina… Fue al Tribunal de Nueva Gerona, para que se reenviara toda la documentación a Ciudad de La Habana; y le dijeron que volviera el 19 de mayo a ver a la presidenta de la Sala, que es quien autoriza el envío.
«Todos estos años me han traído demoras en trámites legales que necesito realizar, y dinero perdido, afirma la señora. Después de 14 años, qué más debo esperar? ¿Alguna de estas entidades tendrá algún procedimiento para protegerme?».
Se dice y no se cree. El error de 14 años es más que de un nombre. ¿Quién despeja tantas incógnitas?