Acuse de recibo
Con los grifos de su casa resecos, Esteban Navarro no pudo celebrar el pasado 22 de marzo el Día Mundial del Agua. Hace más de dos años que Acueducto y Alcantarillado en la ciudad de Camagüey, mientras hacía las instalaciones para proporcionarle agua a la cafetería la Perla de Cuba, se la arrebató a su casa, sita en Martí No. 109 A, entre Independencia y San Pablo. Lo triste de todo es que Esteban, un anciano de 70 años, vive con su mamá, de 95.
El lector, quien asegura que antes tenía el agua en la puerta de la casa, recuerda ese día con claridad: «Cuando salí por la mañana, estaban instalando las conexiones; pero cuando regresé por la tarde, ya lo habían cementado todo. Les instalaron tuberías a las viviendas de ambos lados de la nuestra, y a nosotros nos dejaron sin ellas».
La primera vez que Esteban denunció el problema, fue una comisión a visitarle, y le aseguraron que todo se resolvería.
Esteban lo ha denunciado en dos ocasiones en el popular programa Meridiano, de Radio Cadena Agramonte, mas parece que el surtidor de las soluciones está seco también. Hace poco más de dos meses, el afectado fue a ver al Director municipal de Acueducto, y este lo encomendó a otro funcionario, quien le llenó un modelo. Pero todo ha quedado en el papel.
«Mi mamá tiene mucha necesidad de agua», clama Esteban, ya ni siquiera pensando que él la merece también, como cualquier ser humano… «No podemos estar comprando agua todos los días», enfatiza, y uno imagina cómo se afilan los dientes los oportunistas mercaderes de cualquier tragedia, cuando quien debe ofrecer el servicio hace mutis por el foro.
Ya desde aquella aciaga mañana en que le dejaron sin agua, afirma Esteban, Acueducto ha tenido tres directores, y él permanece con los grifos resecos de soluciones.
El pasado 24 de enero, reflejé aquí la denuncia de Frank Pacheco (Edificio 1303, calle 35, entre Colón y 24, Plaza de la Revolución, Ciudad de La Habana): a solo tres metros de su edificio hay una fábrica de granito que contamina la comunidad: Los vecinos viven hace años respirando el polvo del cemento desprendido, la arena y las piedras. El ruido de los equipos no es menos molesto…
Al respecto, responde Yanet Noda, vicedirectora provincial de Salud en Ciudad de La Habana, quien reconoce que, de acuerdo con diligencias de inspección sanitaria realizadas por la Dirección Provincial de Higiene y Epidemiología y el policlínico 19 de Abril, allí se genera polvo durante el proceso productivo.
Precisa que la citada fábrica data de hace más de 40 años, y entonces en sus alrededores no había la urbanización existente hoy. (Con ello corrobora que, posteriormente, se fue autorizando la urbanización por las autoridades encargadas de la planificación física; o se levantaron esas viviendas indisciplinadamente, sin la venia de aquellas).
Significa la vicedirectora que se han adoptado de conjunto con la administración de la industria un grupo de medidas para evitar la afectación, en cuanto a la manipulación de los materiales, el rociado de agua en las áreas interiores, el apagado de los equipos de carga y descarga (camiones) durante el proceso, y la exigencia del uso de los medios de protección por parte de los trabajadores de la industria.
Agrega que se visitó a Frank en su hogar, y este expresó su agradecimiento por la información y atención recibidas, y las medidas adoptadas para minimizar los daños a la salud humana.
Agradezco la respuesta de la Licenciada Yanet Noda, aun cuando, evidentemente, las posibilidades de solución llegan hasta el límite de «minimizar los daños», como consecuencia de un fenómeno de urbanización incontrolado. A todas estas, brilla por su ausencia la respuesta del encartado mayor en este asunto: la empresa correspondiente del Ministerio de la Construcción, a la cual pertenece la fábrica.