Acuse de recibo
Para quienes se asoman a las realidades desde lejos, por estadísticas y balances globales, algunas historias vertidas aquí pueden parecer cominerías, bagatelas de gente obsesiva y fastidiosa. Pero el drama de un solo ser humano, por pequeño que parezca, ensombrece la complacencia y eso que llaman la satisfacción por lo alcanzado.
Es bueno, por eso, que las entidades vayan con lupa a desentrañar esas historias para luego buscar soluciones, como usualmente lo hace el Instituto Nacional de Seguridad Social (INASS), con tan sensibles asuntos que le tocan por derecho y por deber.
Dania Hernández Corrales, especialista de Atención a la Población de la filial del INASS en Ciudad de La Habana, responde hoy la queja de la anciana Dania Reyes, reflejada aquí el pasado 14 de octubre.
Dania, una jubilada de 74 años con mil achaques, apuntaba en su misiva a algo que tiene que ver con eso que suele llamarse «la cultura del detalle», tan agradecida por los de la tercera edad, y tan distante perdida en muchos sitios.
La señora cuestionaba el hecho de que cada vez le alejan más el sitio para recoger la chequera de pensionada. «Con el alma en los pies», confiesa, llegó esta última vez a pie, a buscar la garantía del sustento, en 24 y 15, Vedado. Y ella reside en 15 y 13. Eran las 12 y 15 p.m., y resulta que laboraban hasta las 12 del día.
En un país que envejece vertiginosamente, desde el punto de vista demográfico, la queja de un anciano debe preocuparnos y ocuparnos cada vez más.
Así, responde Dania que se visitó a la anciana en su propio domicilio. Ya de por sí eso se agradece. Y se le explicaron los pormenores del traslado al actual local, por falta de condiciones mínimas del anterior.
En cuanto a la imposibilidad de atención a la señora en ese horario, precisa que fue esclarecido el asunto con las gestoras responsables del Punto, quienes no reconocieron no haber atendido a la jubilada, alegando que el horario con el público es hasta las 12 y 30 p.m., horario que, según ellas, nunca violan.
Pero el INASS sí considera que esas gestoras transgredieron lo establecido, pues la jornada de atención comienza a las 8 y 30 a.m. y concluye a la 1:00 p.m. El otro elemento violatorio es que al siguiente día le dieron la chequera al hijo de la anciana. Y lo establecido es que esa entrega es personal. En el caso de incapacidad del titular, se realiza entonces a domicilio.
«Este tema —subraya Dania— será analizado en el colectivo de trabajadores del INASS de Plaza de la Revolución, en aras de que hechos como este no vuelvan a repetirse, y serán tomadas las medidas que en su lugar correspondan».
¿Quién le pone el cascabel al puerco?El pasado 1ro. de octubre esta columna reflejó la protesta de Carmen Álvarez, vecina de calle 204 número 1306, entre 13 y 15, en el capitalino municipio de Playa: su casa colinda con dos residencias donde se crían cerdos permanentemente en cochiqueras limítrofes con su cerca. En plena zona urbana.
Carmen y otros vecinos hicieron denuncias a Higiene y Epidemiología y se presentó un inspector, pero el hediondo cerco continuaba. «¿Quién hace cumplir la ley?», cuestionaba Carmen.
A propósito, responde Orlando Acosta Virreyes, delegado provincial de la Agricultura en Ciudad de la Habana, quien aclara que el Ministerio de la Agricultura no tiene amparo legal para la aplicación del Decreto 272, que contempla sanciones para quien tenga animales que de una forma u otra alteren la convivencia de la comunidad.
Precisa Acosta que las autoridades facultadas para la aplicación de esas medidas son Salud Pública y Comunales, por lo cual han comunicado tal situación a las direcciones municipales de dichos organismos, para que analicen y actúen según corresponda.
Agradezco la aclaración de la Agricultura, mucho más cuando no es la responsable en este caso. La pregunta de Carmen, «¿Quién hace cumplir la ley?», ya conduce al sitio exacto. Solo queda que de allí llegue la respuesta.